Inspirada en Los pazos de Ulloa, de Emilia Pardo Bazán, la historia se condensa en las horas que preceden a una rave (fiesta de música electrónica) y todo lo que sucede durante la misma. En un solar abandonado, Pedro, Tabo, Sabela, Jessy, Julián y Nucha descubrirán y atravesarán aquello que siempre temieron: la soledad, el abandono, la lucha contra uno mismo, contra los demás… La desesperación de unos seres humanos con el único propósito de sentirse amados sobre la tierra.
IRMA CORREA, escritora y dramaturga Los pazos de Ulloa de Emilia Pardo Bazán (1851 – 1921) se publica en 1886 y forma un cuerpo con La madre naturaleza publicada en 1887. Se encuadran ambas novelas en el llamado realismo literario español, corriente que se acerca al naturalismo de Emlio Zola. Con motivo del centenario de la muerte de Emilia Pardo Bazán, La Joven, compañía que lidera José Luis Arellano presenta Ulloa, un texto de Irma Correa inspirado en Los Pazos de Ulloa, la cual se escribe 40 años después de Cumbres borrascosas, de Emily Brönte. Irma ve un paralelismo entre ambas novelas en cuanto que comparten la visión tétrica y siniestra de un lugar alejado de la ciudad, donde
imperan unas leyes restrictivas y alienantes que lleva a actuar, más como salvajes que como hombres, a todos los que viven en él. Sus actos, sus conductas, giran alrededor de una animalidad que muestra una violencia y una agresividad virginal. La protagonista es Nucha, piadosa señorita casadera de buen talante. Otro de los personajes cruciales es el joven sacerdote Julián Álvarez, un tanto apocado, que va a los Pazos de Ulloa del marqués Don Pedro Mosocoso como administrador de la olvidada y desordenada hacienda. Irma destaca que en tan siniestro lugar es donde Nucha recibirá una a una las dentelladas de esas almas hambrientas que luchan por dominar en un territorio que consideran como propio y acotado. No es Nucha una mujer “de carácter”. De la misma manera que tampoco lo es el sacerdote Julián. Ambos representan el asombro y, en última instancia, la impotencia ante lo salvaje. Al releer esta fantástica y dura novela de Pardo Bazán, no han dejado de rondarme una cosmogonía de personajes que, de una manera u otra, encuentro ligados a nuestra protagonista: Emma Bovary, Anna Karenina, la Colometa de Merçè Rodoreda. Aunque de formas, texturas y contextos distintos, encuentro que todas llevan desde el principio impregnado en la sangre el destino trágico inevitable. Ulloa es una propuesta de Irma Correa y José Luis Arellano traslada al siglo XXI. Se centra en la historia de una mujer del siglo XXI sujeta a estas leyes animales y ancestrales, que luchará por desasirse de ellas en un combate moral, psicológico y carnal. Será una historia contemporánea. Tendrá nombres propios. Un pálpito nuevo, un rugido atroz. Porque hoy, como ayer, siguen existiendo estas leyes que tienen la misma raigambre que el tiempo. Pero estamos ante un cambio de era. Y no sólo porque la epidemia del COVID-19 haya derrumbado todos los pilares de nuestro presente, sino porque verdaderamente estamos asistiendo a unos cambios de paradigmas que vinculan al hombre con la conciencia de su rol ancestral, y muchos de ellos gritan pidiendo, asustados y voraces, un giro histórico en nuestra sociedad. Porque hay que contar nuevas historias y romper las viejas. Ya viene siendo hora de añadir a la Historia todas las losas de nuestra no existencia. JOSÉ LUIS ARELLANO, director José Luis Arellano, como en otras ocasión con LA JOVEN, se encarga de la dirección. LA JOVEN es una Compañía de actores jóvenes, con la misión de representar textos para espectadores adolescentes y jóvenes. En concreto Ulloa está recomendada a partir de los 15 años. Con esos Pazos de Ulloa en el siglo XXI, pretende
Buscar en las raíces nuestro respirar de hoy es un propósito personal y artístico que siempre me ha llevado a explorar hasta dónde se hunden las herencias emocionales de un grupo humano; llámese tribu, llámese familia, llámese país. Qué cosas hemos heredado de nuestro pasado, qué cosas se convierten en un presente continuo y nos han conformado sin saberlo en nuestro actuar de hoy. Este pasado lo ve en la propia ciudad con sus calles y casas. Caminamos por las calles y el paisaje nos condiciona, y lo entendemos. Las casas, los jardines, los tejados, la forma de las ventanas, los frisos, las columnas, los suelos y los adoquines. Vivimos en casas de siglos pretéritos, o nos movemos por espacios construidos en otros tiempos, con morales y filosofías distantes. Y sin embargo, casi sin saberlo, todo condiciona nuestro pensamiento, nuestra forma de comportarnos, nuestras relaciones. Ese ambiente externo lleno de evocaciones se reproduce en el interior del ser humano. Basta mirar hacia el interior Hacia lo que nos conforma como seres humanos, hacia nuestra propia arquitectura: el amor, el miedo, la nostalgia, la violencia, lo sexual… ¿Cuál es nuestro paisaje? ¿Cuál es nuestra herencia? ¿Qué hemos heredado de nuestros padres? ¿De nuestros abuelos? ¿Cuál es nuestra herencia como individuos, o mejor aún, como sociedad? La religión, el caciquismo político, la violencia de género… o algo más profundo y primitivo que se hunde vigorosa y brutalmente en el océano del tiempo y que nos ha conformado y guiado hasta ahora ¿Hasta dónde se hunden nuestras raíces?
La narración transcurre por tres elementos que José Luis considera fundamentales:la política, la religión y la violación. Este punto de partida nos servirá para explorar las conexiones entre el pasado y el hoy, las herencias sociales, las cosas que nos conforman en sociedades virtuales, mediáticas, de sexo de goma y emociones asépticas. Un mundo donde el tocarse es una total revolución y donde el sexo es un acto de rebeldía que provoca violencia dentro y fuera de los participantes. No hay un Dios al que girarse, o hay muchos que compiten con igual violencia. Algunos son los de siempre. Otros son nuevos e igual de poderosos. Algunos siguen compitiendo a través de las bombas y el miedo, y otros a través de las drogas químicas que nos producen placeres sin límite mas allá de nuestro control. No hay ideología política. El sustrato capitalista y ultraconservador ha devorado cualquier aliciente de libertad
(Información del Departamento de Prensa de LA JOVEN) FUNCIÓN PRECIO
Título: Ulloa
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