Dos hombres, Juan y Luís, empleados de una empresa de recambios y reparaciones de calderas, se encuentran cada mediodía para comer. Una noche organizan una cena con sus respectivas compañeras. A partir de entonces, la relación entre ambos cambiará. Una propuesta de lo más inocente (o no) de Juan provocará un incendio cuyas imprevisibles consecuencias harán peligrar la apacible vida de hombres de familia de la que disfrutan.
AGUSTÍN JIMÉNEZ Y CARLOS CHAMORRO
Agustín Jiménez (Juan) y Carlos Chamarro (Luis) interpretan a estos dos empleados de una empresa de recambios. Su entrada en este proyecto es en palabras de Carlos como se suele decir «con los pies por delante» y a través de Ignasi Vidal y Nadia Octubre Producciones. En mi caso me llaman por teléfono. Me proponen el proyecto y dicen «¿No querrás trabajar con Agustín Jiménez?»«¿No puede haber otro…y tal» Al final, no tenía dinero, mi mujer me ha dejado…, «¡Ah!, pues lo voy a hacerlo» (risas) Agustín Jiménez: Es así, me llaman por teléfono. Es cierto lo que dice. Como hemos trabajado tantos años juntos, no como dúo, sino que simplemente hemos coincidido… Carlos Chamarro: Al final nos harán dúo. A lo tonto, a lo tonto… AJ.- No… CCH. – Al final no quieres juntarte.. AJ.- No es que no quiera juntarme, pero luego terminamos haciendo una película graciosa del oeste. Eso pasa siempre. Eso pasa, estudiarlo. Todo dúo cómico tiene que hacer peli del oeste graciosa: Abbott y Costello en el oeste, CCH.- Luson y Codeso… AJ.- Vente a ligar al oeste… (risas) Bueno, entramos en el proyecto porque no había más tontos. En esa llamada telefónica Ignasi Vidal les pide que lean el texto y decidan. CCH.- Se lee de un tirón y te das cuenta de que lo ha escrito un actor como Ramón Madaula. Ves que entiende a los actores y desde ahí, ha generado un texto que entra fácil. No hay que cambiar nada, no hay que añadir nada, ni hacerte nada tuyo porque está muy bien solucionado. AJ.- Tiene razón, en cuanto que un autor -actor siempre nos deja un hueco para el trabajo actoral. E verdad que se lee enseguida y requiere un lenguaje cotidiano, un naturalismo, que es complicado, porque tendemos al artificio y a lo histriónico. Está bien escrito y es muy interesante para un actor escucharlo y verlo en teatro y también para el oído del espectador. Es poder asomarse a una conversación en un bar, a la que, normalmente, debes estar pegando la oreja. En este caso el morbo está en que puedes. Los diálogos están escritos casi a contrapunto. CCH.- Es muy ingeniosa sacara conversaciones cotidianas y darle un punto de… AJ.- …de épica a dos operarios… CCH.- …¡cómo se puede complicar una conversación tan banal! de dos hombres que arreglan calderas, que están casados, que tienen hijos. Es maravilloso.
IGNASI VIDAL, director Ignasi Vidal, director de Perdidos, define esta pieza como «una comedia de trampas» ya que te va envolviendo poco a poco y te vas preguntando
esto ¿de qué va? Es una envolvente que va desde lo más cotidiano y de repente no sabes cómo se han liado de esta manera. Es una comedia que a priori parece muy sencilla, pero tiene un fondo potente en cuanto a la forma en la que nos relacionamos los hombres o cómo no nos relacionamos y, poco a poco, se va complicando de un simple comentario y si saber dónde están los límites. Hacía tiempo que Ignasi quería traer esta comedia a Madrid porque le encantaba. Ignasi no llegó a verla en Barcelona. Está muy bien escrito el trabajo para los actores es más satisfactorio. El texto original está escrito en catalán y Nadia ha hecho la traducción. Me cayó por suerte. Me la pasó un productor de Barcelona hace tiempo, y hace unos tres años en un viaje del AVE me la leí y me partía de risa. «Esto lo tengo que hacer». Octubre Producciones buscaba una comedia para la temporada de verano aquí y no me lo pensé. Fue buscar el reparto y comenzar a trabajar.
ENTRAR EN LA ZONA DE ABURRIMIENTO El conflicto de estos dos obreros, según Agustín y Carlos no es patrimonio de un estamento social, sino que entraría en otro distinto en lo que ellos denominan la «zona de aburrimiento«.
CCH.- y en el contrapunto de no entendimiento entre parejas. La única diferencia será en que en vez de ir con tu coche a un partido de baloncesto de tu hja, a lo mejor de vas a un Vernissage (visita privada a una exposición de arte antes de que se abra al público) con tu Limusine. AJ.- El verdadero aburrimiento, el hastío por la vida…Es como la película La Grande Boufe (La Gran comilona) en la que se pasan el día comiendo por aburrimiento, ya que lo tienen todo. En este caso tienen todo lo que te pide la clase media trabajadora. Has llegado a todas las metas ¿qué queda? Hacer el tonto. CCH.- Es cómo puedes enriquecer ese hastío del que hablaba Agustín. AG.-Creo que les viene a grande a estos dos hombres. Es como decir «vamos a tontear con nuestras vidas»… CCH.- «Y creo en el amor libre» y a la que le piden fuego a su mujer, le sale una cosita y «¿quién es ese que te ha pedido fuego?» Amor libre, pero cuidaooo UNIDAD DE ESPACIO, UN BAR Esta historia se desarrolla en un bar de esos que vemos en nuestros barrios, y ambos personajes están sentados ante una de las mesas. Agustín confirma que hay una unidad de espacio pero el tiempo transcurre. AJ.- Pasan días y actitudes diferentes. A nivel de ritmo hay escenas muy picadas y otras muy plomizas, que tienen que ver con ese aburrimiento. CCH.- Se ven las relaciones de dos personas que trabajan juntas y pasan día, las Navidades entremedio. En esa relación surgen muchas cosas, porque aparte de ser una comedia se están explicando cositas que están escondidas: la relación entre ellos, amistades de trabajo, la relación con sus respectivas mujeres, sus vacaciones, lo que hacen, cómo pueden incentivar sus propias vidas. Son momentos de descanso donde toman el menú. AJ.- Incluso han quedado a comer antes con sus mujeres. También hablan de cómo llevan su fidelidad. Dicen: «Ocasiones no hay, pero si hubieran ocasiones…» Se mueren de miedo. Todo les viene grande. En el tema de la infidelidad no es tanto por la culpabilidad, sino porque es mucho lío para ellos: gestionar los móviles, cambiar de tarjeta… De entre los dos personajes, el interpretado por Carlos Chamarro es como más infeliz, más pobre hombre AJ.- Hay uno que propone CCH.- El de Agustín es más proponedor y yo soy más escuchador. Dudo. Le proponen algo y es una persona que no lo había pensado y se plantea el «A lo mejor me hace ilusión», «Vamos a probar». No sabe si se va a equivocar o no… AJ.- Al personaje de Carlos se le ven los sentimientos por todas partes. Él dice en voz alta lo que está soterrado todo el tiempo. Yo insinúo pero a él se le escuchan todos los pensamientos. «Yo creo, tu dijiste…» Le estoy volviendo loco. CCH.- Se puede resumir que es un liante, pero con sus miedos, también, porque en cualquier estamento social se tiene miedo a lo que no se conoce.
AJ.- Yo voy proponiendo variables «Y si..» pero «Imagínate» y él quiere trasgredir pero sin la responsabilidad que ello supone. Dejarlo todo en el área del pensamiento y no en la acción. Eso no se lo puedes decir a una persona. No puedes decir cosas como «¿Qué parte de tu cuerpo te comerías por tanto dinero?» «Si corto un dedo ¿por cuánto dinero?» CCH.- O«¿Has pensado alguna vez en matar a alguien?» AJ.- No, no, pero pensarlo… «¿Y si no fueras a la cárcel?» «¿Y si no tuviera consecuencias?»… CCH.- Hay un documental muy bueno que habla sobre el miedo que me fascina. Hay un puente y una persona asomada, y te dicen: Si empujas a esa persona y se mata, el tren tiene que frenar porque lo mata, pero más adelante hay un grupo de 8 personas que serían atropelladas por ese tren. ¿Tú matarías a esa persona para evitar que murieran esas 8? un dilema ética. O no dirías nada y dejas que el tren pase sin matar a esa persona y que matara a las 8? AJ.- O crearías infraestructuras en la red ferroviaria para que este tipo de cosas no sucedan CCH.- ¡Esa sería la solución! Es un texto muy hablado y con poca acción, lo cual no deja de tener su dificultad tanto para los actores como para el director. CCH.- Como actores hay muchas frases en la cabeza. Algunas se repiten y tienes que estar atento, para que una frase de referencia no te convierta en un bucle de pensar que ya la has dicho, pero no es la anterior, pues son muy parecidas. A medida que sucedan las representaciones podremos fijar más las acciones y el recorrido de esas frases con las acciones. APORTACIONES PERSONALES Tanto Agustín como Carlos tienen una carrera consolidada y una personalidad actoral definida, lo cual es un arma de doble filo ya que se puede tener la tentación de llevar demasiado los personajes para enriquecerlos o desvirtuarlos. Agustín confiesa que AJ.- el director nos bajó el volumen el primer día porque venimos de teatro… CCH.- …y vamos a enseñarlo. Nos dijo el truco es no enseñarlo, sino llevar tu cotidianidad encima del escenario. «Va a quedar muy pequeñito». «No, dijo, porque el conflicto está ya en el texto». No hay que hacer nada. Para mí esa es la eterna discusión del actor. Cuánto pone de sí el actor al subirse al escenario. Tienes tu voz, tienes tu cuerpo y de é no puedes salir. Al margen de hacer grandes cambios físicos y de voz, siempre eres tú en ciertas ocasiones. En este caso nos ha tocado arreglar calderas, otro día nos tocará de aristócratas en una mansión. Eso es lo interesante de nuestro trabajo. AJ.- Aparte de la técnica que ya existe y eso se nota en el escenario, en un trabajo como éste de diálogo picado. Hay una intuición de cómo va a hablar el otro y sabes cómo callarte. Esto funciona aquí muy bien y si no sabes hacerlo puede quedar sucio. Eso por un lado y por otro el trabajo, no sólo de callar sino de bar, de gente que está en un bar. Al crear los personajes, cuando íbamos a los bares de Carabanchel, donde estábamos ensayando, escuchábamos el ambiente y lo que decían. Entonces extraes. Lo que más me gusta es coger piezas de mosaicos, pequeñas cosas, y luego crear el personaje. Lo que sí el bagaje que traemos como actores está ahí. No hemos sido muy perros en trucos…
CCH.- …Nos hemos portado superbien. Lo hacemos suficientemente bien para que la gente luego te pueda decir: «Pero ¿cómo os podéis aprender todo esto?» Ante las personalidades conocidas de un actor, el público, a veces, se comporta de modo incongruente. En principio no gusta de que se infecte al personaje de dichos toques cómicos conocidos, pero, por otro, los echa de menos. AJ.- Siempre tengo dudas sobre eso y aludo a los Beatles. El sonido beatles está, pero las propuestas son nuevas. En el Arte si quieres avanzar tienes que decir al público: «Tengo una cosita nueva para ti, a ver qué te parece». CCH.-Tienes que educar, es como si los beattles sólo cantaran canciones inéditas, cada vez. «Oye, yo quiero escuchar el «yelow submarine». Yo conozca a Agustín de los monólogos, pero aquí está haciendo otra cosa. Esta es la propuesta. Hay que ir educando al público poco a poco y así se puede ir a ver clásicos, obras contemporáneas, danza u otro tipo de espectáculo. Eso es la cultura en general. Tanto Agustín como Carlos, son de la opinión que el público se lo va a pasar muy bien porque según Carlos CCH.-es una obra divertidísima de escuchar y no sólo visualmente. Al escucharla uno piensa: «Eso me ha pasado a mí», «Esto me gustaría hacerlo», AJ.- La cosa buena del teatro es que pone en pie momentos de la historia, de Reyes, contemporáneos tragedia y cosas sublimes, pero de pronto dices: «¿Qué pasa con esa gente de los bares en la que tú escuchas?» Por eso el trabajo de texto ha sido muy picado y con la convicción de no cambiar nada porque está muy bien escrito. CCH.-Cada duda o vacilación está escrita, los puntos suspensivos, … AJ.- Lo que pasa es que lo llevamos como una melodía, a ritmo. Es un partitura. Lo que sorprenderá al público es que esto no es zascaso y de pronto chiste, sino que es ese tipo de conversación que crees que ha acabado y otro la vuelve a liar. También el ambiente del bar, porque son dos personas con gente alrededor y aunque no están presentes en el escenario hacemos la acción de calma por su presencia.
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Título: Perdidos
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