Héctor y Berna son un matrimonio sin hijos, y a lo largo de su vida han reunido una colección a la que sacrificaron todo lo demás. Ahora, ancianos, quieren asegurarse de que su colección los sobreviva, para lo que buscan un heredero. Han convocado a Susana, coleccionista a su vez, acaso para examinarla. Los acompaña Carlos, quizá un examinador, o una pieza de la colección. La colección es una obra sobre el matrimonio, sobre el paso del tiempo y sobre la misteriosa relación entre las personas y los objetos. Hace un par de años, recién nombrado director el Teatro de la Abadía y contemplando la estructura del escenario de la Abadía, Juan Mayorga se formuló: «Aquí debería hacer La colección», un texto suyo que había sufrido un largo proceso. Todo comenzó bastantes años atrás al tropezarme con un matrimonio de ancianos: «Es lógico que teniendo la edad que tenemos, no teniendo hijos, la gente se pregunta por el destino de nuestra colección». Esa frase le llevo a Juan a imaginar una obra sobre el matrimonio, la herencia y el misterioso vínculo con los objetos que vamos reuniendo a lo largo de de la vida y nos sobrevivirán. A día de hoy Juan piensa que los temas son otros.
Son el amor y la muerte, los temas fundamentales del teatro desde su origen. Sólo conseguir concluir los textos de La Colección en los primeros días del confinamiento – COVID –, y los envié a algunas personas como señal de vida, como gesto de que deberíamos seguir trabajando. Era marzo de 2020. En el 2022 es cuando estando en la Sala de la Abadía, pensé «Aquí debería hacer La colección», y, al mismo tiempo, fui consciente de que hiciese donde la hiciese, mi primera misión era encontrar a dos grandes actores, capaces de encarnar a Héctor y Berna, el matrimonio de coleccionistas. Llamé a José Sacristán y a Marta Marzoa, y me sentí completamente afortunado por haber aceptado que me acompañasen en esta aventura. Ellos comparten a otros dos actores de otra generación, pero con mucha experiencia: Zaira Montes e Ignacio Jiménez que interpretan a Susana y Carlos. Los cuatro forman cuatro vidas que se cruzan en una noche. Ellos son los artífices de la obra, porque, para mí, el centro es el actor. Los demás lo que hacemos es acompañarlos en el encuentro con el espectador. YO NO PUBLICO Y ESTRENO UNA OBRA, Frecuentemente Juan ha declarado que sus textos tienen cosas que su propi autor desconoce. La Colección lo confirma. Los cuatro actores han encontrado en sus personajes cosas que yo no sabía que había escrito, pero que han sabido releer. Hace dos tardes José Sacristán pronunció una frase de la obra que dice a Susana: «No buscamos un comprador, buscamos un heredero», pero lo hizo con una angustia y una urgencia que yo no sabía que estaban en esas palabras, y que las resignifican y afectan a toda la obra. Ese heredero que buscan no es simplemente un custodio, sino un heredero moral, capaz de entregarse a lo que el matrimonio vive como una misión. No se trata de poseer los objetos, se trata de reunir piezas con las que, de algún modo, se tenga una imagen del mundo, de lo que es la humanidad y de lo que podía haber sido. Se trata de un proyecto descomunal, desmesurado, que los excede. Por eso La colección no es un asunto personal, sino que va más allá de ellos, y eso es lo que ha de entender su posible heredero. Seamos o no coleccionistas, la herencia nos interpela a todos, pues estamos entregando un legado a otros, y posiblemente lo más importante sean nuestros propios actos.
Hay una reflexión en la propia obra que dice: «Basta cambiar dos piezas de orden o introducir una pieza y meter otra para que toda la colección cambie». Eso ocurre en el hecho teatral y sucede en este hecho teatral. Estos actores son capaces de acompañar a una frase, de un gesto, encontrar un silencio que hace que toda la obra se renueve y se transforme, y que lo haga también para mí. A veces he dicho, que yo no publico y estreno una obra, porque la conozca y la entienda, sino para que otros me ayuden a entenderla. Este es el caso. Yo comprendo hoy La colección de un modo muy distinto a como la comprendía hace dos meses. El pálpito de Juan de que La Colección debería representarse en la estructura de la Abadía le llevó a considerar el espacio escénico formando parte de dicha estructura. Alessio Meloni entendió tal simbiosis, con lo cual, según Mayorga, con este espectáculo hay algo de «Celebración de la Abadía», y a eso ha contribuido mucho la iluminación azul abadía – nomenclatura acuñada para la Abadía – de Juan Gómez Cornejo, pues la estructura arquitectónica la conoce muy bien tras repetidas batallas teatrales. Respetando la propia estructura de nervatura y ventanales góticos del local, el suelo está inundado de cajas con su número de identificación, embalaje de la colección. JOSÉ SACRISTÁN, Héctor José Sacristán no oculta su gran deseo, desde siempre, de actuar en La Abadía.
Lo he dicho en múltiples ocasiones, pero vuelvo a dar las gracias a José Luis Gómez por rescatar este lugar para el teatro, porque realmente es un templo maravilloso, fuente de inspiración. Después de ir caminando cinco años de la mano de Miguel Delibes con Señora de rojo con fondo gris (CLICK), pasar a Juan Mayorga, es un lujo, es un privilegio. Este tránsito del estremecimiento que Miguel Delibes propone desde lo que conocemos, a esta cosa estremecida de «¡vaya usted a saber con lo que nos vamos a encontrar!», de Juan Mayorga es toda una experiencia para un actor, y más con tantos años a cuestas (86 años), de lo más interesante. Es un ejercicio que te permite disfrutar, un lujo y un privilegio que agradezco. Sacristán conocía la obra de Juan Mayorga y esta propuesta en concreto le encantó, pues era pasar de lo conocido del universo de Miguel Delibes a este alcance en las distintas dimensiones que la historia y el personaje proponen. Es un matrimonio que tienen una colección. Son dos seres humanos que como cada uno de nosotros vamos coleccionando, pero no sólo objetos. Se colecciona el amor, el odio, la idea de la muerte, la injusticia. Coleccionamos: somos depositarios de lo que ha ocurrido antes y vamos a ver ¡qué puñetas! dejamos a los que vienen después, pero no solamente la obra artística de la humanidad. Es la humanidad, desde mi punto de vista, en sí misma, de la que tratamos. En definitiva, hay una forma en la vida que es coleccionar, y, al mismo tiempo, ser coleccionado. De ahí la satisfacción de encontrarme con un personaje así y proponérselo al público en un lugar como La Abadía. Es proceso de descubrimiento de nuevas cosas en los textos como ha apuntado Juan Mayorga, cuando uno se pone en contacto con los otros, Sacristán lo experimenta en el momento de memorizar el texto. A la hora de memorizar yo siempre dejo un territorio sin fijar hasta que no escucho al resto de compañeros. Hay una especie de musicalidad que se completa en las representaciones, y, lógicamente, eso es lo apasionante del paso de la escritura al teatro. Pasa por el vehículo que somos los cómicos y las cómicas. Sacristán muestra su placer de compartir el trabajo con gente joven, algo que le ha ido ocurriendo en los últimos años. Yo ya he cumplido unos cuantos años. Todos son más jóvenes que yo. Vivos, más viejos que yo no queda prácticamente nadie. Es una satisfacción encontrar, desde la juventud, propuestas que se hacen, y la curiosidad de ver qué le pasa a la gente cuando contemple esta obra. ANA MARZOA, Berna
Ana Marzoa (Buenos Aires ,1949) con una nutrida lista de títulos en teatro, televisión y cine y abundantes premios, desde 1970, en que llegó España. Premio Nacional de Teatro 1986, confiesa: Yo llevaba mucho tiempo sin tener un trabajo tan importante, tan interesante. Llevo unos años participando en cosas más vacuas, más mediocres. Cuando me llamó Mayorga fue un momento muy especial: un salvavidas. Luego trabajando con Pepe Sacristán hay una empatía, tienes la sensación de que conoces al otro desde hace mucho tiempo. Un sentimiento muy difícil de expresar. La colección es una función interesantísima. Ya sabemos la maestría con la que Mayorga juega con las palabras. Para mí el lenguaje es una de las cosas más importantes de la vida, en esta época en que se está asesinando a las palabras a través de los móviles. La palabra es el paso más grande hacia la libertad para nosotros, los seres humanos. Cuando se mata el lenguaje, se mata la libertad. Este es un texto que está amando las palabras, rescatándolas. Me gusta mucho el personaje, porque tuve una época en que tuve la fortuna de interpretar personajes muy bellos, muy grandes, pero siempre había una carga emocional muy grande, y aquí hay que trabajar con el ingenio algo que me gusta mucho, hay también que dominar el sentimiento. Estoy muy dichosa de trabajar en este proyecto y me uno a la presencia del lugar y a la enhorabuena a José Luis Gómez, porque, francamente, es un lugar mágico. Lo vamos a echar mucho de menos cuando hagamos gira, aunque ha y otros muchos teatros preciosos, pero este es algo especial.
FUNCIÓN PRECIO Descuentos TARIFA REDUCIDA TARIFA GRUPO
Título: La colección
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