Vania x Vania se compone de dos acercamientos diferentes al Tío Vania, de Chéjov, reescrito en dos versiones nuevas y originales, en estilos completamente distintos, interpretadas por los mismos actores.
Vania (versión 1): Un Chéjov desnudo, esencial. Un acercamiento minimalista al texto y a la interpretación.
Vania (versión 2): Una reescritura de Chéjov en dos tiempos: Rusia, finales del XIX; Castilla, a día de hoy. Un juego teatral. ¿Cómo dialoga la obra original con una reescritura actualizada? ¿Hasta qué punto las preguntas de la obra original siguen vigentes hoy? PABLO REMÓN, dramaturgo y director Vania x Vania, Pablo Remón, autor y director del texto, lo define como
un sueño que comentas alguna vez y piensas que no serás capaz de hacerlo. Estoy como muy satisfecho de que gracias a Luis Luque y Natalia Menéndez comprendieran este proyecto desde el principio, y gracias a toda la gente del Matadero y al gente del teatro Kamikaze, Jordi y Aitor, que se implicaron en esto. Vieron la magnitud de hacer dos obras partiendo de un mismo texto. Gracias a los actores porque es un proyecto muy kamikaze. Es una locura. Es hacer la misma obra casi dos veces en dos estilos, con dos textos distintos, cogidos desde dos lados. Si la obra de Chéjov, ya es una obra compleja que se ha hecho mil veces, pensábamos que tener como dos acercamientos totalmente distintos, desde dos lados, era un reto, dos Himalayas, como decía Javier(Cámara). Tal empresa ha obligado al grupo a echar mano de todos los recursos que tenían, más allá de la técnica. Había que entregarse a la magnitud del proyecto. Estoy feliz. Esto es una experiencia teatral de fiesta. Siempre lo entendí como una Fiesta Teatral. En estos tiempos de pantallas, de plataformas, una pregunta que me roda siempre es «¿Por qué seguir haciendo teatro?» «¿Qué podemos encontrar en el teatro que no podemos encontrar en otros sitios?» Yo pensaba en un Festival de Música, en el que ve a un grupo tocando una versión en acústico y luego y luego otro grupo tocando con toda la orquesta. Esa experiencia como del directo, que, al final, es la esencia del teatro, y por lo que todos seguimos amando el teatro, y seguimos yendo, aquí se da mucho, en el sentido de que vamos acompañando a estos actores durante casi cuatro horas, y yo les insistía mucho en «como viéndoles trabajar» con sus cosas buenas y malas, que es lo más bonito del teatro. Con sus peleas…Esa lucha por repetir la obra y cogerla desde otro sitio, creo que tiene algo como muy hermoso y muy único. Eso me hace muy feliz.
Pablo destaca que parte de la gracia del proyecto es la idea de lo que hace el espectador cuando ve un clásico del teatro: dialogar con el original Todos hemos visto muchos Tíos Vanias o nos suena. Está en el imaginario y eso es algo al que le di muchas vueltas al rescribirlo. Pensaba «Si vas hacer un Tío Vania que está hecho cien mil veces, y es un texto maravilloso, la única salvación es que tiene que ser algo muy personal». Me importaba mucho que las dos versiones fueran muy personales. La primitiva idea era escribir una versión de Tío Vania más pegado al texto de Chéjov, y otra mucho más libre. Según me metía a trabajar tuve la sensación de que las dos obras tenían que ser muy personales, porque yo tenía que vincularme mucho con las dos versiones, para luego poder dirigirlas. Tenía que estar como muy relacionado con las dos, personalmente, que es mi manera de hacerlo: la historia original se mantiene en las dos obras, pero las dos están muy reescritas. Es la costumbre de los directores ingleses que es reescribir a Chéjov. Lo que yo hacía es como un master de escritura, que era leerme todas versiones de cada escena, y a partir de eso, escribir la mía. Eso me ha permitido primero, el entusiasmo y el amor que ya tenía por Chéjov, redoblarlo, porque cuando estás escribiendo en la cocina de la escritura es cuando realmente comprendes lo grande que es esa escritura, desde la escritura, «lo que está haciendo aquí, cómo esto se alarga, cómo va, cómo esto es un monólogo…», es decir un poco la propia dinámica de la escritura desde dentro, y te das cuenta que es una obra inagotable porque tiene capas y capas… Cuando te pregunta ¿Cuál es el tema de la obra? Te das cuenta que es la vida entera. Hay todos los temas que queramos ponerle, porque lo interesante del original es que tiene una capa, y otra capa, y otra capa… Luego, dramatúrgicamente, lo que yo veía en Tío Vania y en las obras de Chéjov más conocidas, es que está el teatro del s. XIX, pero, de alguna forma, está todo el teatro del siglo XX: Beckett, Pinter…este tipo de dramaturgos. Como sucede con Shakespeare, intuyes que hay ahí está Beckett… Entonces la primera versión tenía la idea de reescribirla a partir de ese nuevo teatro, como si fuera una reescritura después de Beckett, después de Pinter. Esos acercamientos de dónde mirar la obra, de dónde poner el foco, eso me resulta muy apasionante en la propia escritura. SIEMPRE ESCRIBO Pablo Remón profesa un gran devoción por Chéjov y toda su obra, no obstante para este experimento ha escogido Tío Vania y no otro título. Yo le di vuelas para ver qué obra hacer. Están Las tres hermanas, que me fascina, pero yo siempre escribo para actores concretos, por tanto sabiendo quién lo va a hacer. Entonces estas dos versiones estas escrita para estos actores. Es decir si fueran otros, el texto estaría escrito de otra manera. Por un lado tenía muchas ganas de volver a trabajar con Javier (Cámara), y verle en un papel clásico, mítico, como de peso, y el personaje de Tío Vania para él era muy potente. A partir de ahí fui armando el elenco. Había trabajado con todos, menos con Marta (Nieto) y con Juan (Codina), con los que tenía muchas ganas de trabajar. Me gustaba pensar en cómo los van a interpretar ellos ya «a priori» o ponerles pequeños retos, o, de alguna forma, estoy escuchando sus voces cuando estoy escribiendo. Luego eso no tiene por qué ser así. Tío Vania es la obra que más se me adaptaba al tipo de energías, y el ecosistema, que es algo muy importante en las obras de Chéjov, porque son muy corales, y siempre da la sensación de que la obra se va construyendo no tanto en lo individual, sino en el grupo. Hay textos que dice un personaje, pero podría decirlos otro, o de repente, un personaje dice una cosa y en la escena siguiente dice la contraria. Es una cosa que me interesa mucho y la hace muy moderna. Entonces era la obra que me parecía como ir armando con el grupo y las energías de cada uno, de dónde viene cada uno, qué mundo trae y cómo todo eso se va relacionando, que, al final, es lo más importante. Eso hace que la reescritura cambie mucho. Es una dramaturgia para este grupo concreto. LA PRIMERA VERSIÓN, MÁS TEATRAL La reescritura de estas dos versiones ha seguido el método de escritura de Pablo, que define como «caótico«. Al escribir yo soy muy caótico donde abro posibilidades. A veces escribo cosas que no sé si van a ir o no van a ir, y lo que se ve en escena es un 20% de lo que hay escrito. Tiro muchísimo. Mi ordenador está lleno de carpetas con posibilidades, versiones… Aquí el trabajo fue ir afinando esas dos versiones para que se fueran diferenciando, pero que cada una fuera autónoma. Eso ha sido lo más difícil. La primera es una versión donde yo quería que fuera más teatral, dejar más espacio a la imaginación del espectador: no hay escenografía, no hay cambios de vestuario, los actores están en escena todo el tiempo, se producen muchas relaciones con personajes que no están en escena…Quería hacer mucho hincapié en eso. En la segunda versión quería que tuviera una sensación más de teatro convencional, pero también más cinematográfico, es decir más uso de la música, de la luz… DOS ACERCAMIENTOS Con esta experiencia Pablo pretendía reflexionar sobre qué es el teatro o qué nos aporta la escenografía, la luz, o cómo cambia una obra de una manera u otra. Son cosas que siempre me resultan muy interesantes cuando estoy trabajando. Muchas veces voy a una sala de ensayos y me gusta más el ensayo que la obra terminada. Entonces le doy muchas vueltas a eso: qué difícil es dirigir teatro porque es muy fácil cargarte una obra. A veces la lectura es casi mejor que otra cosa. Quería trabajar en dos acercamientos completamente distintos, casi como si fueran dos directores distintos. Esa esquizofrenia está en mi cabeza, por eso me gusta ver muchos tipos de teatro diferentes. Voy a ver La tristura y me fascina, pero mi corazón está con Azcona también. Entonces quería poder explayarme en todos los mundos que me interesan. Entonces estas versiones tienen mucho de cambios de registros, de tonos diferentes…No son obras muy coherentes, y a mí, la coherencia me interesa menos, y me gusta mucho la sensación de que las obras vayan cambiando y encontrando momentos, de repente, de comedia donde no te lo esperas, de tragedia en otros. Los actores para los que Pablo Remón escribió Vania x Vania son: Javier Cámara (Vania), Juan Codina (Alexander), Israel Elejalde (Astrov) Marta Nieto (Elena), Manuela Paso (Marina) Marina Salas (Sonia).
SOLAMENTE UNA VEZ… es una vez en la vida. Es una experiencia y ya está, pero sí me interesa mucho la idea de variaciones, de repeticiones, porque al fin y al cabo el teatro es eso. En una obra normal al día siguiente tienes que hacer la misma, con el mismo texto, pero intentas que esté viva, que, de alguna forma, vaya cambiando, y aquí lo hacemos en directo. Esa idea de repetición como variaciones musicales, casi sobre un mismo texto, eso me interesa muchos con textos así. También la idea de enseñar el borrador del proceso. Cuando haces una obra presentas el resultado final, pero lo más interesante está en caminos no tomados, que también es una cosa de lo que va Tío Vania: los caminos no tomados. Otra idea era mostrar esos caminos no tomados. Cuando haces una obra hay mil opciones, que no tomas. Parece como una opción racional, y, a veces, es una intuición, del momento en que estas, de que funciona o no funciona. Al hacer dos versiones me permitía enseñar la cocina de la propia dramaturgia o de la propia interpretación. FUNCIÓN PRECIO
Título: Vania x Vania
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