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ELLING |
ELLING
En diciembre de 2011, con motivo de la reposición de Contracciones en la Sala Princesa del Teatro María Guerrero, de la cual era productor Javier Gutiérrez, él mismo anunciaba que había un "niño" en camino: Elling. Lo del "niño" venía a cuento porque consideraba la "niña de mis ojos" la obra de Contracciones de Mike Bartlett. El original de Elling procede de la trilogía de Elling escrita por Igvar Ambjornsen entre 1993 y 1999. Hermanos de Sangre es la tercera novela de la mencionada trilogía y de ella nació la primera versión teatral por Axel Hellstenius, la cual con guión del propio Axel fue llevada al cine por Peter Naess en 2011. Posteriormente en 2003 Eva Isaksen rodó La madre de Elling, la segunda de las novelas titulada La danza del pájaro, y en 2005, dirigida por Peter Naess, Me encanta mañana fue la versión cinematográfica de la cuarta novela. Hermanos de Sangre, también fue adaptada al teatro en Inglaterra por Simon Bent. Se estrenó en el Bush Theatre, en 2007. En 2008 Elling llegaba a España como novela, pero sólo se trataba de Hermanos de Sangre.
Todo el peso de la acción lo soportan dos personajes: Elling (Carmelo Gómez) y – y Kjell Bjarne (Javier Gutiérrez). En torno a ellos entran y salen otros personajes. Andrés Lima se ha arreglado, para estos personajes, con dos actores. Chema Adeva y Rebeca Montero, y en ellos hay que destacar una excelencia. Si no supiéramos, por el programa de mano, que el reparto cuenta con sólo dos actores, además de los protagonistas, colaría perfectamente la multiplicidad de personajes que ambos secundarios interpretan. Chema y Rebeca nos demuestran cómo la personalidad del actor desaparece bajo la máscara del personaje. Un buen trabajo. La historia de Elling es enternecedora. Va de dos disminuidos psíquicos recluidos en un frenopático – vamos en un manicomio -, cuyo mal consiste en no poder vivir por sí solos: uno por una excesiva sobreprotección materna y el otro por su discapacidad en la cual el sexo, no realizado, es una obsesión. Ante la incapacidad de cura, en el sanatorio, se experimenta con ellos la experiencia de que convivan en un piso, y de este modo afrontar la realidad de la vida. El fin es aprender a vivir de modo autónomo y de este modo superar sus taras psicológicas. El peso de la función lo llevan Carmelo Gómez y Javier Gutiérrez que, prácticamente, no abandona la escena. Es obra en la que priva la interpretación gestual en la confección de los personajes, más que la palabra en sí misma, que, por otro lado, abunda. Este trabajo corporal y verbal – el modo de hablar y expresarse uno y otro – es el punto fuerte y en él tanto Carmelo como Javier componen magistralmente sus personajes. Carmelo Gómez nos tiene acostumbrados – por sus intervenciones teatrales y cinematográficas, en las que se ha prodigado más – a personajes de corte serio e incluso dramático. Sorprende su capacidad cómico-humorística al que le obliga su personaje. Y es que Elling posee buena dosis de fino humor, que nace no tanto de la situaciones sino de las reacciones de los propios personajes. Ambos están magníficos. El espacio escénico recurre a un cuadrilátero rodeado por parte del público, con lo cual actores y espectadores entran en íntima comunión, debido a esa cercanía. Las diversas escenas cuentan con una inteligente mutación, recurriendo a elementos mínimos, que manejan los propios actores, sin que la acción decaiga. Un buen ritmo llena todo el desarrollo. Elling es una historia enternecedora, pero algo más: la necesidad de vencer el miedo a la vida. Miedo que no solamente lo poseen los discapacitados. Es también una comedia sobre el amor y la amistad. Asistí el sábado 3 de marzo a la función de las 22:00 horas. No cabía un alfiler, y me consta que también en la función anterior. Los aplausos arreciaron al final.
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