Todas las hijas es la historia de cinco actrices. Es el cuento de sus vidas. Cinco mujeres hablan, porque necesitan hablar, de cómo han llegado hasta aquí, de cómo han vivido sus vidas y su arte y de porque en el fondo del pecho, entre el corazón y el pulmón, donde se siente y se respira, hay una inquietud. ANDRÉS LIMA, director
El estreno de Todas las hijas coincide con una nueva versión de La casa de Bernarda Alba de Alfredo Sanzol para el Centro Dramático Nacional (CDN). El tema de Lorca sobe el drama de las mujeres de un pueblo de España de 1936 prolonga su sombra hasta este siglo XXI, en las nietas de Bernarda Alba, como se define el colectivo que encarna a estas mujeres. Andrés Lima se ha encargado de la dramaturgia junto a David Caiña, autor del texto original, a partir de una idea de la actriz Gemma Martínez Todas las hijas viene y nace, literalmente, de un grupo amplio de mujeres. Un día Gemma (Martínez) me llamó y me dijo: «Somos un grupos de cinco mujeres empoderadas, actrices, llevamos mucho tiempo trabajando, somos de una generación entre 50 y 60 años. Tenemos nuestra vida encauzada y resuelta, pero aún así nos sentimos embarazadas de Bernarda Alba». Me llamó la atención el que todavía tenían dentro toda la cultura religiosa, familiar, política y social de este país, y que necesitaban sacar. UNA ESPECIE DE EXORCISMO A partir de este requerimiento se empezó un proceso de trabajo al que se incorporó David Caíña como guionista, dando fe de los testimonios de cada una de ellas en un texto literario Comenzamos a preguntarnos en qué sentido estaban embarazadas de Bernarda y por qué. A partir de ahí y las pequeñísimas pinceladas que hay de La Casa de Bernarda Alba, nos daban pie a hacer suyo cada una y reflexionar sobre qué tiene que ver ese retrato de mujeres con ellas mismas hoy en día. Entonces empezaron a surgir los testimonios de Vito, de Maribel, de Sol, de Ane, de Pilar etc.. y empezaron a surgir sus vidas. Estas cinco o seis confesiones, exorcismos pasan desde el terror hasta la alegría y la comedia. Se relatan abusos sexuales; se retratan pasados y ritos religiosos inauditos: se repasan un montón de vidas de ellas cinco, en relación con sus madres. Cómo les marcó su época, y su relación con los hombres, incluso con los hijos. Esta charla entre amigas en esa noche, es una especie de exorcismo con todo lo que lleva eso dentro de un plano real.
BERNARDA ALBA
En derredor a estas referencias surge, según Lima, un tema central y es que todas la hijas tienen miedo. Como inspiración también está el libro de la crítica de cine Desirée de Fez, Reina del grito, que es un recorrido de los miedos femeninos a través del cine de terror. Nos resultó muy lúcido, y vemos que hay una mujer para cada película, de modo que El exorcista nos es más que el problema de un madre con su hija adolescente; Carry es una mujer despertando a la sexualidad con su primea menstruación; La semilla del diablo es el miedo al embarazo… Siempre hay una película de terror para cada miedo femenino. Eso nos pareció muy elocuente. A la vez que pensamos que Bernarda Alba es una obra de teatro de terror, esos dos puntos nos dieron la guía para poder caminar y sacar todas estas historias. Todas estas informaciones, a través de talleres,se confabularon para dar lugar a la función que se estrenó en el Teatro Arriaga de Bilbao. Es la historia de estas 5 mujeres donde se ve reflejado no solamente el público femenino, sino el de todos, porque todos estamos metidos en esta educación que tenemos en este país. GEMA MARTÍNEZ, actriz y creadora de la idea Gema Martínez es la creadora de la idea que se posó sobre ella en un Taller de cine, en unas coordenadas que califica de cómicas. Imaginaba a alguien que estaba haciendo figuración y de pronto e levantaba gritando «¡Pepe Romano es mío!», algo muy cómico. De ahí se fue haciendo más grande, y se convirtió en una idea de que eso pasa, existe. Yo llegué a la conclusión que soy hija de Bernarda Alba, soy actriz, cohabito con un grupo de actrices amigas, que convivimos con muchas cosas en común, que tienen que ver con lo que ha contado Andrés, y se convirtió en teatro porque somos actrices, y creemos en superpoder del teatro en el sentido de poder contar esto. Fundamentalmente Todas las hijas, es un recorrido por todos los miedos femeninos, que nos tocan por ser mujeres, y lo mismo que en esas película el personaje central es femenino, lo mismo Bernarda Alba , que es una obra de terror. Somos herencia de eso. Entonces contarlo, revisitarlo, sin saber a dónde íbamos, porque partimos de esa premisa de «estamos embarazadas de Bernarda», llegamos a todo esto y realmente es un exorcismo. Es una función, a ratos muy divertida, a ratos muy incómoda, pero aunque parte de testimonios personales, es muy universal. No le es ajeno a nadie. Cualquiera puede reconocerlo, lo ha visto, lo ha vivido, lo ha sentido y contamos cosas terroríficas, pero en ese contar de dónde, que se convierte en una liberación. Ha sido maravilloso el proceso, porque ha sido una barbaridad trabajar con actrices, con amigas con todo el equipo. Ha sido un lujo. Desde Euskadi venimos con muchas ganas a Madrid y ver cómo se recibe. Venimos a contaros nuestras cosas que ya son vuestras también. LO QUE SE CUENTA ES «VERDAD». El punto de partida de las experiencias personales barajadas en el Taller, se han vertido en el texto, de modo que se puede afirmar que lo que se cuenta es «verdad». No es ficción. A lo más puede hablar de «autoficción». Andrés Lima recuerda que el taller partió, por iniciativa de la actriz Vito Rogado, de las palabras de Poncia, por aquello de que yo soy de las clases populares. Es Poncia que recuerda: «Antonio Benavides, ¡Fastídiate! Ya no podrás levantarme la falda detrás de la puerta del corral!» Un caso de abuso sexual. De esta anécdota tan Heavy es de donde empieza a salir todo. Es como si tiráramos de un hilo dentro de un pozo, y empieza a acarrear agua. Todas las historias son absolutamente personales. Maribel Salas cuenta una sobre unos Ejercicios Espirituales que hacía cuando era pequeña, que le llamaba Renovación carismática, y cuando lo ves desde fuera piensas «Eso es una sesión de Vudú». Es su pasado, pero vemos qué entorno cultural tenemos y qué educación, en la cual la educación religiosa es tremenda. En el país vasco, el matriarco, es un tópico decirlo, el matriarcado es un tópico cierto. SOMOS LAS HIJAS DE BERNARDA ALBA. El texto está entretejido con testimonios personales de las 5 actrices que aluden como vividos los hechos que Lorca denunció en La Casa de Bernarda Alba. Echando cuentas, las 5 actrices son demasiado jóvenes para haberlos vivido en la postguerra, ya que su edades actuales oscilan entre los cincuenta y sesenta años. Es una generación nacida en los años setenta/ochenta. En España en los años sesenta – aún en la época de Franco – ya había comenzado la puesta en solfa del régimen con manifestaciones e incluso el mundo religioso rompía el corsé decimonónico. La respuesta unánime es: Somos las hijas de Bernarda Alba. Nos hemos criado en ese ambiente. Pilar Matas (1966) echa un poco de luz a este «no me salen la cuentas» Esa mentalidad se quedó en mi abuela, en mi madre… Yo he crecido con «No te signifiques», «No hables de la Iglesia»…Siempre con un miedo a decir cosas que ha calado tan dentro de mí que hasta hoy da miedo decir ciertas cosas. Lo llevo escuchado en casa de mi madre y de mi abuela. Tal mentalidad ha tenido mayor influjo en el País Vasco, según testimonio de las 5 actrices, que son vascas y herederas del matriarcado, aunque Pilar confiesa humorísticamente, por contraste: Yo soy de Albacete (risas). Me preguntan «¿Cómo has caído en Esukadi?»«¡Yo qué sé!» Nos conocimos en un curso. A Ane (Gabarain)(CLICK) la conocí en un curso con Andrés, y a Maribel Salas en un curso con Tolcachir. Nos hicimos amigas y ahí se creó el magma de todo este proyecto. Coincidimos hijas y nietas – precisa Gema Martínez – de una generación, pero reflexionamos sobre algo: Soy una mujer libre, soy una mujer empoderada, pero ¿por qué sigo teniendo esos miedos? Te revisitas y somos hijas de una generación que se ha criado con todo esto. LA COPLA ANDALUZA EN LA Quien sorprendeen el espectáculo con el cante de una copla a lo Pantoja es Vito Rogado, para bien. Sorprende porque es una vasca metida a andaluza, a no ser que nos sorprenda siendo también de Albacete. De Albacete no. Soy de Euskadi, pero mi madre es de la Línea de la Concepción, y el personaje que evoco es mi madre. Aunque todas son vascas, Andrés Lima, recuerda que en muchas de ellas circula sangre andaluza. TODAS LAS HIJAS, Con este espectáculo, a tenor de los testimonios de las actrices, aparece como algo sanador. Para Andrés el teatro siempre lo es, aunque su fin no es terapéutico, aunque de hecho, a veces, es doloroso el poder contar algo personal. Sol Maguna lo confirma: Son procesos e historias que llevas dentro e incluso convives con ellas. El miedo lo tienes tan integrado que forma parte de tu ser y tu vida. En el proceso salen las historias, pero de una manera muy fácil. Salen porque también están superadas y están un poco más alejadas. Lo que sí es que cuando lo ves sobre el escenario cobra otro peso, y, sobre todo, que todas tenemos algo en común, que ya está bastante curado y sale fácil. Para mí el teatro es un vehículo para contar, y ahora es el momento de contarlo porque hay escucha. Andrés Lima pone de relieve que en las relaciones humanas no basta con superar una serie de situaciones, sino el contarlas porque crea el sentido de fraternidad, de aprender y progresar.
FUNCIÓN PRECIO
Título: Todas la hijas
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Todas las hijas. Gemma.Caiña.Lima. TFG
