Ramón, un funcionario, y su ex – mujer Laura, psicóloga, están aislados en un sótano. Ramón confiesa que es un asesino y convence a Laura para iniciar un juego con apuestas de vida o muerte. Paso a paso, la historia se hace más compleja y el afloramiento de cada nueva verdad sigue su cuestionamiento, de modo que se genera una nueva incertidumbre. Al final no se sabe si los crímenes han sido ensayos para el único crimen y si son reales o bien es sólo una macabra broma. Las tornas del juego cambian cuando Laura confiesa sus manejos y mentiras para conseguir la separación de Ramón, así como que acusa a Ramón engañarla con un hombre poniendo en duda su virilidad con el afán de infligir dolor. El juego lleva a poner en entredicho quién es víctima y quién es verdugo.
PALABRAS ENCADENADAS El método Grönholm (El mètode Grönholm) (2003) lanzó al dramaturgo Jordi Galcerán (Barcelona, 1964) a los escenarios internacionales, pero le precedían ya varios títulos. Estudió Filología Catalana en la Universidad de Barcelona y durante unos ocho años en el Departamento de Educación de la Generalitat de Cataluña. En 1988 comienza a escribir teatro, y el éxito le acompañó. En 1995 estrena Palabras encadenadas (Paraules encadenades), y gana el XX Premio Born de Teatre. En 1996, el Premio de la crítica Serra d’Or a la mejor obra en lengua catalana. Desde entonces este texto tuvo vocación de Guadiana: aparece y desaparece, interpretado por compañías profesionales y de aficionados. En 2003 encontraba su versión cinematográfica, con guión de Fernando de Felipe y dirección de Laura Mañá. Ahora vuelve al teatro dirigida producida por SoloMúsica Teatro (Lucas Espinar y Antonio Espinar, de Don Benito), bajo la dirección artística de Domingo Cruz, quien ya la había dirigido hace años en su propia compañía El Desván Producciones fundada en 2005. Viene a Madrid con unas buenas credenciales: «De las mejores funciones de la Muestra Ibérica de las Artes Escénicas (MAE) celebrada en Cáceres», en opinión de la crítica. GALCERÁN ES UN MAESTRO Los intérpretes son Beatriz Rico en el papel de Laura y David Gutiérrez en el de Ramón. Uno de los motivos de que se vuelva a retomar, según David Gutiérrez, es porque se trata de una obra
que no pasa de moda. Lleva mucho tiempo. Se escribe en 1995 y engancha muy bien con todo tipo de público, jóvenes, mayores. Galcerán es un maestro en el «thriller» psicológico y este texto lo demuestra absolutamente. Domingo Cruz, el director, tenía ganas de montar algo potente con Beatriz Rico y yo tuve la suerte de entrar en el proyecto, a día de hoy hemos estado por toda España y seguimos saliendo de los teatros con el público fuera esperándonos, porque la función no te deja indiferente. La maravilla que escribió Galcerán está tan bien hilada y tan bien contada que no puede salir mal. Este impacto sobre el público David lo ve en el doble juego que hay entre estos dos personajes. El secreto está en el hecho de que le estés contando una cosa y no estar seguro de recibir lo que está recibiendo. En esta función el público en un minuto está a favor de él y al minuto siguiente está a favor de ella. Tantos cambios conceptuales dentro del texto lleva a que el público no sepa por quién decantarse. Me parecía que éste era bueno y, al final, es malo. Entonces creo que toda esa incertidumbre al espectador le gusta. Le gusta estar enganchado a momentos duros física y emocionalmente, y luego hay momentos en que el autor sabe cómo desinflar eso para que el público se relaje y se pegue su rato de carcajadas. ¿VENGANZA HASTA LAS ÚLTIMAS CONSECUENCIAS? Hay escenas en que el masoquismo está presente como amenaza. No hay que olvidar que esta pareja es un matrimonio separado, lo cual lleva a preguntarse que para haber llegado a ese punto un pasado no muy halagüeño debe estar detrás. La obra se vende como un psicópata que tiene secuestrada a una víctima, y el púbico a lo largo de la función detecta que el psicópata no es tal psicópata. Lo que sucede es que a la hora de aclarar esta situación es muy difícil no hacer «spoiler», en cuanto demos algún detalle. Ramón está preparando una venganza y lo hace con un desconcierto contra ella y con un juego de una forma recreativa, pero llega hasta sus últimas consecuencias, lo cual hace imaginar qué no le habrá hecho esta tipa. Con todo los dos son muy buenos y los dos son muy malos. Eso es divertidísimo.
Como el juego está en el intercambio de papeles verdugo-víctima, víctima-verdugo, también podría decirse «qué no le habrá hecho este tipo». ¡Claro! Además Beatriz Rico defiende su personaje a muerte. Sus razones tendrá y yo defiendo el mío. Es la única manera en la que puedes funcionar. Ella tiene razón en muchas cosas y qué duda cabe que está sufriendo un presión psicológica y física y dura pero puede ser que hasta se lo merezca. David Gutiérrez Sanguino (Cáceres, 1975), con 14 años subió a un escenario por primera vez en el Instituto IBM El Brocense, con La venganza de Don Mendo y le reafirmo en su vocación artística. A los 16 años comenzó profesionalmente y ello le llevó a Madrid en 1994 para formarse como actor: Teatro de Cámara, Instituto de cine de Madrid y diversas Escuelas de Interpretación. Gran parte de su trabajo se ha desarrollado en compañías teatrales extremeñas, así como en producciones nacionales como El Nombre de la Rosa de Ados Teatro con Karra Elejalde y Juanjo Ballesta. Entre sus últimos montajes se encuentran Palabras encadenadas estrenada en 2019 y La Suplicantes estrenada en el Teatro Clásico de Mérida en 2021 y retomada en el Teatro Reina Victoria de Madrid en junio de 2022 LOS DOS PERSONAJES PASAN POR UN MONTÓN En esta montaña rusa de encuentros y desencuentros el personaje de Ramón obliga a diversos estados de ánimo para un actor Es una locura, pero es un caramelo de personaje para un actor porque pasa por todos los estados de ánimo de un ser. Tipos de ánimo en los que se vuelve loco; en los que está muy tierno y muy indefenso, como un niño; se trabaja el amor, el odio, la venganza y, al mismo tiempo, la ternura, el querer volver a reconquistarla a ella. Incluso hay momentos de galantería…Pasa por todos los estados de ánimo que un actor puede imaginar. Es una locura. La función dura una hora y cuarenta minutos, y no nos enteramos. Los dos personajes pasan por un montón de cosas bonitas y de cosas feas, pero que al final son bonitas. Palabras encadenadas se estrenó en 2019 y desde entonces está en continua gira, lo cual puede tener el peligro de caer en la rutina. Ese es un peligro, pero de todas formas en teatro ninguna función es igual a otra. La de hoy mañana serán funciones completamente distintas. Claro que hay cosas que se vician porque son muchas giras, muchos «bolos». Hay que cuidarla y por ello hay que atreverse a cambiar cosas con la supervisión de la dirección artística. Además a Bea y a mí nos gusta ver cosas nuevas, si no te aburres. Hay que hacerlo y más en una temporada como ésta que son seis semanas en este teatro precioso, nos podemos morir. BEA Y YO NOS TIRAMOS AL BARRO, La función se produjo para que Beatriz Rico la protagonizara. Para el personaje de Ramón se convocó un «casting». Tuve la suerte de que a Domingo le gustó mi trabajo y mi propuesta. Yo ni conocía a Beatriz, a Domingo sí porque es extremeño y compañero mío. Es productor, pero no había trabajado con él. Palabras encadenas, debido a su antigüedad y éxito, ha tenido diversos montajes, amén de la película. Según David ello no ha influido en este montaje. Domingo Cruz había dirigido esta función en 2005 con su Compañía. Yo le pregunté, antes de los ensayos: «¿Sabes cómo vas a plantear el montaje?». Me dijo «No tengo ni idea, vamos a ver qué es lo que sale». Así fue. Después de un análisis de personajes y el trabajo de mesa, Bea y yo nos tiramos al barro, y empezamos a perfilar un poquito de cómo podía funcionar. Ella haciendo sus propuestas, yo las mías, pero sin ningún tipo de referencias, ni siquiera de la magnífica película, o de montajes como el de Carlos Sobera y Elisa Matilla, que en su día tuvieron tanto éxito. Partimos de cero.
Beatriz Juarros Rico (Avilés, Asturias, 1970), pasó su juventud en Gijón. Con 19 años se traslada a Madrid para estudiar arte dramático y ballet. Ha hecho trabajos en cine, televisión, teatro, como cantante y modelo fotográfico. Su espontaneidad ante la cámara, le llevó en 1992 a Telecinco, como presentadora de programas infantiles. En mayo de 2011 recibió el premio Compromiso Cine Español. En el 2012 empezó gira con su primer monólogo Mejor viuda que mal casada y desde 2017 comenzó con su segundo monólogo Antes muerta que convicta. Desde 2013 actúa con su banda de versiones de rock «Rico & Roll»,2 3 con la que ha sacado el disco Sueños que no caducan . El single Dámelo ha llegado a estar en los primeros puestos de ventas. Posee un amplio curriculum de cine, televisión, teatro y música. Ha recibido diversos premios. En 1993 publica su primer libro Y… ¿qué les digo a mis padres? . El 20 de enero de 2021 debuta como novelista con De Miss a más sin pasar por Albacete. Es miembro de la plataforma de Mujeres artistas contra la Violencia de Género, activista animalista y pro-Sáhara, además de ser conocida su implicación en causas humanitarias como Médicos Sin Fronteras, Cáritas, Greenpeace, Fundación Josep Carreras contra la Leucemia, Agua Pura y Libertad para Palestina. En el año 2010 acudió en Bruselas al Parlamento para luchar por los Derechos del Pueblo palestino. También es Socia de honor de PACMA y embajadora de la fundación Orange para niños con autismo.
Rodolf Sirera escribió en elPrólogo a la edición de Palabras encadenadas Lo que hubiera podido ser una simple propuesta moral, todo lo emocionante que se quiera, pero lastrada por una clara toma de partido, que nos hubiera impedido a simpatizar directamente con la víctima y sentir repugnancia por el verdugo, queda convertido en un ambiguo interrogante sobre la condición humana, gracias a un hábil escamoteo, que no es otra cosa que la muestra de que ser un torturador y no torturado sólo depende de tener el poder de elegir el papel y contar con los recursos necesarios para representarlo con éxito.
PRECIO
Título: Palabras encadenadas Edad recomendada: mayores de 16 años. (Esta recomendación no impide el acceso a la sala.)
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