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EL NACIONAL sirve para celebrar el 50 cumpleaños de ELS JOGLARS |
Todo lo contrario de la farándula elitista. |
En 1994 llegaba a Madrid El nacional del grupo Els Joglars, liderado, como siempre por Albert Boadella (Barcelona, 1943). Los espectáculos de Els Joglars siempre se esperaban con cierto morbo, porque todos ellos, de una forma u otra analizaban críticamente la sociedad y su entorno, bajo el sentido del humor. Vuelve de nuevo a Madrid en el Nuevo Teatro Alcalá en este 2011. El motivo es que el grupo cumple 50 años. A esta celebración se une la publicación de un libro que edita Cátedra y aparecerá en octubre.
· Fue un error mío, pues no había libertad en aquel momento para hacer lo que hice. Algo similar mi relación con Cataluña en estos últimos tiempos. Me he involucrado demasiado en las cosas catalanas, incluso artísticamente. Debí hacer tenido una mirada más universal. Al ver cómo se desarrollaba toda aquella situación debí haber hecho las maletas y largarme. Tarde demasiado tiempo en darme cuenta de ello. A pesar de las consideraciones de Boadella sobre La Torna, la realidad es que, para una gran parte del público, se convirtió en un símbolo de libertad.
En el siglo XX, tras la aparición del Holywood glamuroso de los años veinte los actores van transformándose en dioses, que llamaron “estrellas”. El paso a la gente del teatro fue lógica. Albert Boadella lo confirma: · Las piojosas carretas de la farándula han sido sustituidas por costosos edificios faraónicos dedicados a la lírica con montajes espectaculares y fichajes de lujo, pero en este camino de abundancia y ostentación para impresionar un público sediento de monumentalismo se ha perdido la poesía de lo sugerido que, en definitiva, representa la esencia de nuestro oficio.
Por eso este montaje da de un Teatro Nacional de Ópera que Boadella sintetiza: · Desesperado por semejante decadencia, Don José, viejo acomodador del que fue Teatro Nacional de Ópera, y hoy en estado de ruina debido a la gran crisis, asume la ardua misión de resucitar y renovar el arte lírico casi desaparecido. Con el fin de impulsar este nuevo renacimiento Don José adiestra un grupo de indigentes para representar el Rigoletto, personaje que considera como el símbolo del arte escénico “Una profesión de rebeldes y asilvestrados, todo lo contrario de la farándula elitista, petulante y sumisa, que ha degradado el gremio de lo que fue el glorioso oficio de pícaros, putas, cabrones y maricones enterrados fuera del camposanto” Don José dixit.
En esta ocasión se cuenta con cantantes como son la soprano Begoña Alberdi, de amplia trayectoria operística y quedes hace años está unida a Els Joglars en algunos espectáculos. Su versatilidad y su excepcional adaptación en los escenarios les ha llevado a combinar disciplinas tan diferentes como la ópera, el teatro, el musical, y en la última obra de Carles Santos, las acrobacias circenses. El barítono Enrique Sánchez Ramos, el cual debuta como barítono solista en el concierto-clausura del curso académico 2001- 2002 de la Universidad Carlos III en el Auditorio Padre Soler de Leganés. Desde su debut ha actuado en los más importantes teatros y salas de concierto de España. · El tener a estos cantantes me ha permitido aumentar la música. Lo musical me gusta. En el fondo soy un músico frustrado. El reparto de 1993 se repite, salvo Enrique que se incorpora como barítono. También esta muy cambiado el texto. Al tener los actores mayor experiencia, tras estos 18 años, creo que este montaje de ahora es mucho mejor.
Albert Boadella dejó Cataluña cuando comenzó a representar sus obras en castellano. El Nacional representa su ataque a lo instituido por “ordeno y mando”. · Nosotros no tenemos ayuda de la administración, porque representamos en castellano. Esto representa una prepotencia del mundo político sobre la cultura que puede traducirse como censura. También a la propia profesión que como ya he dicho ha pasado de ser asilvestrada al encumbramiento y pretende ser una élite, los pensadores de la sociedad y quienes dictaminan la moral pública. A mí esto me da repelús. Prefiero el concepto de “indomable”. En teatro no es frecuente que los grupos permanezcan unidos “hasta que la muerte los separe”. En el caso de Els Joglars no ha sido así. Boadella lo adjudica a · Una utopía personal y artística. La utopía artística fue una realidad y eso puede ser la razón de que la gente siga en la compañía. Por eso yo he vivido una gran felicidad. Ha habido una evolución artística: desde la expresión corporal a obras de texto de un total de 100 folios. Lo que sucede es que no partimos del texto escrito, sino que tras las experiencias colectivas va naciendo el texto. En el caso de La Torna llegó a tener 180 páginas. Otra evolución fue el pasar de las cutres mallas, en que se nos trasparentaba todo, a un vestuario, del escenario vacío a la escenografía más compleja. Ha sido como redescubrir el teatro.
Este proceso de llegar a espectáculos más complejos escénicamente es un punto de llegada pro no de partida. · Siempre comenzamos con el escenario muy vacío y con un sentido de libertad y ello desde el primer día, en 1961, – el estreno fue en 1962 –, a pesar de estar en la dictadura. Cuando vino la democracia seguimos nuestra crítica con ciertas instituciones que no nos satisfacían. Y también con nuestra propia, tribu, Cataluña. Sus consecuencias es que no actuamos en Cataluña. Pero ha habido más. También nos hemos enfrentado al sector progre teatral, pues se ha convertido en una secta. Como ya ha dicho su intervención en el ensayo de El Nacional, 2012 ha sido muy pacata. Es una muestra de que el grupo puede funcionar por sí solo. Ello le permite afirmar que Els Joglars puede funcionar sin mí. En la compañía hay gente muy capaz para sucederme, aunque lógicamente tendrá un cariz distinto. El tratamiento puede es el mismo pero con otra personalidad. En cuanto a su retirada definitiva lo tiene claro: · Quien me tiene que jubilar es el público y mi propia dignidad. El Nacional celebra los 50 años, los 25 años (1987), lo celebraron con la creación del espectáculo: By, bye Beethoven.
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