María espera a su marido Maxi en casa y le propone un juego: saber la cantidad de amantes que los dos han tenido durante su matrimonio con el fin de conocer exactamente en qué punto se encuentra su relación. Las mentiras, las infidelidades y los miedos conseguirán enfrentarlos a esa falsa apariencia de la que han sido objeto durante tanto tiempo y se despojarán, de una vez por todas, de esa máscara que esconde cada uno de ellos para descubrir realmente quiénes son. La ilusión conyugal de Éric Assous es obra de 2009 a la cual le precedió el mismo año Los hombres prefieren mentir. Quien introdujo a este autor en España fue el actor Arturo Fernández (1930 – 2019) con La montaña rusa (2004), estrenada en España en 2010. En años posteriores aterrizaron otros títulos como Los hombres prefieren mentir, La ilusión conyugal , El secreto (2008) y Nuestras mujeres (2013) entre otras. La ilusión conyugal en manos de Arturo Fernández se tituló Los hombres (no) mienten (2011) estrenada en el Teatro Amaya de Madrid el 21 de septiembre de 2011, y manteniéndose toda la temporada de 2012, lo habitual en las comedias de Arturo Fernández. ÉRIC ASSOUS, dramaturgo, guionista y director de cine Éric Assous(Túnez 1956 – París 2020), es un prolífico guionista de cine, director de cine y teatro, y dramaturgo con muchas piezas de teatro en su haber desde 1992. Cuenta con 80 guiones radiofónicos (radionovelas) para la cadena France Inter. Tiene gran éxito internacional con obras que analizan los conflictos de parejas heterosexuales, en las que rondan la libertad y la necesitad de que todos sean indulgentes porque el sexo «no es más que un juego de niños«, siempre que el otro sea generoso y entienda las situaciones que se plantean. Ahora, en 2023, se estrena en Madrid La Ilusión conyugal en El Teatro Bellas Artes interpretado por Alejo Sauras, Alex Barahona y Ángela Cremonte y dirigida por Antonio Hortelano, quien en 2015 interpretaba como actor otra obra de Assous, Nuestras mujeres (CLICK). ANTONIO HORTELAO, actor y director
Antonio Hortelano (Valencia, 1975), pronto se trasladó a Madrid, por motivos profesionales. Su primer papel impactante para el gran público fue el personaje de Quimi en la serie televisiva Compañeros (1998 – 2001). Otro puntal ha sido el protagonizar junto a la actriz Eva Santolaria la película No te fallaré. A partir de entonces una larga lista en cine, televisión y teatro como actor. Sus últimas interpretaciones en teatro han sido: La Cuenta (2021), La Fuerza del Cariño (2019), Dos más Dos (2019), Las amazonas (2018), Nuestras mujeres (CLICK) (2015) La ilusión conyugal (2009/10) ganó el Premio Moliére, y es un texto que Antonio Hortelano ya conocía. El retomarlo es porque piensa que es un texto fascinante habla de nosotros, de las personas, de los líos que tenemos con nuestras vidas y ahonda mucho de cómo somos las personas. Me llama mucho la atención porque podemos aprender mucho de nosotros. Estamos llenos de virtudes, pero también de defectos, y los defectos hacen que uno pueda evolucionar para ser mejor. Entonces los problemas de pareja, los problemas de amigos, los problemas que tenemos continuamente y que son universales como son: el sexo, la guerra de sexos, en esta función está muy representados. Yo he intentado hacer una comedia pero hablando de cosas muy serias. Yo le llamo una «comedia de altos vuelos«, porque no quiero que sea una comedieta. He intentado hacer «Alta Comedia«. No es una comedia explosiva de carcajadas continuas, lo cual no quita que la comedia de carcajadas no sea maravillosa, porque hay teatro de todo tipo, pero esta función no requería eso, sino, sobre todo, contar una historia, y si nos reímos, en realidad nos reímos de nosotros mismos. Cualquier función de teatro nos cuenta una historia y esa historia nos puede plantear muchas preguntas. Y para eso está el teatro: para preguntarnos muchas cosas y no dar tantas respuestas. Que cada uno busque la suya. LO IMPORTANTE ES HABLAR DE LAS PERSONAS
En España la Alta Comedia tuvo su esplendor en el siglo XX e iba muy unida a un público y horarios burgueses. Cuando en la transición llego un tipo de teatro más comprometido políticamente o socialmente, a la Alta Comedia se le tachó de «burguesa», y no parecía bien visto el que autor y actores fomentasen el género. Hoy ese desprecio ha desaparecido en buena manera. Hay teatro para todos los gustos. Esas comedias de cariz burgués estaban hechas de una manera determinada. Ahora intentamos contemporanizar, quitar ese volumen y ostentación que tenían. Particularmente me da igual que sea burguesa o de clase social, alta, baja media… Eso no es lo importante. Lo importante es hablar de las personas y no tanto de la burguesía o la plebe. En «las personas» se engloban muchos círculos sociales. Es claro que hay diferentes clases sociales. Es verdad que, en general, una buena comedia está más denostada que un buen drama, pero hay distintos tipos de comedia. Hoy la Alta Comedia ¿dónde está? Ha desaparecido. Yo pongo algunos referentes, por ejemplo Billy Wilder hace un Alta Comedia que es maravillosa y está hablando de un gran drama, como El apartamento. No están hechas sólo para ironizar o burlarse. No. Están hablando de dramas realmente de los seres humanos. Creo que no se le da la suficiente importancia que tiene. Una gran comedia es un género muy grande. Son comedias finas que plantean situaciones, no que se tenga que hacer el chiste o la gracia continuamente para que el espectador ría. No. El espectador es muy listo y sabe que una situación puede llevar a un sitio interesante, que es lo importante, y no simplemente hacer reír. Y si nos reímos, conviene luego pensar de qué nos hemos reído. EN LA COMEDIA SE ESCONDE UN DRAMA La ilusión conyugal brujulea a través del conflicto de parejas, temática abundante en muchas comedias. El elemento diferencial de La ilusión conyugal, Antonio lo ve en el modo de ahondar en el problema. Ahonda mucho, sobre todo en un tema que me interesa mucho. Además del tema de la incomunicación con la pareja en que vives, personalmente, preguntas como ¿Es necesario saber los secretos de tu pareja, con la que estás conviviendo? ¿Es necesario intentar conocer cualquier aspecto de la vida de la otra persona? ¿De si pasado, de su presente, delo que quiere hacer de su futuro, incluso? ¿O es mejor dejar espacio y no saberlo todo de la otra persona? Te puede meter en un conflicto que te puede salir bien o mal. ¿Somos realmente sinceros cada vez que estamos con las personas o no somos tan sinceros como pensamos? El autor establece ciertas preguntas que me parecen muy interesantes. También vemos unos tipos de relaciones que parecen una cosa y luego no lo son, por lo cual esta función juega mucho con el mundo de las apariencias. Aparentamos muchas cosas, pero luego no somos lo que queremos ser. Son temas que me gustan mucho. Antonio reconoce que se siente muy cómodo en el género de la comedia, al menos como él la entiende. En la comedia siempre se esconde un drama y eso es lo que verdaderamente me interesa. Los dramas pueden ser comedias también y en un buen drama puede haber una gran comedia. Por otro lado los dramas no se pueden tratar sólo como dramas, pues nos quedaríamos en un sitio determinado. Se pueden tratar de muchas maneras y, como pasa en la vida, en muchos momentos duros y difíciles, necesitamos de la comedia. Es una comedia absurda, surrealista o poco lógica, pero siempre existe y ese punto de vista me interesa mucho. HE INTENTADO QUE NO SEA La versión es también de Antonio Hortelano. Con respecto al original francés, ha tenido en cuenta que la obra es del 2009/10, por lo cual necesitaba un mínimo repaso y ahondar en cosas que me interesaban más que otras. He intentado que no sea un función discursiva, sino una función rápida, ágil que, incluso, diga más con lo que no se dice que lo que se dice, o exprese más con el movimiento o una acción que con el texto en sí. Eso oculta muchas cosas de las que decimos, porque la mayoría pueden ser verdad o mentira. Me gusta mucho el texto, pero me gusta mucho cuando un actor ejecuta una acción no simplemente por hacer algo, sino por esconder. ESTA FUNCIÓN TIENE QUE TENER De la puesta en escena de Antonio lo que destaca es el ritmo, al que se acomodan los diálogos ostentando cierta rapidez, lo cual para algunos actores, más duchos en un teatro un tanto sesudo, no siempre es fácil. Esta era una de las máximas que yo tenía: «Esto tiene que tener un ritmo determinado. De lo contario la función no va funcionar, porque está hecha y la versión también está hecha para que sea así, y tiene que tener un ritmo ágil y rápido», porque lo que no quiero que de cada frase se encuentre un motivo o una intención. La intención no está en las frases, sino en las situaciones y en lo que no se dice. El actor no tiene que estar continuamente explicando la historia ni sus motivaciones. Lo que tiene que tener es un «tempo» determinado. Por eso, a veces, los ritmos ágiles y rápidos te llevan luego a una reflexión más lenta donde el espectador puede parar un poco, porque el ritmo rápido lo que hace es que las relaciones entre ellos ya sean de una manera determinada. No considero que una pareja que se conocen desde hace 15 ó 20 años, hable con un ritmo cadencioso, lento, porque no es verosímil. Ya se conocen, y cuando se conocen mucho, casi, hasta que se pisan. Eso le da mucha verdad, y el no pensar mucho las cosas, ni pensar las intenciones, ni querer hacerlas, le da otra dimensión. Tenemos que hacer la función para el espectador y tienen que llegar a él ciertas cosas que, a veces, no lo hemos pensado. No dar las cosas por sentencias. Todo lo contrario, dejar abiertas ciertas cosas y ciertos momentos de la función que no se sepa muy bien si van hacia un sitio o hacia otro. Que cada uno elija su propia historia. LOS TEXTOS SON BASTANTE DUROS Y DIFÍCILES, A pesar de que aparece como una comedia, La ilusión conyugal es bastante dura, en palabras de Antonio. Un día la hicimos muy en serio y era un dramón importante, por eso no nos podíamos ir a ese sitio, porque entonces la función pecaría de algo demasiado duro y excesivo. Los textos son bastante duros y difíciles. Por eso tenemos que encontrar un término para contar algo de una manera, pero con ese drama presente, y si alguna vez nos hace sonreír, mejor. HUIR DE LA COMEDIA DE TRESILLO La ilusión conyugal además de Alta Comedia, también se ha catalogado como «comedia de tresillo«, porque en el tresillo es donde unos y otros se intercambiaban su cuitas. El tresillo siempre ha sido un peligro para el ritmo de cualquier función ya que coarta el movimiento de la acción. En esta función nadie se sienta y empieza a hablar, por hablar, por hablar…¿por qué? Porque entonces lo que se está dando especial importancia al texto, y el texto, a veces, dice cosas que tiene un significado en una primera lectura, pero si tú lo llevas a otro sitio donde la acción cuenta más de lo que realmente estás diciendo abre un abanico más. Y si la acción te apoya una luz o algún sonido o una música, a lo mejor son más elementos que cuenten una historia y abran mucho más el espectro a que simplemente quieras hacerlo con la palabra. A mí eso me parece más explicar una función que hacerla. Desde un principio dije que los movimientos que íbamos a hacer tendrían que tener una razón y un por qué. No es por moverse o por ir a beber agua o ponerte un whisky. Si vas a ponerte un whisky es por algo. Cuando uno se va a un sitio, está haciendo algo. Está evitando algo o está escondiendo algo. En teatro es lo que se tiene que hacer, una concreción de movimientos, gestos para que cuando se haga tenga un valor determinado. LA ESCENOGRAFÍA, UNA HABITACIÓN DE PASO Aunque a nivel de ritmo se intenta evitar la calificación de «comedia de tresillo«, en este espacio escénico el tresillo, reducido a un sofá, no se ha olvidado. Antonio es el autor de la idea, plasmada escenográficamente por Pablo Menor. Pablo Menor me dio muchas ideas , pero yo tenía de antemano una idea bastante clara de lo que quería. Mi intención era hacer una escenografía blanca muy pulcra, muy limpia, que parezca, incluso, una habitación de hotel, de modo que no sea casi una casa, sino una especie de sitio de paso. ¿Por qué? Porque no tiene tanto carácter. Está hecha como a medida y no tiene, prácticamente, elementos, porque ahí no hay vida. Es una de las cosas que me interesaba: mostrar desde el principio algo si vida. Eso cuenta mucho de las personas que viven en esa casa.
ESTA FUNCIÓN ES COMO RECUPERAR ALGO Como síntesis de La ilusión conyugal, Antonio lo concreta en que con esta función es como recuperar algo. Es una función contemporánea, moderna, pero también tiene algo clásico y antiguo. Me parece genial cambiar o intercalar esos distintos puntos del teatro. Tenemos que aprender tanto del ese teatro y de las películas de los años 20, 30, 40… ¡Son joyas! FUNCIÓN PRECIO
Título: La ilusión conyugal
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La ilusión conyugal. Eric Assous. Hortelano. TBA
