Sarah Kane nos enfrenta a la realidad de la depresión, al estado psicótico, al desamor y a la inadaptación social, yendo aún más lejos en la exploración formal y poética de los límites dramáticos. La autora pasa de la esfera sentimental a la política, haciendo una reflexión profunda sobre el mal como parte esencial de la condición humana, de la que ella tampoco pretende salvarse, dominada por los sentimientos de culpa y autocastigo. También se desvelarán temas transversales como la adicción a los fármacos en una sociedad en la que se multiplican las patologías, o la dictadura de la indiferencia como normalidad, armadura sentimental ante la sobredosis de información que nos muestra sin pudor la desigualdad y la violencia que gobiernan el mundo
Un tema transversal a la situación que vive la protagonista es el suicidio, que siempre ha sido un tabú y se ha interpretado de mil maneras según las épocas. Desde hace unos años hablar del tema es frecuente, con lo cual parece que se ha liberado del calificativo de «tabú». Luz Arcas dirige esta función y para ella Sara Kane fue muy visionaria y muy generosa. Esta obra se anticipa, de alguna manera, a un mal que hoy en día está mucho más extendido. Kane tiene una reacción a la violencia del mundo, al mal del mundo y reacciona con una absoluta negación de aceptar eso y de no comulgar y de no anestesiarse, y concluye en una tristeza patológica. Hoy es un mal mucho más común y tiene mucho que ver con la deriva y política social. Luz Arcas está convencida de que el teatro sirve para comunicar toda esta reflexión a través de una dimensión estética, por muy violento que sea el tema. Es la belleza y la poética lo que le hace justicia. Luz Arcas ha estrenado varias de sus creaciones en los Teatros Públicos de Madrid y en el Festival de Otoño. Destacan Kaspar Hauser. El huérfano de Europa (CLICK) (Teatros del Canal, Festival Otoño de Madrid, 2016), Miserere. Cuando la noche llegue se cubrirán con ella (Teatros del Canal, 2017) y Una gran emoción política (Teatro Valle Inclán de Madrid, coproducida por el Centro Dramático Nacional, 2018). Sus últimos proyectos son la trilogía Bekristen/Cristianos (CLICK) (el primer capítulo, La domesticación, fue coproducido y estrenado en 2019 en Teatros del Canal de Madrid y el segundo capítulo, Somos la guerra, coproducido y estrenado en 2021 en el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque) y Toná, coproducida por el Festival de Otoño de Madrid y estrenada en Teatro de la Abadía en 2020. Esta es la primera vez que se acerca al teatro de texto.
Cuando me acerqué al texto, lo primero que me llamó la atención fue la dimensión física. Es un texto que está escrito desde el cuerpo. La psicosis, en general, es un estado corporal, y, para mí, ha sido una especie de llave que me ha hecho más transparente lo que padece el personaje y desde ha sido escrito. Para mí ha sido el cuerpo, la puerta para intentar empatizar, y tener el vínculo entre las tres – Sara Kane, Luz Arcas y Natalia Huarte –, algo que me parece bueno. Ella está pasando por un estado, donde hay algo que nos es ajeno. Aunque lo intentes entender, me parece una osadía decir que lo comprendes si no has pasado por eso. Para mí el cuerpo ha sido nuestra verdad para intentar encarnar y hacer el viaje. Luz Arcas es Premio El Ojo Crítico de Danza 2015, Premio Mejor intérprete femenina de danza 2015 en los Premios Lorca, finalista a Mejor intérprete femenina de danza en los Premios Max 2017 y Premio Injuve y Málaga Crea 2009. Quiere decir que todo ella es danza, de ahí su hincapié en el cuerpo como base de su dirección, aunque cuando trabajo con las intérpretes, tanto en danza como ahora en teatro, me inspiro muchísimo en el cuerpo que está ahí. Ahora mismo, ante sí lo era, no soy una coreógrafa que me interesa generar material y que sea imitado, sino que afloren en Natalia los estados físicos, la necesidad de movimiento. Durante las dos primeras horas no hubo texto, sólo trabajo corporal. Desde el principio ha sido como crear un terreno de cultivo, porque el texto nace del cuerpo, porque sí quería que hubiera texto en la obra, y preso hay un pedazo de actriz en ese lugar. Su cuerpo es el que ha generado su fisicalidad todo el tiempo y que Natalia se conecte con su cuerpo, y que toda la parte textual y de imágenes corporales viniese de ella. Natalia Huarte tuvo algo de bailarina, aunque precisa que fue desde pequeña y quería ser bailarina sin saber por qué. Nunca seguí por ahí y lo de actriz vino mucho más tarde. Nunca he trabajado el cuerpo a nivel de profundidad y profesionalidad. En la RESAD tenemos formación de todo tipo, y hay un trabajo psicofísico como actriz. Hay un vocabulario que me suena, pero nunca había trabajado el cuerpo como con Luz. SARA PLANTEA EL ETADO DEPRESIVO Natalia se enfrenta por vez primera a un monólogo. Acude a la rueda de prensa sin maquillaje, lo cual no sería noticia, ya que, en general, muchos actores se presentan con la cara recién lavada. En esta ocasión «no maquillarse, ni siquiera con maquillaje de calle» tiene un especial carácter simbólico, según Natalia:
Normalmente nos disociamos un poco de lo que nos pasa por dentro. Nos ponemos como máscaras todo el rato, pero hay algo en lo que estamos profundizando en un texto como Psicosis 4.48, donde efectivamente el cuerpo y lo que ocurre dentro de una cabeza se unen e intentan expresar algo junto, ¿cómo no hacerlo igual en la vida? ¿Cómo llevarlo hasta el final? ¿Qué significa maquillarse o desmaquillarse? ¿Por qué nos presentamos de una manera ante el mundo? Hay algo en Sara Kane que me parece muy valiente: se atreve a plantear toda el estado depresivo mayor como le diagnosticaron a ella, en una pieza que habla de esto durante 1 hora 20 minutos, sin intentar maquillarlo de otra cosa, sin intentar dulcificarlo, sin intentar añadir tramas que faciliten la lectura, la comprensión, el espectáculo. Al revés, lo destila, lo poetiza y lo lleva a un lugar que, a priori, puede parecer más difícil de comprender. Creo que es un acto supervaliente de unión entre lo que a ella le ocurría, y no sé si su interés era autobiográfico, pero está claro que sabía de lo que estaba hablando, con su parte artística y creadora y no intentar suavizarlo. Eso es ir sin maquillaje. Es desnudarse ante el mundo. Esa es la grandeza de este texto y por eso sigue interesando hoy y va a seguir interesando mañana. Esto no quiere decir que una persona con depresión tenga que no ir maquillada y que n era una persona funcional. Era una persona funcional y con una depresión enorme. Se habla muchísimo de su vitalidad. Todo el mundo que la conoció habla de eso. No me la imagino yendo a dar talleres por Sevilla, sucia. Sara va sufriendo por dentro. Natalia Huarte, muy solicitada últimamente, le ha llevado a interpretar muy distintos estilos y personajes. Para Psicosis 4.48 convocaron pruebas a las que acudieron bastantes actores.
yo conocía cosas de Luz Arcas y vi que había algo que podría ser muy bueno para mí, en cuanto que Luz utiliza la parte más física y todo lo que tiene que ver con el cuerpo, algo que no solamente me interesa en el trabajo, sino también en la vida. Entonces trabajar con alguien que parte desde el cuerpo y que es un trabajo muy honesto, que no tiene que ver con ser bailarina o no, es otra cosa. Es un entendimiento de por qué nos movemos en el mundo, de cómo pisamos el suelo. Es lo que yo percibía viéndola trabajar. Cuando me llamo dije: ¡Uahhh» Sara Kane con Luz Arcas». No se me ocurre a nadie que pueda dirigir esto, más que a Luz. Tiene todo el sentido. Es un texto como mental, como una cosa que sólo se queda en la cabeza, y creo que está escrito desde el cuerpo, y en el estado depresivo, cuando hay una tristeza muy profunda, aparecen sensaciones físicas muy fuertes, que te impiden levantarte, caminar. Ya en la primera prueba pude aprovecharme como actriz. «He podido coger algo», porque, además Luz es muy clara. A pesar de que hay una poética enorme en su lenguaje, es muy clara en lo que propone, y lo que propone mira muy bien al que tiene delante. Eso es muy importante en una directora. A pesar de haber trabajado con un personaje en un estado depresivo muy grande, he salido muy activa de los ensayos, en los que hay una vitalidad muy fuerte con Luz, y creo que tiene que ver con la conexión con el cuerpo. En el lenguaje escénico de Sara Kane cabe resaltar el silencio, que se da en los momentos más tensos. Algo que es connatural al instante de gran depresión. Según Luz Entonces todo se acumula en el cuerpo, y luego la palabra va matizando de qué se trata. ¿Qué hay en esa especie de tensión entre un cuerpo que cae y una mente totalmente disparada, lúcida, inteligente y sensible que está ahí con ese fluir mental, orgánico, que es la obra.
FUNCIÓN PRECIO
Título: Psicosis 4.48
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Psicosis 4.48. Kane_Arcas.Huarte. TE
