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ALMA DE SERPIENTE LA RESURRECIÓN DE ALBERT VIDAL |
Alma de Serpiente: sorpresa para el espectador |
Alma de Serpiente es una sorpresa para el espectador y una salva de bravos y aplausos. Probablemente porque cada uno ha leído lo que está en lo más recóndito de su corazón y nunca ha sabido expresar. Poema del hombre sobre el hombre, a través del sonido insistente de los tambores del pueblo de Hellín y la mímica de Albert Vidal. Por eso su traslación al mundo de la palabra escrita no es fácil. Alma de Serpiente es una ejemplificación de que "una imagen vale más que mil palabras". La historia nos habla de resurrección, y en este caso es doble: resurrección en la escena y resurrección de un antiguo teatro: el Alfil. Todavía en obras, y con un futuro local teatral a medias entre el teatro y el café, aquella noche reunió a un público cuya primera sorpresa es la presencia de un túmulo de tierra ocre con un tubito a la altura de la cabecera. En la primera media hora no sucede nada. Sólo se congrega el público. Unos beben, otros hablan. Unos se adueñan de las gradas, y los que no caben se mantienen en tomo al túmulo como los familiares hacen con los difuntos en los cementerios. La diferencia está en que campea un aire de fiesta y desconcierto. Agotada la primera media hora, y durante otra media más, los tambores de Hellín inundan la sala arriba y abajo, en un paseo informal, con su atronadora piel. Sones rítmicos-monótonos con bastantes decibelios naturales. Cuando llega el momento, la tamborrada forma círculo en tomo al túmulo y la tierra de éste comienza a respirar mientras una mano terrosa emerge, copia de tantos cuadros apocalípticos sobre la resurrección de la carne. El túmulo se descompone y pausadamente nace de él un cuerpo de oscuros límites entre la tierra y su figura, rememoranza del barro bíblico. Vacilante primero y confiado después, sus ojos fijos de niño o de serpiente parecen asombrarse ante el nuevo mundo que descubre: los espectadores. Con sones de tambores, trompetas y campanas que el nuevo hombre hace sonar, comienza un himno de alegría que anima su cuerpo hasta llenarlo de brincos. En esta euforia de su mano saltan puñados de caramelos hacia el respetable. El respetable entra en el juego, en la fiesta y sus bravos sonprizan la felicidad de sus rostros, Nacimiento del primer hombre, físico o espiritual, Alma de Serpiente, probable alusión a sus ojos y a su emerger de la arena, es un bello poema visual lleno de poesía y sugerencias para que el espectador lo interprete a su modo a tenor de su cultura, sus creencias y sus anhelos, En clave religiosa, puede ser muy bien el nacimiento del hombre nuevo de S. Pablo o la resurrección del hombre en general. Poema de muerte (el túmulo) que se convierte en poema de amor y vida (la salida de la tierra), Poema de génesis que lanza al ser humano a una nueva vida, Para Albert Vidal ese nacimiento, por el momento, es gozoso, Como gozoso, en principio, es todo nacimiento, Albert Vidal desarrolla la magia de su mímica y consigue con este espectáculo una auténtica comunión de regocijo, bienestar y bondad con el público, Con Alma de Serpiente el teatro cumple aquella antigua función "catártica" que se le asigna a la tragedia. Albert Vidal eleva el arte del mimo a la categoría filosófica y teológica. Título: Alma de serpiente. Autor: Albert Vidal Música: Tambores y trompetas del pueblo de Hellín (Intervención en directo). Intérpretes: Albert Vidal y tamborrada de Hellín. Estreno en Madrid: Teatro Alfil, 21 de noviembre de 1987.
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