El Vizconde, de Barbieri, dirigida por Osorio y Ortega

– La Fundación Juan March rescata dos zarzuelas inéditas estrenadas hace 150 años y caídas en el olvido, en una nueva coproducción de la Fundación Juan March, el Teatro de la Zarzuela, el Teatro Mayor de Bogotá y el Teatro Metropolitano de Medellín
– A partir del 24 de septiembre, cuatro representaciones en la Fundación Juan March estrenarán en tiempos modernos dos obras de Francisco Asenjo Barbieri: El vizconde”y Gato por liebre”. Las dos obras se funden en un juego escénico en el que el género chico adopta los códigos de la telenovela de los años 70, en el formato Musical de Cámara
– Esta producción cuenta con la dirección de escena de Alfonso Romero y la dirección musical de Miquel Ortega y con un reparto constituido por cantantes que doblan personajes: Irene Palazón (soprano), Blanca Valido (contralto), Juan Antonio Sanabria (tenor), César San Martín (barítono).

FOTO: FUNDACIÓN JUAN MARCH
IRENE PALAZÓN / JUAN ANTONIO SANABRIA
FOTO: FUNDACIÓN JUAN MARCH

Miguel Ángel Marín, director del Programa Musical de la Fundación Juan March desde 2009, ha programado, conjuntamente con el Teatro de la Zarzuela, el Teatro Mayor de Bogotá y el Teatro Metropolitano de Medellín, un espectáculo de género chico formado por dos títulos estrenados con éxito en la década de 1850: la zarzuela cómica “El vizconde” y el entremés lírico-cómico “Gato por liebre” a través del formato Teatro Musical de Cámara. Está fórmula nació en el 2014 gracias a un “entente” entre el Teatro de la Zarzuela y la Fundación Juan March con la pretensión de ofrecer al público madrileño y a otros públicos títulos señero del repertorio de Ópera de Cámara que no tienen suficiente presencia en los teatros españoles en general. Miguel Ángel hace hincapié en que, aunque ahora se ve como natural venir al Teatro del a Zarzuela a presentar este proyecto de género chico hay que recordar

JUAN ANTONIO SANABRIA / IRENE PALAZÓN / CÉSAR SAN MARTÍN
FOTO: FUNDACIÓN JUAN MARCH

“El vizconde” y “Gato por liebre” , históricamente, se sitúan en ese momento en que se está fraguando, con frenesí, lo que llamaremos “género chico”, y también es el momento en que se inaugura el Teatro de la Zarzuela, 10 de octubre de 1856. Con anterioridad había nacido el Teatro por horas, lo cual obligó a dramaturgias, salas y compañías especializadas en el teatro breve. Todo ello cristalizó en el conocido como género chico: obras divertidas en un acto, cuya representación no superaba la hora de duración. “El Vizconde” de 1855 y “Gato por liebre” de 1856, son dos títulos que en esta ocasión forman un todo, y según Miguel Ángel precisa que

El ”Gato por liebre” se hizo en versión de concierto hace unos 10 años, pero ni de esa obra ni de “El Vizconde” hubo una representación escénica. Por lo tanto, hay que hablar de ”recuperación”, término fundamental en el trabajo del Teatro Musical de Cámara.
Otra singularidad, con motivo de esta representación, es que el Teatro Musical de Cámara ha ideado una doble producción.

BLANCA VALIDO / IRENE PALAZÓN / CESAR SAN MARTÍN / IRENE PALAZÓN / JUAN ANTONIO SANABRIA
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Esto supone un poco más de trabajo para todos, pero abre las puertas a lo que Miguel Ángel denomina

MIQUEL ORTEGA / ALFONSO ROMERO
FOTOS: FUNDACIÓN JUAN MARCH

Miquel Ortega es asiduo colaborador con el Teatro de la Zarzuela y con sus proyectos. Otro enlace habitual suyo es con Colombia, país con el que ha colaborado en más de una ocasión. Ante este nuevo proyecto, Miquel destaca la figura de Barbieri.

IRENE PALAZÓN / BLANCA VALIDO
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“Gato por liebre”, Miquel la considera una obra muy ligera y corta, ya que tiene sólo cuatro números musicales.

Miquel precisa que, aunque se trata de dos obras cortas, no hay que confundir su género con el que se acuñará después, género chico.

Alfonso Romero se encarga de la dirección de escena. Para ello ha contado con un equipo creativo que ha tenido que enfrentarse a un reto difícil. Ellos son: Rosa García Andújar que ha diseñado el vestuario; Félix Garma, en el diseño de iluminación; y Carolina González en la escenografía. Según Alfonso, la categoría de reto se debe a que

El género chico, a nivel de representación, comenzó a plantear problemas cuando decayó el Teatro por Horas (1868 – 1910). Aquellas piezas nacieron con la duración de menos de una hora, y sus formas teatrales, siempre de carácter musical, eran varias: sainete, juguete cómico, zarzuelita, revista, parodia y opereta; todas ellas de carácter cómico y tono ligero. Su espacio de exhibición se inició en el Café-teatro, y salones. Ante el éxito obtenido se pasó al Teatro al uso. Cuando en 1910 el Teatro por Horas se hundió en el pasado, las compañías de zarzuela se encontraron con la dificultad de la corta duración. La zarzuela tradicional exigía una hora y media o dos horas. Se inventó el programa doble, cuando se representaba el género chico. Los directores de escena se quebraban la cabeza para justificar por qué se unía “estos dos títulos”. Similitud de contenidos o de estilo musical; piezas del mismo compositor; homenajes de los cantantes; inclusión de números musicales del mismo autor, pero de otros títulos…Prolongar la historia de un título con la de otro título, manteniendo los mismos personajes como José Carlos Plaza conjuntó “Los amores de la Inés” y “La Verbena de la Paloma” (click) etc. En esta ocasión Alfonso Romero ha ideado otra solución. Se encontró con que le habían pedido un programa doble, dos títulos sin solución de continuidad.

IRENE PALAZÓN / JUAN ANTONIO SANABRIA / CESAR SAN MARTÍN / JUAN ANTONIO SANABRIA
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La máquina de pensar de Alfonso comenzó por un análisis dramatúrgico.

“Gato por liebre” trata de dos señoras de alta alcurnia, una baronesa y una condesa, con bastantes años de edad. La baronesa está obsesionada por seguir viéndose guapa y sin arrugas. A la condesa, que está de vueltas de todo, le da igual una arruga más o menos. Las dos añoran aquellos tiempos en los que la nobleza y la hidalguía tenían un valor.

Al tener que entrar y salir los mismos personajes, por ejemplo, la que hace de Baronesa se convierte en Don Alfonso, descendiente directo de El Cid.

IRENE PALAZÓN / BLANCA VALIDO / JUAN ANTONIO SANABRIA / CÉSAR SAN MARTÍN
FOTO: FUNDACIÓN JUAN MARCH

Aparte de todo este cambalache escénico, entra otra componente: el travestismo.      

Alfonso Romero sale al quite de las dificultades que el escenario de la Fundación Juan March, puede tener al ser, fundamentalmente, una Sala de Conciertos, como se ha excusado Miguel Ángel Marín.
Esta limitación la Fundación la suple con su buena fe, su buena voluntad, su esfuerzo y con todo el quipo de la Fundación. Nosotros que pasamos de teatro en teatro y sabemos lo que es encontrar un teatro en que todo es “¡NO!, en La Fundación todo es “¡SÍ!, vamos a intentarlo” o “Veremos”. Es tan bonito llegar a un Teatro o a un Auditorio y todo es ¡SÍ! y pro ayudar. 

Todo ese trasiego de escenarios, travestismo, identidades y ritmo acelerado del espectáculo lo tienen que sufrir o degustar los cantantes. Ellos son: Juan Antonio Sanabria (tenor), Irene Palazón (soprano), Blanca Valido (contralto), César San Martín (barítono)

JUAN ANTONIO SANABRIA / CÉSAR SAN MARTÍN
FOTOS: FUNDACIÓN JUAN MARCH

JUAN ANTONIO SANABRIA, tenor, Condesa y Rodrigo
Juan Antonio Sanabria, tenor, aclara el equívoco de “género chico” como género menor. Ya el compositor Camille Saint-Saëns al ver una representación de “La Gran vía” exclamó sorprendido “¿Y a esto le llaman Género Chico?”
El género chico, en este caso, no desmerece para nada, yan o de cualquier zarzuela importante, sino de cualquier ópera. Nosotros, los cuatro cantantes, ya hemos cantado mucho, y creo que un proyecto así se lleve a cabo y salga bien, es el compromiso del artista, no solo con su personalidad propia, sino con la versatilidad que es muy importante. Muchas veces los cantantes se quejan “Es que esta posición…” ¡No!, tenemos que comprometernos, sobre todo, con el personaje, en este caso con ambos personajes, lo cual lleva una complicación doble. También con la escena, porque de lo que se trata es de que el publico que viene a vernos se divierta, se emocione, se entristezca… Para mí esto está siendo un viaje, no sólo divertido sino fantástico porque me siento muy arropado, muy bien guiado, y, sobre todo, agradezco a la Fundación Juan March y al Teatro de la Zarzuela por haber contado conmigo nuevamente, en un proyecto totalmente diferente, que era “El caballero avaro” (click) de Rachmaninov.

CESAR SAN MARTÍN, barítono, Don Alfonso y La Baronesa
En estos últimos años el barítono César San Martín ha cantado frecuentemente en el Teatro de la Zarzuela, por lo tanto, es de sobras conocido. En su curriculum priva el canto operístico, con éxito, pero ello no impide que debido a su amor por la zarzuela intervenga asiduamente cantándola y propalando su valor lírico. En esta ocasión estos dos títulos le son desconocidos.
No las conocía, ni había leído los libretos nunca. Nada de nada. Cuando Miguel Ángel me llamó y nos enviaron los libretos y los leí, me parecieron muy divertidos. Mi amor por la zarzuela es porque yo, de pequeñito, mis padres, trabajaban los dos y me dejaban en casa de mis abuelos. Yo, hasta los tres años, pasé todos los días en casade mis abuelos. Me acuerdo, con mis piernecitas colgando, asomado al balcón mirando por la ventana cómo pasaban los coches y mi abuelo escuchando música y leyendo el periódico. Cuando entré en la Escuela de Canto a estudiar, y empecé a oír zarzuela, lo que yo creía por primera vez, me “retrotajo” a aquellos años maravillosos. Entonces, para mí, salir al escenario a cantar zarzuela es recordar a mis abuelos. Es una vinculación maravillosa. Es algo que llevo con muchísimo cariño ¿Zarzuelero?, y a mucha honra. Me parece algo precioso.
Aterrizando en estos dos títulos desconocidos, César piensa que el público
no va disociar entre un personaje y otro, como decía Irene, porque los disociados ya somos nosotros. Yo interpreto a Don Alfonso y a la Condesa. Don Alfonso es un señor, descendiente de los Guiobares. Tiene un hijo que no siempre sigue los pasos, y tiene siempre que parecer que hace las cosas. La Condesa es otra cosa. Yo agradezco no tanto estar en la producción, sino la cuota de gimnasio que todos nos hemos ahorrado (risas) por los cambios superrápidos. Hacer un “click” en la cabeza para pasar de un personaje a otro es una locura. Siendo zarzuela, yo encantado. El tema de los textos es más complejo, porque es en verso. No puedes decir “aquí algo parecido”, porque en muchas ocasiones no cuadra.

IRENE PALAZÓN / BLANCA VALIDO
FOTOS: FUNDACIÓN JUAN MARCH

IRENE PALAZÓN, soprano, Cecilia y Vizconde
Irene Palazón confiesa que el cantar y hablar y moverse es una dificultad añadida.
Los libretos tienen mucho texto. La colocación de la voz no es la misma en el cantando que en el hablado. Creo que los cuatro nos hemos adaptado muy bien, ya que tenemos muchas ganas de hacerlo y enseguida hemos entendido el ritmo de Alfonso, y lo que nos quería transmitir y la comicidad de las obras. Es un reto, pero lo estamos sacando adelante con mucha alegría y mucho compromiso. Al público le va a encantar. Musicalmente son unas obras que tienen una complejidad que a priori no te esperas. Unos concertantes con tintes rossinianos complicados. Barbieri con esos giros musicales está haciendo guiños a la comicidad del libreto. Por otro lado, los dos libretos, Alfonso los ha fusionado tan bien y con tanta comicidad, que cuando el público salga de la función nunca va a poder disociar “Gato por liebre” de “El Vizconde”. Es un todo con sentido.

BLANCA VALIDO, contralto, Doña Elena y Serafín.
Blanca Valido destaca como primordial el equipo de este montaje. Es la primera vez que canta en la Fundación Juan March, en la que se siente “superagusto”.
No saben lo importante que es, imagino en todas, en una carrera como ésta y en un proyecto como éste, cómico, encontrarse con un equipo de compañeros tan fantástico, que te lo pone todo fácil, esa seriedad que, a veces, conlleva nuestro trabajo como es la letra. Cuando hay una equivocación, cuando hay que reírse, para que funcione lo cómico. Tengo que agradecer tener unos compañeros tan fantásticos.
A nivel de estructura teatral Blanca lo sitúa en
Esa especie teatro ambulante, como Rossini daba a muchas de sus obras, y, sobre todo, el entretenimiento. Asombra cómo se puede con una música tan compleja como ésta crear algo tan sencillo, tan “entendible”. Hay obras en verso que son complejas, pero no es el caso. Se va a entender todo. Nos reímos muchísimos entre nosotros y de nosotros mismo, y creemos que va a funcionar muy bien.  
Blanca se mueve en el registro de mezzosoprano, y aunque ha cantado “El barberillo de Lavapiés” en el papel de Paloma, y otros Barbieri, en esta ocasión se sorprende en lo referente a la tesitura.
Para una “mezzo” la voz es bastante aguda, a pesar de que pone contralto en la partitura. A veces estoy junto a la soprano. Para mí ha sido un poco complejo, pero, al final, está tan bien escrito que es bastante cómodo. Una de las dificultades es que no hay referencia sonora anterior, y no se puede ira a consultarle para ver cómo lo hizo tal o cual. Aquí estamos nosotras. Lo creamos, pero siempre está la duda: “¿Funcionará? ¿Lo estamos haciendo bien?”
El personaje que interpreta Blanca es la duquesa, Doña Elena, basada en el cuadro de Goya de la Duquesa de Alba y Serafín.
A la duquesa Doña Elena la interpreto en “El Vizconde” y a Serafín en “Gato por liebre”. Doña Elena es esa niña de posibles, con su enamorado, el Vizconde, y Serafín, un señor chulito.

FOTO: TEATRO DE LA ZARZUELA

La Fundación Juan March en todos sus proyectos no olvida la dimensión pedagógica, de ahí que las funciones contemplen la asistencia de colegios e institutos.

José Ramón Díaz Sande
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