30 AÑOS DE DANZA DEL VÍCTOR ULLATE BALLET
30 Años de Danza del Víctor Ullate Ballet, se sale de lo habitual. Además de cumplir 30 años, supone un cambio de página en el acontecer de la Compañía. Se despide Víctor Ullate como director artístico, aunque se mantenga en la retaguardia, también Eduardo Lao, y comienza la nueva dirección artística con Lucía Lacarra. La idea de este espectáculo: 30 años de danza pretende mostrar lo que ha sido la Compañía y lo que ha significado. Sirve también como cambio de tercio. El espectáculo lo conforman coreografías de Víctor Ullate y Eduardo Lao, el cual se ha encargado de la puesta en escena hilvanando dichas coreografías más allá de una trillada «gala balletística», en la que se muestran una sucesión de aislados fragmentos de coreografías. Creo que lo ha conseguido y con acierto. Estos 30 años terminan por ser una espectacular y agradable muestra coreográfica de la Compañía, con su marca de fábrica, y también, muy sutilmente, el devenir de una compañía de ballet. Comenzamos por la selección de bailarines para formar Compañía. En este prólogo asistimos al nacimiento de la Compañía Víctor Ullate en la que, como en todas las compañías que nacen, unos son los elegidos y otros los rechazados. A partir de ahí un enigmático personaje, ¿encarnación de la danza?, hará el oficio de maestro de ceremonias, cuya misión consiste en hilvanar todos los números coreográficos con fluidez, pero se va más allá. Con él se consigue que el movimiento, esencia de la danza, no se detenga en ningún momento. Rizando el rizo, me ha parecido entender que ese movimiento y desplazamiento balletístico del personaje termina por ser una fuerza que enciende cada coreografía y la resucita. Un acierto tanto en la idea como en las pequeñas coreografías creadas para el mencionado personaje, en las cuales me pareció ver plasmado el esfuerzo de la creación artística, en este caso de la danza. 30 años han dado para mucho, y muchas son las coreografías propias, sin contar con las de otros coreógrafos. Personalmente, como espectador, he asistido a esos 30 años. Era imposible echar mano de todas y ha habido que seleccionar. Imagino que ha sido la tarea más difícil para Eduardo Lao, parangonable a la duda hamletiana: «elegir ésta coreografía o aquella«. Visto el programa ofrecido, que aporto al final de esta crítica, un criterio de selección parece haber sido el de las emociones profundas y personales que han hecho mella en la vida emocional de Víctor como son Samsara (CLIKEAR) – aprendió a cuidar de su corazón – y Wonderland (CLIKEAR) – un emotivo recuerdo de su hermana. No podía faltar Carmen (CLIKEAR), una coreografía que Víctor se atrevió a tocar en el 2017 y a la que definió como «no he querido hacer un ballet, he querido hacer un espectáculo» (CLIKEAR). De él ha escogido los pasos a dos. Se alternan con ellas las siempre inspiradas de Eduardo Lao, entre las que destaca Tres, un delicado paso a tres con música de Beethoven. Además del placer de asistir a unos bellos e inspirados fragmentos coreográficos, estos 30 años nos muestran una compañía de altura en lo que respecta a los bailarines, que muestran sincronía, precisión y emoción en sus movimientos. Al mismo tiempo se cae en la cuenta del inmenso trabajo de todos estos años que lleva a calificar este lapso de tiempo como de un tesoro. He mencionado anteriormente la feliz fluidez que tiene todo el espectáculo, de modo que en ningún momento decae el ritmo y las dos horas y tres cuartos pasan volando. Paco Azorín ha creado una inspirada escenografía unitaria con posibilidad de proyectar en la parte alta una acertada serie de videos, ideados por Eduardo Lao, – en su momento fue espectacular y original el video creado para Carmen (CLIKEAR) – que apoyan las coreografías. El fondo y los laterales de espejo multiplican a los bailarines de modo eficaz. La limpieza del espacio escénico y la inspirada iluminación de Eduardo, realzan y ambientan las sucesivas coreografías. Cuando vi en un pase gráfico un fragmento del espectáculo, echaba de menos el que no se anunciase mediante sobretítulos el título de cada coreografía. Pensamiento más burdo no pude concebir. Viendo todo el espectáculo, los sobretítulos romperían la magia de esa fluidez que he alabado al principio. Al fin y al cabo lo que menos interesa en este espectáculo es saber a qué coreografía pertenece cada fragmento. Eso sería un simple conocimiento intelectual que entorpecería la emoción de la propia danza y rompería el suceder de un continuo dancístico. Lo mejor es dejarse llevar por el fluir del movimiento. Programa
Título: 30 años de danza del Víctor Ullate Ballet Intérpretes: PERSONAL ADMINISTRATIVO
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