Todas las canciones de amor es la reflexión emocional de una mujer al final de un camino, un camino extraordinario, bello y terrible como la vida. Un homenaje a una mujer, a una madre que dedicó su vida a cuidar a los demás, a dedicarse a las tareas de casas, a amar, a callar… Una mujer que habla desde su cocina, donde la obra dibuja sus recuerdos y su mundo interior, sus amores, su marido, su hijo, sus canciones de amor. EDUARD FERNÁNDEZ
Todo comenzó con unos monólogos que cayeron en manos de Eduard Fernández tras ver en Buenos Aires, en 2019, un monólogo de teatro de Santiago Loza e interpretado por el actor Luis Machín. Me emocionó profundamente, por su poesía, por su aparente simplicidad cotidiana, por ser lo que para mí es puro teatro. Hacía ya tiempo que quería interpretar un monólogo y empezaba a ser una necesidad. Leí más monólogos de Santiago y hubo uno que me atrapó: Todas las canciones de amor. Me gustó que el título contuviera la palabra amor y el reto de elegir 5 canciones de amor de todos los tiempos y de nuestra cultura. La protagonista era una mujer, una madre, lo cual le llevó a conectar con su madre, víctima de la Pandemia y el Alzheimer en la primavera de 2020 No pude estar a su lado, viví su muerte desde la distancia. Hace ya años que conozco a Andrés Lima, que le sigo y le admiro, y es para mí un regalo contar juntos a mi madre, a la suya, a las nuestras, al olvido, a los olvidos, al amor de esas madres y al nuestro, sus hijos. A ese recuerdo. Es un homenaje a mi madre. A todas las madres. Eduard Fernández y Andrés Lima pertenecen a la misma generación. Se conocen desde hace años sólo trabajaron juntos en el teatro una vez, hace más de 25 años, en un montaje sobre la obra de Harold Pinter Retorno al hogar, interpretando a dos hermanos. ANDRÉS LIMA, actor y director. Desde hace tiempo Eduard Fernández y Andrés Lima venían hablando de componer juntos una función. El tiempo fue pasando y un buen día Eduard Fernández me llamó. Me contó que quería hacer un espectáculo sobre su madre, Ana María. Me dijo que quería hacer de su madre. A Eduard y a mí nos unen muchas cosas: el teatro, la amistad, pertenecer a una misma generación y compartir las tablas hace ya unos cuantos años. Me dijo que tenía un texto excepcional que conectaba directamente con el relato que quería contar. Inmediatamente le dije que sí. Cuando Eduard leyó el texto pensó que podría ser su madre perfectamente. Ya habíamos hablado de hacer un espectáculo sobre los últimos momentos de la madre de Eduard, cuando ella empieza a caer en el olvido. Pero no nos interesa el Alzheimer desde un punto de vista científico, como enfermedad, sino por lo que supone ese tránsito hacia el olvido, el momento en que los recuerdos más antiguos de esas personas afloran mientras van perdiendo los más recientes. Lo que acabas de hacer se desvanece, pierdes el lenguaje y, sin embargo, recuerdas todo lo esencial. Tratamos de realizar esa especie de tránsito que recorre la madre, el viaje hacia algún sitio que llamaremos muerte. SANTIAGO LOZA SE AVIENE Junto a su habitual equipo de colaboradores, Andrés Lima se puso a trabajar a través de un programa de talleres de investigación en este montaje teatral, una especie de viaje emocional entre el drama y la comedia, entre la vida y la muerte, entre el amor y el olvido. Durante un año han trabajado en una serie de talleres en el que participa todo el equipo artístico, incluido Santiago Loza, quien reescribió el texto original, pero se mostró encantado de adaptar mi historia e incluir cosas concretas mías, de mis vivencias personales con mi madre. Había algo en la relación madre-hijo en la obra de Santiago que tiene mucho que ver con la relación con mi madre… Otras cosas no. Entonces, le pedimos que añadiera algunos textos. En el suyo, esa madre nos habla de su hijo (al que le cambiamos el nombre y pasó a llamarse Eduardo, como yo). Añadimos que era enclenque, que le costó desarrollarse, que tenía los pies planos, que se hacía pipí hasta muy mayor… El hijo era gay, yo no…. Pero en lo esencial es parecido… Simplemente hemos acercado un poco más la obra a mí – aclara Eduard.
Andrés Lima añade que Santiago Loza también tuvo en cuenta las vivencias personales de los componentes del equipo, así como a través de la experiencia de profesionales y especialistas que participan en los talleres de investigación. A partir de la escritura del autor, la obra nos conduce a una serie de situaciones de un personaje que deambula entre los recuerdos y la realidad, un conmovedor relato que nos invita a reflexionar y a adentrarnos en una realidad sombría. UNA MUJER QUE CONSCIENTE DE QUE Andrés Lima explicita el texto final Todas las canciones de amor es el relato de una mujer que, poco a poco, es consciente de que la vida está empezando a cambiar. De que lo que no entendemos empieza a tener sentido. De que lo más importante es el amor que tiene por su hijo, de que la vida vivida escondió muchas emociones, secretos, de que no nos da tiempo a entender lo que hacemos y menos lo que hacen los demás, nuestras parejas, nuestros amigos, nosotros mismos. La perplejidad y el asombro recorren su relato, como si estuviera volviendo a nacer. Hacer un pastel es un acontecimiento, levantarse de la cama algo nuevo, sentir que ha vivido muchas veces sepultada por los demás y que lo que realmente le importa es amar. Pero a Ana María la vida se le escapa. Las palabras se le escapan. No recuerda bien, o recuerda cosas lejanas y no sabe dónde está, o sencillamente no sabe dónde ha dejado el cepillo de dientes. Ana María espera a su hijo, Eduardo. LA ESCENOGRAFÍA: UN LUGAR MENTAL La escenografía de Beatriz San Juan presenta la cocina de una casa, a través de técnicas de mapping (despliegue de imágenes estáticas o animadas, en formato de vídeo, sobre superficies reales) de Miquel Ángel Raió y la iluminación de Valentín Álvarez lo que permite mostrar ese espacio físico como una especie de lugar mental, donde la madre se mueve. Según Andrés Lima Nos ayuda a entrar en su cabeza y a viajar con ella por mundos extraños. Nos permite viajar por el pasado, por sus recuerdos, o incluso por sitios que desconocemos y que no sabríamos ponerle nombre. Eduard Fernández es el dueño y señor de la escena. Más bien la dueña y señora de la escena, puesto que hace un proceso de metamorfosis total. Me atrevería decir que no sólo físico, sino espiritual. De eso que está más allá del entendimiento, de eso que forma parte del misterio de la vida. Es un recorrido vital, en relación a la gente que nos ha creado: nuestros padres. Paralelamente también hacemos un recorrido por el proceso de la demencia senil. Y todo ello sobre la base del recuerdo de una madre sobre su hijo, al que está esperando en su cocina. Nos hemos acercado al mundo de la infancia de Eduard y al recuerdo de su madre, a las canciones que han marcado su infancia… Son canciones que atañen a una gran parte de gente de nuestra generación. En un espectáculo que se llama Todas las canciones de amor destaca, naturalmente, la música y el espacio sonoro diseñado por Enrique Mingo. Jugamos con lo popular, con temas que reconoce todo el mundo. Pero no queremos que sea un viaje a los años 60. El nuestro es un viaje a los años 3000 desde los años 60 o desde antes…
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Título: Todas las canciones de amor
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