Don Alonso emprende a caballo, en su última noche, el camino de Medina del Campo a Olmedo; un joven motorista recorre el mismo camino, a la misma hora. Ambas historias se entrecruzan. A lo largo del viaje desgranan sus respectivas historias que formulan solos, en alto, como un conjuro contra el miedo que persigue a ambos como una suerte de pesadilla: el amor, los celos, la envidia, el éxito social, las sombras, la soledad, el miedo irracional, el miedo real, el destino común, que se ignora y se presiente, lo fatal. El caballero de Olmedo de Lope de Vega, parte de una canción popular Que de noche lo mataron al caballero.
JULIETA SORIA, dramaturga y profesora de instituto de Lengua castellana y Literatura, y de Artes Escénicas.
Julieta Soria es Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, ha realizado estudios de Doctorado en la UNED y de posgrado en la UNAM de México y el CSIC sobre narrativa y teatro latinoamericanos. Es autora de numerosos trabajos sobre teatro y enseñanza. De su producción dramática destacan Alas, raíces (2016), Mestiza (CLICK) (2018) dirigida por Yayo Cáceres (Ron Lalá) y Amor, amor, catástrofe (CLICK)(2019) dirigida por Ainhoa Amestoy. También trabaja de manera habitual con la directora Elena Cánovas, ha participado en un proyecto de storywalker dirigido por Fernando Sánchez-Cabezudo (2019) y ha escrito la conferencia teatral La cara oculta de don Juan que también interpretó junto al actor Juan Cañas y que se estrenó el 1 de noviembre de 2021 en el Antiguo Hospital de Santa María la Rica de Alcalá de Henares. LA NOCHE BOCA ARRIBA de Julio Cortázar La idea de hacer un Caballero de Olmedo, que fuera unipersonal y cómo llevar ese personaje clásico a lo contemporáneo eran las premisas. Entonces me vino a la mente un cuento de Julio Cortázar que se llama La noche boca arriba en la que el mecanismo es muy similar. Un chico va en una moto, tiene un accidente y cuando está en el hospital el relato va cambiando de cara. Por momentos él es el motorista que ha tenido el accidente, y en otros momentos es un guerrero «moteca», un guerrero del México antiguo, que es perseguido a través del bosque por otra tribu enemiga. Entonces esa idea me sobrevino a la cabeza, le propuse a Ainhoa partir de ahí para hacer un juego similar de eso dos personajes. O sea La noche boca arriba de Julio Cortázar es el origen de este texto. Juan Cañas, el único intérprete de este Que de noche lo mataron, añade que El cuento de Cortázar es una engañifa todo el tiempo. Picas y caes de cabeza. Todo el tiempo estás pensando que tenemos un motorista que ha tenido un accidente y está en el hospital y va como despertándose y volviendo a caer, debido a la morfina. Cuando cae en el sueño, sueña que es un guerrero moteca al que están llevando a la ejecución. Al final, en uno de los sueños, cuando van a ejecutarlo, Cortázar le da la vuelta y te das cuenta de que era el guerrero moteca en el que en ese camino hacia la ejecución ha soñado con una extraña máquina del futuro en la que iba en moto. O sea él ha soñado que era un motorista. EL CABALLERO Y EL MOTORISTA
A partir de ahí y de otras muchas ideas que nacen del equipo artístico, se fue construyendo este texto.Tras esa referencia se vio si se podía establecer la relación y cuándo separarla. Sigue existiendo la rivalidad entre pueblos vecinos, que equivale a la enemistad Medina – Olmedo. Queríamos hacer una visión contemporánea de El caballero de Olmedo, otro texto que nos vuelve locos, y la idea era no renunciar a los versos maravillosos y fascinantes de Lope, ni a su Don Alonso clásico que es un personaje precioso, que parece no tener nada en contra a Don Leonardo de la obra, hasta que en el tercer acto, de repente, su destino da un giro, en principio, mágico, sobrenatural, para adentrarse en este pozo sin fondo de la noche, del camino, y termina siendo asesinado, no por una fuerza sobrenatural, sino por un sentimiento tan humano como la envidia y los celos encarnados en Rodrigo. Queríamos respetar todo eso, y centrarnos mucho en esa idea del último viaje. Otra idea era dar la visión contemporánea del suceso, y para ello se recurrió a un personaje contemporáneo, paralelo, que nos permitiera dejar intacto a Don Alonso, y plantearle un espejo con un personaje moderno que, de alguna manera, fuese él y fuese lo contrario. Ambos personajes son los viajeros de la vida, de los que la literatura ha hablado tantas veces, pero Don Alonso representa el héroe clásico, el héroe completo, el héroe orgulloso de serlo, y el otro, el motorista, representa el héroe contemporáneo, el antihéroe. El héroe incompleto, mutilado, destinado al fracaso y sabedor de ello, cosa que Don Alonso no sabe. Los pusimos a viajar juntos en este camino, y nos fuimos encontrando con esta historia. Así como Don Alonso tiene la historia de El Caballero de Olmedo, el motorista tiene su propia historia, según Julieta. Lo que sucede es que se lanzan ciertos claves hacia la historia de el caballero. Hemos buscado algunos puntos en común como es la amada; los padres del caballero de Olmedo y el padre del motorista…, el cual tiene un añadido como es la ausencia del padre. Es el conflicto mayor. Es un personaje que no es que sepa que va hacia la muerte, pero sí, desde el principio, está en peligro. Primero porque lleva ese dolor ya de por sí, porque su padre se ha quitado de en medio, y, por otro lado, su relación con la chica es una relación clandestina por la que él corre un cierto peligro. Por tanto hay ciertos puntos comunes pero con una historia diferente propia para el motorista. En el caballero contemporáneo hay un conflicto psicológico en cuanto que, según Ainhoa Él es su fantasma, él es su enemigo. No existe esa persecución real, sino que forma parte de estos problemas psicológicos que tanto tenemos presente hoy en día. Es una manera de acercarnos a las preocupaciones de nuestros espectadores actuales como son preocupaciones, miedos, con los que trabajamos día a día. JUAN CAÑAS ES UN ACTOR El saber que la historia era para un actor y concretamente para Juan Cañas, con el cual Julieta y había trabajado anteriormente y lo conocía bien, permitía jugar mucho Es un actor que te va a dar lo que le pidas, en cualquier código. Eso da mucha libertad al escritor y nos pusimos a jugar como locos. La diferencia lingüística de ambos personajes, en el caballero Lopesco hemos convertido en monólogo toda la parte de escenas teatrales. Nos cuenta y representa esas escenas e interpreta a otros personajes. En el caso del motorista, partimos de un estado mental que tiene que ver con la velocidad, la confusión mental y con la rapidez. Es un personaje que casi es un fluir de conciencia: alborotado, se desborda, rápido y repetitivo. UN TEXTO DE DOBLE DIRECCIÓN El texto de estas dos historias procede de distinta fuentes, uno se apoya totalmente en El caballero de Olmedo y el otro es de creación propia. En El Caballero de Olmedo lo he rehecho pero siempre manteniendo las imágenes de Lope lo más que he podido, pero la escenas con otros personajes, al no haber diálogo, las he puesto en boca del Caballero, a veces representada, y todos los monólogos del Caballero están lo más respetado posible, está toda la historia del Caballero y los personajes. Están todos los versos y sólo hemos recortado alguno por sentido de ritmo. La parte que he tenido que reescribir para adaptarla a un solo actor he respetado en lo máximo posible todas las imágenes y el lenguaje de Lope. La parte del motorista es completamente inventada. A pesar de que el texto es creación de Julieta, tiene un matiz es un texto de doble dirección. A medida que han ido ensayando Ainhoa y Juan han ido apareciendo nuevas necesidades. Ha habido cosas que cortar, otras que introducir. Es muy bonito este trabajo y ya lo probamos en Amor, Amor, catástrofe. El texto se edita en la Editorial Antígona, y ese será el texto definitivo. El texto cristalizado en el libro es lo definitivo y lo que se va a ver en el Fernán Gómez es el definitivo momentáneo. LA PUESTA EN ESCENA
La puesta en escena de Ainhoa Amestoy tiene varios retos, pero en particular es un reto con el ritmo. Se plantea una cuenta atrás muy dinámica. Sabemos que el personaje de Lope se acerca hacia ese destino trágico en una dramática cuenta atrás. Entonces el ritmo es un aspecto fundamental de la puesta en escena. Al tener un solo personaje entramos en el terreno del subconsciente, de lo más subjetivo del ser humano. Otro reto era representar lo subjetivo y que se enfrenta también al ritmo, en cuanto que el caballo va una velocidad y la moto a otra distinta. Ello lleva a considerar cómo navegan esa imágenes o todas esas sensaciones en nuestro mundo interior. como seres humanos. Tenemos a Juan que es un todo terreno que lo da todo y es una gozada trabajar con él, porque el ofrece y nosotros recibimos. Vamos retroalimentándonos. Nos ha interesado en la puesta en escena centrarnos en la dirección de actores y en el ser humano. El actor es el centro de todo, como siempre ha sido en el teatro. Es ese sacerdote al que escuchamos y compartimos, por eso hemos querido que todo estuviese a su servicio, y por tanto el resto de elementos apoyan ese trabajo de dirección de actores. Esos elementos son sencillos. Para potenciar la dirección de actores contribuye la escenografía y el vestuario La escenografía es minimalista: una carretera perdida en medio de la nada, un sitio desolado, finas líneas, para potenciar la dirección de actores. Importa ver que en esa comparación de siglo de oro y siglo XX/XXI, hay cosas que coinciden, y en el caso del vestuario nos hemos encontrado con que hay prendas que coinciden. Prendas que usa el motero y ya se usaban en el siglo XVII. Ainhoa destaca la participación del público, porque sigue ese viaje del caballero Hay una comunión muy importante entre el público y el actor en ese «flash», que es el espectáculo, con un ritmo trepidante de emociones implicadas. El público acompaña a este ser humano y se siente identificado y , a la vez, rellena los huecos que Julieta insinúa en su texto. JUAN CAÑAS, músico, compositor y actor.
Otra faceta es la música, con la suerte de que Juan Cañas es compositor, cantante y actor, ha elaborado la música del espectáculo, y en esta ocasión se encuentra solo ante el peligro. Llevo toda la vida trabajando en Ron Lalà, compañía que hemos fundado de un comando de amigos teatreros y músicos, y estoy acostumbrado a salir a escena acompañado de otros cuatro muchachotes pegando voces y dando saltos. Cuando Ainhoa me propuso salir solo dije automáticamente «Me muero de miedo, pero sí, por supuesto, de cabeza». Son retos que hay que aprovechar y agarrar por los cuernos. Lo que me pasa cuando voy a entrar en la escena, me ocurre algo parecido a lo que le ocurre tanto a Don Alonso como al motorista, en esa última noche que viajan. Sé que voy a entrar en un camino que para ellos dura esa noche, entre Medina y Olmedo, y para mí dura lo que dura la función. En el momento en que doy un paso ya sé que no hay vuelta atrás. Sé que estoy solo ante el peligro, antela amenazas de cosas que pueden pasar, pero a diferencia de mis personajes es que yo disfruto mucho y ellos lo pasan un poco peor. Como actor es un reto alucinante, pero un placer trabajar con el quipo, ya que manejamos códigos muy similares en el aspecto físico y en el concepto rítmico del espectáculo. Pasar de una historia a otra no es fácil, en cuanto que Primero tengo que aprenderme todo el texto y ser capaz de transitar por todas las emociones que necesita el personaje. Luego que tienes el espectáculo más o menos agarrado, hay que conseguir ser suficientemente interesante para la gente durante una hora y veinte. Aunque es un espectáculo unipersonal, es un trabajo de los tres, en cuanto el texto la interpretación, la dirección…, y estás mucho más en riesgo. Es un reto muy grande. Ya hemos hecho unas 12 funciones y han ido de maravilla. Lo hemos probado en formato pequeño, más grande, intermedio…El siguiente gran reto es afrontar una temporada en el centro de Madrid con todo lo que implica: la repercusión mediática, la gente que te conoce, y sobretodo el desafío físico y vocal de un mes entero a máxima intensidad. A ello se añade el reto de estar todo el tiempo en escena No tengo ningún momento que pueda meterme entre «patas», no hay un compañero que me pueda echar un capote si me ocurre algo, se te va la olla… Hay funciones en que no te vas de escena, pero estando solo, toda la atención está puesta en ti constantemente tiene algo de viaje. Empezamos en el minuto cero y tenemos que salir en el minuto 80, habiendo pasado por todos los lugares que tiene que pasar. Entras en fluidez con las historias y te olvidas de que estás actuando para un montón de gente. MÚSICA BARROCA, MÚSICA TECNO Juan ve un «plus» el ser músico y poder cantar en directo.
Hemos querido poner una guitarra en escena para algunos apuntes, pero no es un concierto ni nada parecido, aunque hay momentos donde hay «piecitas» de guitarra, sobre todo corte barroco. Algunas compuestas por mí y otras adaptaciones de Luis de Briceño, un clásico de guitarra del s. XVII. Luego está toda la parte del chaval motorista, que hemos acompañado con «clips» diversos de música tecno, que yo me he encargado de mezclarlo, intentando que tenga, a la vez, un toque diferente en cada escena para que no tengamos la sensación de estamos oyendo siempre una misma música. Lo que suena está acompañando, aunque todas tienen un pulso parecido, está acompañando la escena y lo que se dice. Un aspecto que se ha buscado intencionadamente es poder entrar en ese tono moderno de velocidad angustiosa, de aceleración constante, pero huyendo de lo estridente. Tenía que caminar a favor del espectáculo. Había que encontrar ese puntito donde nos dé ese toque de color que queremos, pero, a la vez, sea elegante y no moleste al oyente y que no nos despistemos de lo que realmente importa en la escena. Hay alguna sorpresa final, que funciona muy bien, como es un bis basado en una composición que hice yo.
FUNCIÓN PRECIO
Título: Que de noche lo mataron
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