Una doncella del siglo XVI queda tuerta de un ojo en su primer encuentro amoroso, y lejos de perdonar y pasar página, llena de rencor nos lanza un maleficio a todos para vengarse del amor. Veremos los efectos de ese maleficio siglos después, en la época actual, en una bailarina que se llama Lucía. Dos grandes personajes centrales y muchos periféricos, que vienen a perturbar las atmósferas que hemos creado con tanto tesón. En 2010 la compañía Nueve de Nueve Teatro debutaba por primera vez y curiosamente fue en el Teatro Fernán Gómez (Sala Jardiel Poncela). Ahora en 2023 llega con su última obra, La Tuerta. Para Jorge Uson, autor y director de La Tuerta, esta volver es como un «recargar las pilas», y el «sentir que estamos vivos y seguimos trabajando». Con este estreno hay un «plus»: el abrir temporada en un teatro por segunda vez. La primera fue en el Teatro Español de Madrid en septiembre de 2020 con una gran acogida de público y crítica. Se trataba de Con lo Bien que Estábamos (Ferretería Esteban) (CLICK) dirigida y escrita por José Troncoso, la cual recibió dos Premios Max a mejor labor de producción y a mejor composición musical. JORGE USÓN, actor y ahora dramaturgo y director Jorge Usón define La Tuerta como
una tragicomedia sobre la imposibilidad de amar, sobre la imposibilidad de perdonar, contada con humor, con sátira, y donde todo se asienta en el trabajo interpretativo de María en un espacio vacío. Esta es mi «ópera prima» en cuanto que me desfloro como autor y director teatral, como todos los desfloramientos, a veces, son muy dolorosos, pero también muy gozosos. Estoy en un oleaje extraordinario, y aunque como actor hemos vivido muchos estrenos, en éste las olas tienen otra calidad. Las palabras que me vienen son orgullo, satisfacción, porque podemos contar algo que nació de nuestros corazones. Me siento transcriptor o secretario de teatro. A pie de ensayo íbamos escribiendo lo que la obra nos iba pidiendo, y reflejando el teatro que nos gusta ver: invocar las musas que más placer nos provocan y más interrogantes nos lanzan. Este escribir a pie de escenario no se contradice con que yo escribiera. Yo me hago cargo de la autoría dramatúrgica. Hay otros autores como Mariano Marín y Torsten Weber que son los que nos han puesto unas atmósferas musicales en colisión, que completa mucho el trabajo dramatúrgico, y, desde luego, María Jámiez está de antemano, igual que Romeo precedió a Shakespeare y le ha servido decanal para poder plasma en el texto lo que pensamos que el teatro nos estaba pidiendo. Había dos cuadernos: uno enorme que era para cuando sentíamos que el teatro nos estaba hablando, y lo apuntábamos en un juego ensayo-error. Hemos roto mucho más de lo que hay aquí, y esto es lo que ha quedado como quien busca pepitas de oro en el río. Ha habido momentos de mano automática, momentos de material emergente que aparecía.
Esta metodología ha dado como resultado un texto que tiene «muchas capas«. Tal cual aparecían los materiales, se iban plasmando en la hoja. Por eso es un texto que las líneas narrativas clásicas las respeta hasta cierto punto. Es, por así decirlo, un manuscrito transcripto de lo que ocurría en los ensayos, aunque el acto de desbrozar, de quitar, me convierte libidinalmente en autor, y me hago cargo de cada palabra, cada pausa y de todo lo que ocurra, más allá del cuerpo y la voz que lo pone María. A nivel literario surgen, de vez en cuando frases rozando la grandielocuencia o el matiz literario. Entre ellas algunas de sabor lorquiano como «marchita antes de perfumar esta pobre tuerta» Hay personas que han leído el texto y, sin lugar a dudas, está Lorca. «Marchita antes de perfumar, fíjate esta pobre tuerta», es una frase muy tremenda. MARÍA JÁIMEZ Quien asume todo el protagonismo de La Tuerta es María Jáimez, a la que Jorge Usón califica de «actriz fetiche» de la Compañía. Es actriz soberana, incansable, que está en su mejor momento personal, artístico y expresivo, en su edad, en su piel. Es alguien que está trabajando muy bien. Es un exponente en el teatro nacional. Acaba de protagonizar Cucaracha con paisaje de fondo con su compañía Mujer en obras, y se ha sumado al elenco de La voluntad de creer (CLICK) de Pablo Mesiez. María Jáimez propuso a Jorge Usón trabajar con ella. Tras el «Sí» prometido por Jorge no había nada más que una página en blanco, y nada en la cabeza. Se comenzó a aportar material y a entrenar. La Compañía y yo veníamos con un gran aliento creativo después de hacer Ferretería Esteban (CLICK). Ese aliento que te prestan, los grandes directores, los grandes escritores como José Troncoso, que nos prestó un mundo imaginario y una posibilidad de llevarlo a cabo. Me reúno con María y encontramos un verso de Anne Sexton– 1928 -1974, poetisa estadounidense, Premio Pullitzer de poesía, 1967 – que dice«Vive o muere, pero no lo envenenes todo». Fue un punto departida maravilloso. Luego fuimos al Museo del Prado, la Infanta María Teresa de Velázquez nos guiñó de una manera particular, la novia de Frankenstein y una serie de referencias, que fuimos trayendo a la olla para hacer La Tuerta como ese amalgama de muchos sabores y muchas texturas.
agravio amoroso. Todos nos hemos visto alguna vez en esa disyuntiva, al menos yo la primera, de qué hago: ¿Perdono ó me vengo? ¿Me quedo con el rencor? ó ¿El rencor te toma? En la obra hay una frase: «Si yo no amo, nadie lo hará». Esta frase me parece extremadamente peligrosa sobre todo para una misma, porque, a veces, no nos dejamos ver al amor de verdad, y solamente nos podemos ver a nosotros mismos. Entonces eso de dejar de ver para ver, de explorar las oscuridades para poder ver la luz otra vez, me parece, por lo menos yo, que he tenido que atravesar esos viajes. O sea que esto no pasaba solo en el barroco, sino también ahora. Lo importante es que es un cuento, y entonces en este espacio vacío se pide al espectador que termine de pintar la frases del cuento que son rotundas, pero con hueco a la mirada de cada uno. Para la inspiración de los sentimientos y emociones del personaje la Tuerta, María desvela que fue a partir del mundo de Jorge Usón y del de ella Nuestras infancias, nuestros amores, nuestra familia, pero también ese revoloteo de elementos innombrables de recuerdos ocultos que, de pronto, entran en una improvisación. La premisa era que el teatro nos hablara. Lo que yo he intentado es no molestar. En cuanto a los sentimientos no es algo que yo imponga a la Tuerta, sino que hay una distancia. De hecho en esas improvisaciones, cuando terminábamos yo le preguntaba a Jorge: «¿Has visto lo que le ha pasado hoy a Lucía?», «¿Has visto lo que ha hecho la Tuerta hoy?» Este juego es muy bonito, para mí, porque la Tuerta se maneja sola, aunque yo tengo la técnica, por supuesto. Hay un juego que depende de lo que ve la Tuerta, y lo que ve sólo lo recibe, después lo transformará en algo. No hay una decisión de actuar en sentimientos. Es como cuando jugábamos de pequeños en que en tal lugar había un monstruo, y ello nos producía miedo y , a lo mejor, pasábamos del miedo a la risa. Por otro lado he sufrido mucho por amor y le he dado un punto de romanticismo en mi vida, a sufrir por amor con un punto de comedia. Ahí van todas las emociones juntas, pero la vida es así. LA ESTÉTICA GENERAL
Llama la atención la estética de la puesta en escena, sobre todo en el mundo de las truculentas sombras del personaje que nos retrotraen al expresionismo y en concreto a Nosferatu. Posiblemente sea rizar el rizo, pero la «maléfica sombra» parece expresar el alargamiento del rencor del personaje hasta la contemporaneidad, que nos invade a todos. Jorge Usón aclara que todos tenemos una Tuerta dentro, porque la vida nos mancha, nos decepciona. Para nosotros, los héroes contemporáneos son los que la mantienen a raya. Desoyen a esa tuerta que llevan dentro y no hacen nada inspirado por ella. Esta obra rinde tributo al teatro y a la deportividad, a la compasión y al perdón, que, para nosotros, son elementos revolucionarios, transformadores y muy importantes, incluso urgentes en nuestra época actual. Había cosas que yo tenía muchas ganas de ver sobre un escenario, María también, y quitadas muchas cosas, se han mantenido asuntos mitológicos que me han concernido desde la infancia y a María también, como es el mundo de las sombras. No fue buscado. El iluminador Juan Gómez Cornejo lo magnificó, y nos pareció que era el reverso negativo del misterio que estaba ocurriendo ahí, y se quedaron. En cuanto a la interpretación de la sombra como el elemento del mal que llega hasta el presente, responde a nuestro cometido que es «poner a imaginar». Si se ha pensado eso, estamos por buen camino. Nuestra idea es que no se interrumpa esa imaginación. Que el público venga aquí a imaginar, que venga a, como mínimo a imaginar mundos.
FUNCIÓN PRECIO
Título: La Tuerta
|
La Tuerta. Jorge Usón. María Jáimez. TFG
