El próximo domingo 22 de septiembre, se estrena en España la ópera Domitila, del compositor brasileño João Guilherme Ripper (1959). Se ofrecerán cuatro funciones en el auditorio de la Fundación Juan March, en una coproducción con el Teatro de la Zarzuela y el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de Bogotá. Domitila aborda la relación imposible que el emperador Pedro I de Brasil mantuvo con la marquesa Domitila de Castro e Melo entre 1822 y 1829. Domitila tiene la apariencia de un monólogo, donde la marquesa reconstruye su romance frustrado al leer las cartas de Pedro I. El emperador mantuvo una relación amorosa con Domitila y con su hermana, dejándolas embarazadas al mismo tiempo. Domitila y Pedro I iniciaron su relación pocos días antes de la independencia de Brasil, en 1822. Tras la muerte de la esposa del emperador en 1826, la relación entre ambos se hizo pública y no terminó hasta tres años más tarde, por exigencia de la nueva prometida de Pedro I. Su ruptura fue la condición para que el emperador contrajera un nuevo matrimonio con Amelia de Leuchtenberg.Se puso como condición el destierro de Domitila de Río de Janeiro. El argumento de la ópera se desarrolla en el último día de Domitila en Río de Janeiro antes de regresar a São Paulo. Será el fin de esta tumultuosa relación la que retrata Ripper. JOÃO GUILHERME RIPPER, compositor y director de orquesta
João Guilherme Ripper (Río de Janiero, 1959) Es compositor, profesor y gestor cultural. Se graduó en la Universidad Federal de Río de Janeiro y obtuvo su doctorado en La Universidad Católica de América, en Washington. Se especializó en Economía y Financiación de la Cultura en la Universidad Paris-Dauphine en Francia, y en Dirección Orquestal en Argentina. En su catálogo destacan nueve óperas presentadas en importantes teatros de América Latina y Europa. Producciones recientes incluyen el estreno de la versión con orquesta de Domitila en el Centro Cultural Belém de Lisboa, Piedade, Candinho, y Devoção. João Guilherme Ripper un probado músico discípulo de Henrique Morelenbaum, Ronaldo Miranda y el alemán Helmut Braunlich. Es dueño de un lenguaje de carácter ecléctico y sabio que le ha permitido componer una gran variedad de obras en todos los géneros. Domitila se estrenó en Río de Janeiro en el año 2000. Según el compositor y autor del texto João Guilherme Ripper, el romance escandalizó a la corte brasileña, dio que hablar en Europa y fue un problema político en Brasil y Portugal. La estructura dramática se conforma partir del intercambio de intensas cartas entre los amantes. Según Ripper
El contenido de la correspondencia es variado y refleja la complejidad de la situación, complicada aún más por la vigilancia de una corte en apariencia permisiva, pero conservadora en sus decisiones. La mayoría de las cartas que han llegado hasta nosotros fueron escritas por don Pedro I y guardadas por Domitila. Gran parte de las enviadas por ella se perdieron o se destruyeron tras la muerte del emperador. La primera recopilación se publicó en 1896, tras la muerte de la marquesa. En 1984, Nova Fronteira editó Cartas de Pedro I à Marquesa de Santos, el libro que me ha servido para la redacción del libreto. La ópera sigue el viaje interior del personaje hacia el centro de su pasión. Es el último día de su partida y se encuentra con las cartas abandonas en baúles y desperdigadas por el suelo. He organizado las cartas según un planteamiento dramático, en vez de hacerlo cronológicamente, y he creado textos para los recitativos. Las primeras cartas son desenfadadas, divertidas, llenas de humor y picardía. Pedro las firma en tono jocoso como Fuego, fueguito y el Demonión, pero también expresa sus celos, como queda de manifiesto en la segunda carta: ¿No será que le tienes a alguien más afecto que a mí? LA PARTITURA Ripper desvela los secretos de la partitura en la que ha intentado una relación entre música y palabras Las palabras no se ajustan a ninguna métrica poética. La tesitura vocal de la solista toma como modelo la de la soprano Ruth Staerke, que representó el papel en el año 2000 y a quien está dedicada la obra. No existe un estilo musical único sino que Ripper ha utilizado ritmos brasileños de origen africano, como el maxixe y el lundú, combinándolos con géneros de la música europea, como la sonata en trío o el aria, para evocar el mestizaje cultural que se produjo durante los siglos XVIII y XIX en Brasil. La breve cuarta carta (Ay, amor mío de mi corazón) se canta como un choro, un género musical popular que, en realidad, no se oiría por las calles de Río de Janeiro hasta las primeras décadas del siglo xx. Sin embargo, el carácter jocoso de la carta y la presencia del clarinete en el trío instrumental me llevaron a sacrificar la cronología histórica en aras de la expresión artística. El lundú, que ya se oía en la época en que transcurre la historia, se encuentra presente en el interludio pianístico, que se escucha en la transición entre las cartas octava y novena. El lenguaje armónico es ecléctico. Como en todas mis óperas, empleo diferentes técnicas en función de las necesidades del transcurso dramático. Predominan los pasajes tonales, aunque también me he valido del atonalismo serial en pasajes de mayor tensión, como en la décima carta, No carecían de sentido los consejos que te envié. La parte instrumental está confiada al piano, el clarinete y el violonchelo. En 2022 el propio Ripper creó una versión con orquesta sinfónica para el Centro Cultural de Belém, en Lisboa, donde se estrenó con motivo de las celebraciones del bicentenario de la independencia de Brasil. NICOLA BELLER CARBONE, soprano y directora de escena
Nicola Beller Carbone (n. en 1964 en Mannheim, Alemania) criada en España, estudió Arte Dramático y Canto. En sus 30 años de carrera abunda el repertorio operístico del siglo XX: Salomé, Wozzeck, Lady Macbeth de Mtsensk o Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny. Actualmente se le considera especialista en la Segunda Escuela de Viena y el repertorio contemporáneo. También se ha movido como bailarina, instrumentista y actriz, disciplinas que ha incorporado a sus interpretaciones operísticas. En el Teatro de la Zarzuela ha cantado: El caballero de Olmedo (CLICK), Marie (CLICK), El Gato Montés (CLICK), La Villana (CLICK), La Gran duquesa de Gerolstein (CLICK), Pepita Jiménez (CLICK). Fundadora de LIBERAinCANTO (clases magistrales para cantantes), en los últimos años ha combinado su carrera con la docencia, con cursos en diversos países y como profesora del Opernstudio de Múnich. Otra de las facetas en estos últimos años ha sido la dirección escénica, y cuenta con diversos proyectos. El último de ellos es Domitila. Para Nicola lascartas de Pedro a Domitila funcionan como una radiografía sentimental, psicológica, social e histórica, Se presentan como imágenes fragmentadas, partes de un todo enigmático y completo. Domitila reacciona ante los más mínimos cambios de humor de su amante cuando lee/canta incrédula las cartas y las notas, pero aún se siente presa de sus palabras, como si los renglones escritos fueran grandes cuerdas que la rodean
En la escenografía de esta producción, Nicola Beller Carbone ha materializado las ataduras que condicionaron el romance a través de las cuerdas. Al iniciarse el espectáculo estamos en un escenario teatral a medio montar. Un pianista interpreta una pieza instrumental para su pareja. Ambos, envueltos en un abrazo sin fronteras entre el tú y el yo, se desvanecen gradualmente hasta la enajenación. En ese preciso instante, irrumpe un bosque de cuerdas, transportándonos al mundo de las cartas escritas por Pedro y leídas por Domitila. Esa atmósfera de piano bar es el epicentro donde convergen todas las ataduras, al tiempo que adquiere múltiples significados: la cuerda umbilical, el púlpito sacerdotal, las rejas de una celda o las tablas de un cabaret, pero también el escaparate del narcisismo o la plaza del empoderamiento. En este espacio se incluyen tres músicos: piano, clarinete y violonchelo, los cuales simbolizan la corte, la familia y los observadores. Se transforman en antagonistas, comentaristas, críticos y cómplices, reflejando y expresando la complejidad de la relación entre Domitila y el emperador. Expandiendo el lienzo sonoro, estiramos el tiempo dilatando el ámbito temporal y amplificando el universo interno de Domitila. Los instrumentos musicales se convierten en extensiones de ella misma, explorando nuevas texturas y matices: objetos que acarician las cuerdas del piano, el clarinete susurrando con sonidos trémolos, el violonchelo haciendo vibrar su caja con percusiones de dedos. Nos sumergimos así en el presente, deteniéndonos en el instante previo al comienzo, donde el tiempo se suspende y revela nuevos significados, dirigiendo nuestra atención hacia esta anacrusa congelada con una mirada introspectiva y atenta. Domitila, atrapada en ese bosque de cuerdas, a la vez amenazadoras y estabilizantes, se revela como un oráculo, murmurando como la Madre Tierra sobre los roles impuestos. Está rodeada de objetos aparentemente sin sentido, que expresan la diversidad del ser humano. Por decirlo con las palabras del psicólogo Richard C. Schwartz en su libro No hay partes malas: “Todos nacemos con muchas submentes o partes. Estas partes no son imaginarias ni simbólicas. Son individuos que existen como una familia interna dentro de nosotros, y la clave de la salud y la felicidad es honrar, comprender y amar cada parte”. A través de las cartas que intercambiaron, Domitila revive los momentos más significativos de su romance prohibido, dando vida a una serie de personajes a través de un monólogo que, en realidad, se convierte en una polifonía de voces. La soprano, que interpreta a Domitila, también da voz a Pedro, el amante y emperador, creando un diálogo interno que refleja la complejidad de sus emociones y la lucha entre el deber y el amor.
La producción cuenta con la dirección escénica de Nicola Beller Carbone, la dirección musical de Borja Mariño y la música de Ana Quintans (soprano), Irene Martínez Navarro (clarinete) y Esteban Jiménez (violonchelo).
FUNCIÓN PRECIO
Título: Domitila (Ópera de cámara) EQUIPO TÉCNICO FUNDACIÓN JUAN MARCH Intérpretes:
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Domitila. Ripper. Beller Carbone. Opera. F.March.
