Para acabar con Eddy Bellegueule procede de la novela homónima de Édouard Louis, y retrataba la realidad de la infancia y adolescencia de su autor. Al publicarse supuso un revuelo en el mundo literario de Francia debido a su crudeza.
Édouard Louis y Eddy Bellegueule son la misma persona y no lo son. Para acabar con Eddy es la historia de una transformación, la del niño peculiar que tiene que sobrevivir en el entorno de violencia, machismo, pobreza, homofobia y alcoholismo en el que tiene la mala suerte de nacer. El niño sensible e inquieto que debe ocultar su verdadero yo para intentar ser aceptado. El adolescente que se desvive por parecer un hombre de verdad para esquivar así el destino de abusos y humillaciones al que parece condenado. Pero es Édouard quien, con una honestidad descarnada y luminosa, nos cuenta la historia de Eddy, de su sufrimiento y de su liberación cuando por fin consigue huir de ese entorno opresor. Porque el final de Eddy Bellegueule es el principio de Édouard Louis, uno de los escritores más brillantes de su generación. Carlos Aladro, director del Teatro de la Abadía, estrenar este título lo considera un regalo por poder colaborar con la Lajoven. Era un proyecto de varias capas y soñado por Gerardo Vera, y que al nombrar director a Carlos, Gerardo le dijo: «Quiero volver a la Abadía». Esto hace que tenga un contenido emocional en todos nosotros. Han pasado muchas cosas por en medio, pero finalmente estamos aquí. Estamos emocionados también de tener a Lajoven, que, desde hacen años, hacen un trabajo indispensable como es crear un puente con la juventud y hacer que el teatro sea un espacio abierto y desde este lugar, expresado por alguien como «un teatro elitista para todos los públicos en el sentido de hacer obras de arte sin complejos y contárselas a los nuevos espectadores.» Otro ingrediente es poder hacer una campaña escolar y muchísima gente joven venga a la Abadía a hablar también de eso tan complicado como es que la diversidad es mucho más normal que otras cosas. NO UN TEATRO PARA LOS JÓEVES David R. Peraldo, junto a José Luis Arellano, fundador del proyecto Lajoven, recuerda que desde hace tiempo ya deseaban venir a la Abadía con Lajoven son esta obra que Gerardo quería dirigir. Destaca la labor que han emprendida como es hacer teatro para todos los jóvenes y de calidad, reconociendo que no existe «ninguna fórmula secreta». Deja claro que la misión de Lajoven
no es hacer un teatro para los jóvenes, sino un teatro con los jóvenes. Generar empleo para los jóvenes artistas, técnicos, gestores y que trabaja en con artistas, técnicos y gestores de largo recorrido, y así combinar generaciones de veinteañeros con gente treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta… y trabajar al máximo Para llevar a cabo este proyecto se ha trabajado con la Fundación Daniel y Nina Carasso, con el Instituto Francés, con la Abadía… Intentamos hacer cuantos más puentes y trabajar en red de la manera más eficaz. Para acabar con Eddy Bellegueule es muy importante por los temas principales que mueve. Son temas que los profesores están trabajando ya en la aulas de Bachillerato, para los chavales que van a venir por la mañana. Temas muy importantes como la pobreza, la importancia al acceso de la educación, la educación como ascensor social, la necesidad de entenderse con los demás, la necesidad de ser aceptado por los demás y uno mismo, desde la diferencia. Son temas super-importantes en la educación en valores.
Al tener que dilucidar estos temas David declara que es muy clara la posición política de Édouard. Es muy crítico con una izquierda que no ha sabido darle voz a unas clases obreras con dificultades para tener un acceso eficaz al sistema educativo. En la obra se habla del » como el bisabuelo trabajó en la fábrica; el abuelo trabajó en la fábrica el padre, el hermano, también…Yo voy a trabajar en la fábrica». Como el hermano y la hermana tuvieron que dejar de estudiar, Édouard, en sus entrevistas, habla de las simpatías de su madre por Marina Le Pen; habla también como el 50% de Alaincourt vota Le Pen…porque la única que les cuidaba y les daba voz era el entorno de la extrema derecha. Todas estas reflexiones las hace Édouard y sobrevuelan en la función. David subraya una frase que Eddy dice en la función y es gratificante para David y su equipo por la relación de una misma misión: «El Instituto me salvó». El sistema educativo me salvó escuchando a los profesores hablando de la igualdad, de la libertad, de lo que llamaban la orientación sexual. Édouard hace muchas reflexiones del acceso libre y directo al sistema educativo y la educación y cultura como ascenso social. EL DOLOROSO CAMINO DE UN NIÑO Para acabar con Eddy Bellegueule en opinión del escritor, dramaturgo y traductor José Luis Collado
Parecía sacada de otro siglo y de una sociedad aparentemente incompatible con el famoso lema: Liberté, Égalité, Fraternité. Convertir esa novela, un vómito desesperado, un desnudo integral sin ningún pudor, el doloroso camino de un niño en busca del hombre que será; trasladar esa historia a un escenario, adaptar un relato íntimo en primera persona a una puesta en escena con actores, me parecía un reto imposible. Hasta que leí la versión inglesa de Pamela Carter, uno de los textos teatrales más peculiares, creativos y brillantemente resueltos que jamás hayan caído en mis manos. José Luis Collado destaca de la versión de Pamela Carter el trabajo teatral: Desde la desinhibida metateatralidad hasta la ruptura de la cuarta pared, desde el nada gratuito uso de pantallas hasta la descarnada fidelidad al lenguaje original. Un trabajo magnífico al que espero haber hecho justicia en mi traducción, con la que he sufrido y disfrutado y en la que he intentado volcar todo mi respeto y admiración hacia el autor de la novela y la responsable de su adaptación teatral. LA DIRECCIÓN José Luis Arellano, discípulo de Gerardo Vera, se ha encargado de la dirección sin olvidar las notas escritas de Gerardo. En la dirección de escena ha preferido dar la palabra a los dos actores, puesto que Édouard con 18 años narró su vida – la publicó con 21 años – y su acontecer y con eso me quedé. Quiero dar las gracias a Carlos por haber invadido durante dos semanas la Abadía. Ha sido una invasión muy feliz, en la que nos han tratado muy bien. Era un momento deseado por mí y por Lajoven de estar aquí. También estoy muy feliz porque esta era la casa de Gerardo, al que consideré siempre mi maestro y he tenido varios. Con Gerardo he pasado muchísimas mañanas, tardes y días tomando café y hablando de todo y hablando de este Eddy que él soñaba hacer. Sé que le preocupaba no solamente el teatro sino la sociedad. Sabía de política y era un muy certero con sus juicios sobre lo que estaba ocurriendo. Le preocupaba el tema de la cultura y la educación como algo importante para poder prevenir ciertos comportamientos. Cuando leyó este texto le impactó mucho el devenir de este chico, no sé si es porque tuvo un devenir similar, pero sobre todo le impactó mucho la relación con la Édouard tuvo con su padre. Creo que es una relación que él tenía también con el suyo e intentó transmitir en un monólogo que escribió Gerardo, Oceanía sobre su relación familiar, y que vamos a hacer en el futuro. A mí, que me considero como su hijo, también he estado debatiéndome en mi relación personal con él en esta historia. Desde aquí quiero agradecerle este regalo que era suyo.
«TENGO QUE METER UNA ESCENA José Luis precisa que la obra no va exclusivamente sobre la homosexualidad sino que va sobre lo diferente.
Èdouard se convierte en víctima, pero también en verdugo. Esto lo hace muy bien Pamela al dar a los actores los diversos papeles y también el de los chicos que le hacen «Bullying». Como nos pasa a todos nos convertimos en víctimas y verdugos. Gerardo en los últimos momentos de su vida, viendo que le quedaba poco de vida, hablaba mucho sobre la familia. Es lo propio, volver a tu vida familiar. Como intuición mía, creo que una de las cosas que más le pulsó para elegir este texto es la relación que tenía con su padre. De hecho hay en la novela y en la función una escena muy bonita y muy bien escrita, en la que Èdouard se encuentra con el padre en un hospital. Es una escena que Gerardo ha reproducido mucho en sus puestas en escena y, en concreto en los Sueños de Quevedo (CLICK) en un Hospital. Incluso cuando planteó El idiota me decía «tengo que meter una escena de un padre en el hospital», y yo le decía «es que no sé si cabe». En esta función encontró un primer canal para contar sus relaciones familiares. Ese pulso tiene que ver también con lo político, porque hemos visto que tras la pandemia hemos vuelto a la familia como algo importante. También se ve en las notas que Gerardo ha dejado, que su padre que era un cargo de la Falange, y esta reflexión que hace entre la aceptación y la complejidad de acercarse a su padre es una reflexión que Édouard hace en esta función. LA VERSIÓN TEATRAL MÁS ALLÁ La versión teatral de Pamela Carter no es la traslación literal de la novela, aclara José Luis Arellano
Al estar en el teatro lo que hace es que en vez de colocar una voz literaria, coloca una voz teatral que son los dos actores que nos informan de que van a interpretar a todos los personajes de la novela. Nosotros lo hemos revisitado, porque nuestras circunstancias son distintas, pero hemos acogido esa idea sobre la voz teatral. Lo que queda de Gerardo en este montaje son algunas indicaciones vertidas en sus notas, pero José Luis deja claro que seguir la línea de Gerardo era imposible. Era enorme. Tenía otra temperatura. La línea básicamente fue la versión de Collado que tramó junto a Gerardo. Yo, desde mi conocimiento de Vera y como amigo y como persona que he estado bastante cerca de su proceso creativo en estos últimos años, me coloqué no en su temperatura, pero sí en asumir su equipo, que también es el mío. Lo que sí sé es que a Gerardo le interesaba mucho darla palabra a los actores y eso lo he intentado. Ellos la han cogido y la han hecho protagonista. Están maravillosos. Por un vez en mi vida muchas de las decisiones sobre el escenario son de ellos, y considero que son más interesantes que las que había pensado yo e incluso Gerardo. Es trasladar lo que hizo Eddy con sus 18 años al escribir la novela. Hablaba de sí mismo. Estos jóvenes actores están mucho más cercanos a esa realidad juvenil. JULIO MONTAÑANA HIDALGO y RAÚL HIDALGO Julio Montañana Hidalgo y Raúl Pulido son los dos jóvenes intérpretes, los cuales agradecen el poder actuar en la Abadía, y durante todo el tiempo de ensayos estaban expectantes por ver, según Raúl cómo
podrían reaccionar los chavales y el diálogo que se genera raíz de las cuestiones que se plantean en la función y ver si no estamos tan lejanos del discurso y ver qué cuestiones surgen desde el aula para con la producción. Raúl es consciente de la responsabilidad al darles a ellos parte de la decisión en la puesta en escena y confirma que esto ha sido muy lúdico para nosotros y nos hemos sentido con mucha libertad para poder proponer por la cercanía que tenemos con Édouard, tiene un año más que yo, en el momento de elegir músicas o con los elementos que teníamos poder proponer, desde el juego y la amistad que tenemos Julio y yo, que aunque no nos conocíamos de nada nos hemos encontrado en este proceso. Se ha generado una amistad muy bonita entre los dos para crear, proponer y jugar, siempre con directrices de José Luis, conteniéndonos cuando nos pasábamos. Esta parte lúdica de crear todo en el momento de la función respondía a la consigna «Os damos notas pero es vuestro y haced lo que queráis. Sobre todo contar la historia jugando y desde vosotros». Julio Montañana recuerda una entrevista en que les preguntaban si no sentían especial responsabilidad al contar esta historia.
La libertad está, muy presente en la función. Ya solamente con el principio en el que ponemos la música que queremos: tenemos una «burra» (perchero) con mucha ropa y, quizá no usemos mucha de esa ropa, pero tenemos la libertad y opción de hacerlo algún día o hacer algo en las transiciones. Esa libertad seguirá. Ese sentimiento de jugar está muy presente. Julio subraya que la función aparece en un momento oportuno dentro de nuestra sociedad. Estamos en una situación en que parece que la sociedad está más loca de lo que ya estamos. De repente aparece esta función en un momento en que han ocurrido estas cosas en el colectivo LGTBIQ+ y que podamos contarlo a gente joven creo que va a ser algo nuevo y hace que ellos se den cuenta, que ya mucha gente sedan cuenta, pero con esto se puede generar un espacio para poder seguir contando y diciendo «están pasando cosas».
UN PERSONAJE A DÚO Una de las sorpresas es que el personaje viene interpretado indistintamente entre Raúl y Julio. El origen es un monólogo dividido en dos para contar la historia. Julio precisa que en muchos momentos está más presente la «peripecia teatral«, como la llama José Luis, cambiándonos Eddy, pero no solamente hacemos este personaje sino también a la madre, el padre, los hermanos y muchos más. Ese trasvase hace que los dos estemos conectados. Nos decimos algo, pero también nos contestamos. Otras veces hacemos a Eddy al mismo tiempo. Es un juego.
FUNCIÓN PRECIO
Título: Para acabar con Eddy Bellegueule (En finir avec Eddy Bellegueule)
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