Transición es el nuevo montaje que ha coproducido el Centro Dramático Nacional con otras compañías de raigambre: L’Om-Imprebis, Teatro Meridional y Teatro del Temple. Tales iniciativas responden a ese fenómeno llamado Transición.
TRES COMPAÑÍAS
Ernesto Caballero – director artístico del Centro Dramático Nacional (CDN) – agradece a las mencionadas compañías que califica de…
· … señeras y prestigiosas que llevan adelante una labor teatral fundamental para la supervivencia del gozoso entretenimiento: el teatro. Se han fundido en una iniciativa, no habitual, para Transición, de unirse dos autores de sólida trayectoria – Alfonso Plou y Julio Salvatierra –, y dos directores acreditados – Carlos Martín y Santiago Sánchez –, así como la elección de un equipo actoral sólido, que encabeza Antonio Valero.
· Es un proyecto muy ilusionante – corrobra Alfonso Plou –, y va ya para dos años desde que nos hemos fusionado las tres compañías para sacarlo adelante y dar un paso más allá de lo que hacemos habitualmente. Con Transición pretendemos poner a la vista la realidad española de un momento histórico transcendente, y la transición española está en el punto de partida.
DOS AUTORES Y DOS DIRECTORES
Además de la fusión de las tres compañías con el CDN, hay otra novedad:
· … el que no partimos de un texto previo, y otra es que se ha acudido a dos autores – añade Alfonso. En realidad partimos de lo que se llama Teatro Colectivo, creado por la generación que vivió ese período desde la infancia o la adolescencia. Manifestamos lo que pudimos vivir y sentir sobre aquel período, lo que había significado para nosotros la transición española y lo contamos desde el hoy y el ahora. Fruto de ese proceso, desarrollado en talleres, fue la constitución de un equipo en el que contábamos nuestras opiniones. Así hemos construido este calidoscopio de espectáculo en el que se hace un barrido fundamental de lo que sucedió, manteniendo una serie de interrogantes más que respuestas.
Además de las visiones personales, otra fuente de inspiración ha sido el libro de Luis Herrero: Los que le llamamos Adolfo.
Santiago Sánchez es responsable de los montajes de la compañía L’Om-Imprebis, como director. Para él abordar la transición era importante pues…
· …nos lo planteamos porque era una asignatura pendiente. Del período sobre la transición se ha formulado un relato oficial. Nosotros lo pretendemos hacer desde las armas teatrales: el sentimiento, la reflexión y sobre todo el juego teatral. Partimos de una figura central, Adolfo Suárez, que todavía vive hoy y cuyo problema es la falta de memoria, el mismo problema que tiene nuestro país.
· Con Transición– añade Julio Salvatierra, el otro autor – recuperamos el resto de teatro político perdido en estos últimos años. Pero se trata de un teatro político más un teatro humano que surge cuando se trata de personas.
AUNAR FUERZAS EN LA TRANSICIÓN
AUNAR FUERZA EN EL TEATRO
Carlos Martín es el otro director, procedente del Teatro del Temple (Zaragoza). Para él este espectáculo ha supuesto algo como
· estar abducidos por el espíritu de la transición, durante estos dos años. Palabras como consenso y aunar fuerzas fueron una realidad y ha supuesto un gran esfuerzo de todo el equipo, actores y técnicos. Al tener sentido esas palabras, desfilaron personajes históricos que cobraron una categoría de símbolos, y se ha creado una cierta "shakespearización", en cuanto que cobran categoría de eternidad sobre el escenario. Todo proceso de creación tiene que desembocar en un elemento teatral. Notábamos que los personajes históricos se nos estilizaban y cobraban la categoría de símbolo y de "shakespearización", que depende de su cometido en su momento. Se estilizaban y se enriquecían en este presente y en el pasado. En ese proceso aparecen como ciudadanos, aparecen las vivencias y sentimientos nuestros. Aparecen las canciones de la época etc… Era necesario introducir el momento presente. Todo lo que ocurría, incluso hoy, recalca lo que hemos llamado "pared líquida", "pared permeable", en cuanto que lo que ocurre sobre el escenario está en connivencia con lo que ocurre en el patio de butacas (los espectadores).
Una paciente llamado Adolfo ingresa en una clínica. Convencido de que pudo ser el presidente del gobierno, recreará los principales episodios históricos de la transición y su repercusión en nuestra realidad actual (Dosier de prensa del CDN).
UNA PACIENTE LLAMADO ADOLFO
El paciente lo interpreta Antonio Valero, actor de amplia trayectoria en teatro, cine y televisión. Sus inicio arrancaron del Teatre Lliure de Barcelona.
· Alabo la nueva orientación de este Centro Dramático Nacional, el cual antes estaba acomodado en una postura determinada. Ahora se ha abierto a propuestas nuevas, como ésta. Yo soy de la época de la transición y comencé en teatro con el Lliure y Els Jogars, con lo cual estoy habituado a esta forma colectiva de trabajar y por eso me he sentido muy cómodo con este tipo de trabajo que es plural en todo.
En ese abandono del aspecto histórico la figura de Adolfo Suárez por parte de Antonio
· es una recreación y no pretendo imitarlo. Por ser un personaje político nos apropiamos de sus ideas. Al estudiarlo más he desarrollado un cariño y un respeto debido a su edad y su enfermedad. De todo modos, a nivel personal yo nunca lo voté, ya que siendo del antiguo régimen no me daba garantías. Recuerdo que en la mesa electoral de mi pueblo, en las primeras elecciones voté al partido comunista y me dio una gran satisfacción.
Lo que Antonio destaca como positivo de aquellos momentos…
· …tras la matanza de atocha y la muerte de varios generales, se unieron los partidos de izquierdas y derechas para sacar el país adelante. Tras 40 años de de oscuridad y podredumbre, por la dictadura franquista, Suárez fue ese aire fresco. Esta figura y otras cambiaron el país.
MEMORIA, CLAVE EN LA VIDA
La dimensión de la memoria es crucial en Transición, y Adolfo Suárez, con la pérdida actual de la memoria, viene a ser un símbolo.
· Es un tema crucial en la vida del personaje y del ser humano. Cuando uno pierde su memoria ¿en qué se queda? Pierde su identidad – advierte Julio Salvatierra.
· Somos lo que recordamos – añade Alfonso Plou –, y de lo contrario, desaparecemos. El que hagamos una ficción y no un relato histórico, es porque el ser humano funciona sobre sí mismo y este es el papel de artista. Para un relato histórico ya están los historiadores o los sociólogos. Apostamos por la invención par comprender mejor la historia. Reinventamos el pasado de la transición para ver si somos capaces de entenderlo y verlo en la cotidianidad. Lo que hacemos es recrear para no olvidar.
· Está contada desde hoy – continúa Julio. Desde aquí desde ahora: partimos del momento en que Adolfo entra en la clínica y percibe que lo que más que le atrae es la Televisión. No en vano fue director de Radio y Televisión. En la tv hay un debate actual sobre la transición con una serie de opiniones a las que él contesta, y, al mismo tiempo, se plantea lo que su generación hizo. Este personaje transforma a las personas que le rodean, enfermeros y demás. Éstos se convierten en personajes históricos, paralelamente se reproduce la banda sonora de las canciones de aquella época. Esta idea de la televisión surge, porque nuestra generación no lo ha vivido en primera persona, sino a través de las imágenes de la televisión.
La historia no sólo se centra en el tema político.
· Hay también otras "transiciones" como son las sociales, culturales, personales… Las cosas podían haber sido de otra manera, pero no lo fueron. Los hechos históricos son como las flores de plástico o de tela, les falta el perfume, y éste solo puede dar el tiempo. Ahora con tantos ángulos muertos, como los de los coches, que vivimos, necesitamos ese paso del tiempo, y desde el teatro podemos introducir ese pequeño perfume de nuestro punto de vista – concluye Julio.
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