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LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE LA ESPAÑA NEGRA A ESCENA |
LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE LA ESPAÑA NEGRA A ESCENA
De La familia de Pascual Duarte se hizo una película. Nada impedía que también sirviera de pretexto para armar una obra de teatro. Hay que convenir, sin embargo, en que convertir el relato del protagonista en materia dramática es un arriesgado empeño que puede proporcionar al adaptador más disgustos que satisfacciones. No parece que tal posibilidad haya frenado el que ha puesto Tomás Gayo, quién ha dado muestras de una temeridad poco común entre quienes asumen el riesgo económico de producir espectáculos. En este caso, justo es decir que la apuesta se ha saldado con éxito, al menos artístico, que es el que aquí importa. Y lo ha hecho, porque en su trabajo de versionador ha actuado con prudencia, siguiendo bastante al pie de la letra el original de Cela y sin meterse, en lo tocante a las formas, en camisa de once varas. La adaptación es limpia. Pascual, el protagonista, da cuenta de los avatares de su vida y de cuando en cuando cede la palabra a los personajes evocados por él para que escenifiquen los sucesos que describe. Estos paréntesis se abren y se cierran con notable fluidez y naturalidad. Naturalidad que también se da cuando alguna de esas criaturas aprovecha su presencia en el escenario para tomar el relevo del narrador. La puesta en escena le ha sido encomendada a Gerardo Malla. Otro acierto. El veterano director camina casi siempre al borde del precipicio, logrando mantener el equilibrio a pesar de de que muchas escenas plantean situaciones truculentas que invitan a No hay alardes escenográficos en esta puesta en escena. El decorado único de Mundo Prieto, que enmarca todos los espacios en los que transcurre la acción, parece extraído de una de esas viejas fotografías de familia viradas a sepia que todavía se ven en las paredes de muchas viviendas. No hace falta más para un espectáculo que todo lo fía a la solvencia de los actores. La tienen los que integran el reparto, pero justo es destacar a Lola Casamayor, espléndida en el papel de la madre de Pascual, mujer de armas tomar, mal intencionada, dominadora e intransigente. También merecen ser citadas Ana Otero y Ángeles Martín, que interpretan los papeles de Lola y Rosario, esposa y hermana del protagonista, dos criaturas zarandeadas por
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