La compañía Tanttaka Teatroa presenta Como un viento helado de Rafael Herrero, que con La casa de la llave de Mada Alderete, y Soka de Mikel Gurrea componen la Trilogía contra el abuso. Según Fernando Bernués director de Cómo un viento helado se trata de textos breves, intensos, de autores contemporáneos, donde se percibe la violencia cotidiana del maltrato o del abuso, con un ritmo incisivo de thriller y una brutal sinceridad de sus personajes, pero a la vez estos montajes son capaces de arrancar chispazos poéticos y rasgos de humor. Se han presentado con vida propia durante un año y pico, pero es la primera vez que se presentan en conjunto.
Con esta obra se abre la temporada 2019/20 del Teatro Fernán Gómez. Como un viento helado comienza con un disparo a las ocho de la tarde: Una chica sale corriendo de una farmacia. Coge la bicicleta y pedalea sin mirar atrás. La respiración de mi padre… Cinco pasos hasta mi cama… El olor a tabaco. Una mujer coloca una manguera de goma en el tubo de escape de su coche y cierra la puerta. Alguien te avisa de que estás en peligro. Las sirenas de la policía se escuchan a lo lejos. ¿Jugamos a ver quién aguanta más el dolor como hacíamos en el colegio? La primera vez le robé la bicicleta a un crío… Soy un mierda, sólo eso. La puerta de mi dormitorio se abre y yo quiero desaparecer. Me robaste la infancia… Me hubiera gustado jugar, correr, reír… Una bala, sólo una bala, y quizá todo termine. Hoy tenía que haber sido un día normal y corriente… Pero no ha sido así… Hay siete pasos hasta el borde de la azotea. Me gustan las azoteas. Hace unos años – aclara Fernando Bernués – me llamaron de un concurso literario importante, el Premio Ercilla de San Sebastián, y me dijeron que había un autor con No me hagas daño (CLIKEAR), y me proponían hacer una lectura dramatizada de la función. El texto era de Rafa Herrero y la función me pareció tan extraordinaria que dije que no quería hacer una lectura, sino levantarla con una producción importante. La producción tuvo bastante vida. En Madrid se pudo ver en la Sala Pequeña (Sala Margarita Xirgu) del Teatro Español, y a partir de ahí Rafa y yo nos hicimos más que amigos, y cuando Rafa escribió esta segunda función me dije. la tengo que volver a hacer.
Para Fernando, Rafael Herrero aporta una dramaturgia muy interesante porque abordando las dos obras problemáticas complejas tiene algo fascinante que es abordar temas muy duros, pero, dramatúrgicamente, con una estructura de thriller donde el suspense hace que las cosas dramáticamente funcionen no sólo por el discurso ,que es importante, sino como espectador tienes ganas de saber qué pasa. Esta habilidad se manifiesta en tocar temas comprometidos y a la vez el discurso no está por encima de la seducción teatral. Eso es lo que me gusta de sus textos. Acerca de la temática Fernando apunta que en cuanto indagas en las vidas de alguien, y la función lo hace con respeto y cierta profundidad, entiendes que es muy difícil juzgar a alguien porque tú no has vivido su vida. Esta función enseña, también, a mirar la vida, no en sentido didáctico o pedagógico, sino por lo propio del teatro que es acercarnos al conflicto del otro ,que no hemos vivido y, tal vez, no vamos a vivir, pero a través del conflicto de estas personas imaginamos como puede ser la vida o la nuestra en esas circunstancias. Nos enseña a mirar, un poco, desde una sensación más compleja, desde lecturas menos planas, menos obvias. Esta función es puro teatro en ese sentido. Te asomas a las vidas de tres personas en las que si tú hubieras vivido las vidas de ellos, estarías en las mismas circunstancias o actuarías de la misma manera. Eso es el teatro: un sitio par que la vida tenga más sentido, estemos menos jodidamente solos y se nos ensanche el alma. Es un sitio de encuentro. Esta función es teatro porque reúne esas condiciones. RAFAEL HERRERO
Rafael Herrero (CLIKEAR), el autor, precisa que cuando un texto se pone en pie, la obra cobra una vida diferente. Todo se enriquece, todo se profundiza. Los actores dan a los personajes que has inventado en casa en silencio, una personalidad especial, una relación entre ellos, un vivir las emociones, ese dolor, ese mirarse a los ojos, esa puesta en escena que ha hecho Fernando, ese trabajo de los tres actores…Todo eso hace que, esa obra que yo escribí, ahora ellos la conozcan mejor que yo. Espero que los espectadores también. Para mí fue un pequeños sueño, por no decir un gran sueño, conocer a Fernando, porque después de muchos años de televisión como periodista en distintos programas como La Mandrágora, Lo tuyo es puro teatro y cantidad de programas, me fui y quise empezar a hacer mi sueño que era escribir. Tuve la suerte de que No me hagas daño (CLIKEAR) le gustó al jurado. Le dieron un Premio importante, le gustó a Fernando, se estrenó y partir de ahí nos conocimos. Cuando escribí Como un viento helado, también se la pasé. DOLOR Y CULPA Como un viento helado surge, según Fernando, de esa sensación del dolor y la culpa. Para escribirla se documentó muchísimo. Se puso en contacto con gente joven que había sido abusada, tanto en el ámbito familiar como escolar y deportivo. Llegué a la conclusión que la mayoría de estas personas sentían que eran culpables. Pasaban 20 años, treinta, cuarenta…y ninguno decía, en general, nada. No confesaban a nadie lo que les había pasado. Algunos de ellos eran recriminados como si hubieran sido provocadores con 6, 8 años…que incitaron al padre, al tío o a un profesor. Que eran niños o niñas difíciles. Todo ese mundo me fue calando y entré en una especie de tristeza. Cada vez que me ponía a escribir me decía «¡Dios mío!, voy a escribir sobre un dolor que te sigue toda la vida». Gente que es muy próxima a mí, tiene 60 años y lo han dicho hace 8 ó 10 años. Viven con esa mochila enorme de culpa, de vergüenza. Quise escribir no un panfleto, o una editorial… Quise escribir , y creo que lo intenté, una obra que enganchara al espectador no solamente por el tremendo tema que toca, sino porque el espectador se sintiera arrastrado por ver lo que ocurría con esos tres personajes. Me gusta mucho el azar, el que las cosas pasan, a veces porque sí. Me encanta que alguien llama a la puerta, un personaje la abre y le cambia la vida. Estos tres personajes vienen encarnados por Nerea Elizalde (Ana), Tania Fornieles (Marta), Koldo Olabarri (Dani) ENCUENTRO DE TRES PERDEDORES
La idea fue una historia de tres personajes con edades muy parecidas y con trayectorias de vida muy diferentes. Cada uno tiene sus disgustos, sus problemas, sus desolaciones. Alguien quiere ser bailarín y trata de conseguirlo; alguien quiere respirar y no puede respirar; alguien quiere tener una vida simplemente feliz con su hermano y ayudarle, y no lo consigue. Son tres perdedores que se encuentran un día y en ese día las emociones entre ellos se van entremezclando y vamos descubriendo todas las cosas que les han hecho daño y que podrían haberles hecho felices. Rafael subraya que el montaje de Fernando potencia todo ese mundo de emociones, imágenes. Visualiza ese encuentro. Hay una interacción entre los actores, unos silencios, una pausas, unas formas de mirarse, de no tener prisa, de vivir cada personaje su emoción, su vida, lo que tienen dentro, con pequeñas cosas. Agradezco mucho a Tania, Koldo y Nerea que hayan dado vida a esos personajes, que son muy difíciles porque la obra empieza arriba y continúa todo el tiempo arriba. DESPUÉS DEL DISPARO Tras el disparo inicial y la salida corriendo de una chica de la Farmacia, comienza una vida en su cotidianidad en la que se desarrolla una vida que Fernando califica de muy sórdida como son los abusos sexuales de padres a hijas que es una realidad que está silenciadísima, pero en cuanto excavas un poco ves que hay un territorio mucho más habitual de lo que, desgraciadamente, pensamos, y que el silencio con el que las víctimas llevan ese silencio durante años y años, afortunadamente el hecho de que se verbalice y se escriba, ayuda a que uno pueda levantar la mano, dar un paso al frente y diga: «A mí me ha pasado esto». Esta es una de las razones que desde nuestras responsabilidades tenemos que poner estos temas encima de la mesa, sin perder de vista que lo que hacemos es teatro y por lo tanto tenemos que trabajar con esas herramientas. SER RESILIENTE ES MUY COMPLICADO
Fernando subraya que la función no se regodea visualmente en acciones, aunque se interpreta con realismo, sino que la crudeza del tema proviene de todo lo que desencadena esa violación. Al investigar sobre el tema Fernando ha descubierto que muchos de los trastornos bipolares está vinculados a abusos sexuales en la infancia. Es muy complicado el poder trascenderlo, eso que se llama resiliencia (capacidad para superar circunstancias traumáticas). Ser resiliente a abusos sexuales en la infancia es muy complicado de superar. Hay personas que al ver el tema de la función han preferido no asistir. Yo invité al estreno a una amiga y a su madre – refrenda Fernando – y me dijo que «he tardado casi 40 años en decirlo, y lo único que puedo decir es que mi rechazo a los hombres y que un hombre se me acerque y me abrace, inmediatamente y sin que lo pueda controlar, aunque sea un abrazo normal, me lanza a una imagen y me deja bloqueada». Más que un mal recuerdo es la imposibilidad de dejar ese acontecimiento al margen de tu vida.
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Título: Como un viento helado
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