La Chunga. Vargas Llosa. 1987. Crítica


 

RESEÑA 1987
NUM. 180. pp. 26- 27
LA CHUNGA
BUENOS PERSONAJES, POCO TEATRO
 
En 1987 se estrenaba La Chunga en el Teatro Espronceda, local de existencia efímera, una década. La Chunga no fue el único título que llegó a nuestros escenarios. Otros títulos fueron:
 
La señorita de Tacna (1982)
La ciudad y los perros (1983)
Pantaleón y las visitadoras (1996)
 
 
 
 

 

LA CHUNGA 
JOSÉ SANCHO / EMMA SUÁREZ / NATI MISTRAL 
FOTO:  TEATRO ESPRONCEDA
La Chunga recoge unos personajes secundarios de una de las novelas de Vargas Llosa (La casa verde), Y los transforma en protagonistas de una obra de teatro, escrita por el propio autor. La novela de donde proceden pertenece a la producción novelística de los años sesenta. Es aquí, probablemente, donde nace el «olor» de un texto que en su anécdota y contenido entusiasma poco.
 
A medias entre el presente y el pasado sonado, imaginado o deseado, vivimos una noche de juego en el barcito de «La Chunga«, mujer fuerte que se basta por sí misma para dominar los ataques de su clientela, pronta al alarido y al deseo incontrolado. Entre apuesta y apuesta surge el recuerdo y la fantasía de una noche similar. Noche casi mágica para todos, porque en ella cobraron forma sus ocultos deseos.
 
Josefino, chulo con cierto atractivo, irrumpe con Meche, última conquista y posible carne de burdel, que subyace a todos y rinde a La Chunga. Josefino desatina en el juego y el único remedio para continuar es alquilar el capital que le queda: Meche. La Chunga alquila una noche de Meche par 3.000 soles. Lo que pasa aquella noche en la habitación de La Chunga nadie los sabe con exactitud. En la velada actual, se especula sobre ello. Las imágenes son fabricadas por unos y por otros, más como realización de sus frustaciones que como garantía de lo sucedido. Meche termina siendo un halo poético que libera a cada uno de los habitantes de aquel barcito y enciende en la Chunga un recuerdo incombustible.
 
La anécdota da pie a bucear en el alma de cada uno de aquellos seres y por extensión en la del ser humano. Vargas Llosa analiza el complicado entramado del hombre en sus múltiples relaciones y la ruptura de un mundo que se guía por los tabúes y cuya única escapatoria se encuentra en la imaginación como elemento liberador. Denuncia de costumbres y usos, que han ido formando barreras en el caminar del hombre.
 
En los tiempos que corren, estos temas que antes se llamaban escabrosos o escandalosos han perdido su fuerza porque mucha tinta e imagen ha fagocitado estos asuntos. Lo cual no quiere decir que el hombre se haya liberado de todo el complicado lastre cultural que arrastra y que le dificulta su realización. Por ello, tanto la anécdota como las reacciones de unos y otras terminan por vaciar de interés la trama. Da la sensación de que el tema se alarga demasiado y lo que era brillante en la novela como ráfaga, aquí no da mucho más de sí.
 
Encandila, no obstante, el uso de un diálogo preciso, suelto y la confección de unos personajes, como son La Chunga, Josefino y el resto, que poseen luz propia, aquella con la que nacieron y para la que nacieron en la novela.
 
Miguel Narros crea un mundo de transiciones entre lo real y lo onírico que fluye dramáticamente, a pesar de que la estructura original del texto se acerca más a la novela dialogada que a la de teatro. Encuentra la clave para unir el balanceo continuo de los dos mundos: el externo y el interno y, por lo tanto, da la solución dramática al juego de tiempos. Sin embargo, no puede evitar el que en algunos momentos los dos tiempos, presente y pasado, choquen entre sí con un falso congelado. Resulta demasiado artificioso el que mientras se desarrollan las escenas oníricas en la habitación de arriba, el resto de los actores presentes en escena queden inmóviles durante demasiado tiempo. Esa presencia se nota demasiado. Da la sensación de no saber qué hacer con ellos.
 
Probablemente, es un problema de concepción del espacio escénico. Gran parte de la obra transcurre en la habitación de arriba, situada a algo más de un metro par encima de la superficie del bar, que resulta ser un espacio demasiado angosto. De este modo, el otro espacio, el del bar, donde transcurre menos parte de la acción, queda desaprovechado. La angostura de la habitación no permite a los actores mayor traslación de movimientos que tímidos titubeos. Es un conflicto de proporciones,
 
Hay, en conjunto, una cuidada dirección a la que responden con eficacia los actores, Nati Mistral crea un personaje de gran prestancia llena de fuerza y emoción, José Sancho encarna un chulo en el que no hay ninguna distinción entre personaje y actor, con la virtud de no descubrir en ningún momento el tono de recitación, Las palabras de Josefino parecen ser sus propias palabras, Emma Suarez tiene una entrada preciosa de gran sugerencia: crea la sensación de ese halo poético que subyuga a todos, Su cuerpo frágil, casi de muñeca, acierta a dar la pincelada de un recuerdo poetizado de Meche. No obstante, pierde fuerza a medida que la obra avanza. Ricardo Palacios, Paco Plaza y Paco Torres cumplen su cometido en unos personajes secundarios que en nada tienen que envidiar al resto. Es, pues, una buena labor de conjunto en cuanto a la interpretación.
 
Los actores se han ajustado al tratamiento pedido. No obstante, y eso sólo Vargas Llosa lo podría confirmar, yo personalmente me imaginaba otros seres y otro bar. Algo todavía mucho más primitivo, más cutre.
 
La Chunga es obra cuya mayor debilidad se encuentra en el propio texto, y su mayor grandeza, en los personajes tornados en sí mismos. Su interación nos interesa menos .
 
Titulo: La Chunga.
Autor: Mario Vargas Llosa.
Escenografía: Andrea D’Odorico y Mario Bemedo.
Iluminación: Josep Solbes.
Producción: Teatro Espronceda en colab. con INAEM y Fundación Banco Exterior.
Intérpretes: Nati Mistral (La Chunga), Jose Sancho (Josefino), Emma Suarez (Meche), Ricardo Palacios, Paco Plaza, Paco Torres.
Director: Miguel Narros
Estreno en Madrid: Teatro Espronceda, 1-11-1987.
 
 


José Ramón Díaz Sande
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Teatro Espronceda
Aforo: 500
C/ Espronceda, 34
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