Una escritora cae en un infierno particular y desgrana de un modo salvaje una serie de andanadas contra algunas concepciones arraigadas en la condición femenina: por ejemplo, la de la dicha de convertirse en madre. En un único escenario, cuyo fondo trasluce el paisaje de un bosque, la mujer va derivando hacia la locura, devorada por su parte animal. Nos invita a adentrarnos en un bosque lleno de caminos que nos pierden y nos encuentran. Cínica, lujuriosa, apunta y dispara directo, mata. Nos incita a preguntarnos sobre la madre, la esposa, la extranjera.
SENTÍ LA NECESIDAD DE HACERLA PORQUE
Cuando se fue a estrenar Mátate, amor, una incertidumbre fue, según Érika si la gente está preparada ante un texto tan fuerte, pero fue al revés, fue alucinante. Fue muy bienvenido. A contrario, nos dimos cuenta de que era necesario. Se necesita escuchar este tipo de relatos. La idea, casi imperante, de escribir la versión teatral le llega a Érika cuando le envían la novela con una premisa: «a ver si esto te gusta para hacer teatro» Como literatura me pareció maravillosa. Era algo que no había leído desde hacía mucho tiempo. Después sentí la necesidad de hacerla porque no había visto en el teatro este tipo de materiales, este tipo de textos, la forma de contarlos, esta forma despiadada y con ese humor tan lacerante, tan terrible, tan amoroso también y con tanta gracia y tanto salero. Cuando uno lee una cosa así, y encima está en primera persona todo el texto, como actriz me daban ganas de actuar. Otro aspecto que le movió es su dimensión feminista yo, como militante feminista, el feminismo tiene que ver con lo que hago, y era necesario poner en las tablas un texto así, que discutieran los parámetros de la maternidad; las formas en las que se piensan sobre las mujeres; las que, incluso, pensamos la mujeres mismas. UN TEXTO QUE SE VA HACIENDO El texto, en una primera impresión, puede parecer complejo, pero Marilú Marini precisa que el texto es muy claro. Lo que sucede es que se ramifica hacia varias direcciones. Habla de esta mujer que está tratando de saber quién es ella, cuál es su identidad, qué es lo que significa ser madreen esa situación y también ser mujer. O sea ser madre no es ser mujer. Ser mujer abarca distintos aspectos, distinto colores, distintas situaciones. Aparte, es un texto que, como dirían los americanos es un «working progress». Es un texto que se hace a cada momento. Es como la vida. Es terrible saber que todo el tiempo se va a estar de una cierta manera, sin cambio. En cambio cada día es distinto y cada día uno es distinto, y también uno es distinto con respecto al interlocutor que tiene. Esta mujer se está buscando frente a todos esos interlocutores y frente a una situación social que trata de enclaustrarla dentro de lo establecido. Ella quiere autorizarse a vivir lo prohibido. Por eso el texto, también, puede ser confuso, ya que ella no tiene una fórmula terminada, sino que avanza con valentía, con miedo y con humor con una parte de irónico. Una de las virtudes que Marilú destaca del texto es su implicación con el espectador. Es cómplice con el espectador, porque hace tilín en partes que nosotros, a lo mejor, no nos animamos a ver, o no nos autorizamos a verlo. Érika añade que es una mujer que está buscando su estilo. ESTA MUJER LUCHA CÓMO EXPRESARSE
El texto no se ha adaptado en giros o vocabulario a una versión más española, en parte porque también hay un conflicto con la lengua, puesto que ella es una extranjera. Marilú aporta su experiencia como argentina que vive en Francia, y por ello comprende bien al personaje en este aspecto del idioma. El idioma francés es mucho más cartesiano, y más racional que el español. El idioma francés analiza todo. Esta mujer lucha cómo expresarse y representarse con su lenguaje en esa otra cultura. Érika recuerda que la protagonista es una argentina que vive en la campiña francesa Escribe esta novela como en un código, como La letra Escarlata (novela de 1850 y película de 1995), ella piensa en una lengua que nadie entiende. Como extranjera es una mujer que se siente «aparte». Siente la necesidad de «decirse» en otro idioma que no es el que le circunda, y escribir en ese código. Tiene el humor argentino, que es el humor del argentino Julio Cortázar antes de venirse para «acá». En Cortázar uno puede leer formas lingüísticas de hace unos años que ya no se dicen en Argentina. En ese humor mi personaje se ríe de cosas que son terribles, algo que me interesó mucho. Yo hice un montón de dramas, pero, en general, soy más «comediante» (cómica) que dramática. Tengo un compromiso de hacer reír por aquel dicho de «donde entra la risa entra la longaniza». A través de la risa entran también las ideas más hondas. Marilú abunda en el humor como vehículo de ideas profundas y como ejemplo menciona el Quijote y su Sancho Panza, que además de disparate, a veces, puede ser inspirador. TENEMOS EL DERECHO Mátate, amor es un disparate que nos dice «se puede ser diferente». Tenemos el derecho a vivir lo prohibido, lo otro. El final de la obra nos deja en la incertidumbre. Se adentra en el bosque y no sabemos qué pasa. Es similar a Las Noches de Cabiria (1957) de Fellini. Después de todo lo que ha pasado la protagonista, la roban, la desprecian…, ella se va, cantando, con unos jóvenes que encuentra, por azar, en el camino. Todo eso después de haber sido, casi, asesinada. Se va sonriendo. No sabemos lo qué va a hacer. No tiene nada. Ella, la protagonista de Mátate, amor, se interna en ese bosque y no sabemos a dónde va. Cuando ella se interna en el bosque se convierte en escritora– precisa Érika. Es como decir, «Yo en el bosque de la literatura, en el bosque de las palabras, en lo que me pasa a mí con las imágenes literarias, voy a ir hasta allá, no importa». Si no puedo escribir me muero. Si no soy escritora, me voy a morir. Esa diatriba entre vivir o morir, es una mujer que no encuentra su rumbo. Hasta ese momento no puede darse cuenta de que ese bosque la está esperando. El bosque existe, es esa literatura que le está esperando. En el bosque se convierte en escritora y seguramente Mátate, amor es su obra o son las otras. No se sabe, pero ésta es un obra que habla de una mujer que se convierte en escritora y es la primera obra de Ariana Harwizc. Esa necesidad imperiosa de escribir es lo que ha llevado a decir que Mátate, amor, está escrita por un moribundo. Y ella en un momento dado dice «pienso en los beneficios que tendría sobre mi vida escribir o tirarme desde una ventana». Ella está en esa disyuntiva. No le importa su hijo, su extranjería, sus matrimonios. Ese vivir o tirarse no tiene otra posibilidad. LA PUESTA EN ESCENA
El monólogo es una forma de teatro nada fácil. Hay actores que se niegan a interpretar monólogos; hay quien ve una forma muy artificiosa y gratuita de que un personaje se suba a un escenario y nos hable de sus cuitas interactuando con el público o haciendo caso omiso del público; hay quienes hablan de «monólogo dramatizado», y hay quienes lo confunden con una conferencia. En cualquier caso la puesta en escena no es sencilla, pues el intérprete está solo ante el peligro. En este caso el interlocutor es toda la gente que viene a vernos, pero también lo es ella misa que se habla sí misma. Aparte, como es un personaje que se está convirtiendo en escritora, hay momentos en los cuales el imaginario, lo que va a estar en la novela aparece. Partimos del primer principio del teatro: la tribu se reúne para escuchar a otro. Este fue el punto de partida de adaptación de esta novela al teatro. Más que contarles algo, es mostrar algo que se está haciendo en ese momento. Ella maneja todos los hilos de lo teatral: puede pedir luces, sonido, «esto no me gustó, volvamos atrás»… Es la escritora que está escribiendo. Yo conocí a Jean Genet y él decía que lo que más le gustaba era «tachar una frase y volver a escribirla». Aquí la protagonista, también. Esa es la puesta en escena. Es como si se estuviera en una revisión continua del texto – añade Érika. Es como volver a ver el texto. Me voy a internar en este bosque y vuelvo a entrar en este mundo: «esta frase, no», «o, sí». También es entrar en el gusto de las palabras, de las imágenes.
Después de su presentación en Madrid, Argentina reclama Mátate, amor para representarla en cárceles de mujeres y seguir con la gira por el interior del país. FUNCIÓN PRECIO
Título: Matáte, Amor
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Mátate, amor. Harwicz. Rivas. Marini. TC
