Cris Balboa está sola en escena con su sinte (sintetizador electrónico musical) y “acojonada”, tocando un sintetizador Roland vestida por Gloria Trenado, en un espacio con moqueta roja intervenido artísticamente por Mauro Trastoy, con luces de neón y flúor firmadas por Laura Iturralde y con el espacio sonoro diseñado por la propia Cris Balboa con el sonido de Óscar Villegas. Ella misma, autora, intérprete y directora intenta explicar este espectáculo que bebe del teatro, del perfomer y que termina siendo catalogado como “teatro musical”.
Hago de una tía muy nerviosa que se va a enfrentar a algo muy heavy. No hay nada heavy en mi selección musical, pero intento ser un poco punkarra porque eso siempre es aplaudido en las performances. Pienso en lo punki y solo veo al tío con cresta que se me quedaba mirando siempre en el Maycar. Estoy en escena sola sin cresta y queriendo que la gente diga: “esta tía es muy punki”. Los punkis que he conocido no reciclaban, tiraban los pitillos al suelo y llevaban pantalones apretados con cadenas. A mí me gustan los pantalones flojos tipo slouchy y reciclo hasta mi regla, así que renuncio definitivamente a ser punki. Imaginaos que empiezo excusándome como cuando vas a hablar en inglés y dices sorry for my english, porque esto que me propongo es muy difícil. Entonces, imaginaos que yo lo sé y que vosotras lo sabéis, pero todas somos muy educadas y asumimos que puede darse el acontecimiento, y deseamos que suceda algo y que no nos entre el sueño. Objetivo principal: que mi audiencia no se duerma. El objetivo podría ser que el público saliera de verme con ganas de bailar y eso ya me gusta más. Que digan: “salí de ver la movida esa de Roland mon amour con ganas de partir la pana y super concienciada”. Roland mon amour nos presenta el absurdo cotidiano, en este caso de ser artista gallega, en la búsqueda de un diálogo generacional donde la palabra, la acción, la danza, el audiovisual y la música conviven en el escenario. ALBERTO CORTÉS, LA VISIÓN DESDE FUERA
Cris Balboa ha escrito la dramaturgia con la asesoría del director de escena, dramaturgo y performer Alberto Cortés. Iniciar esta coautoría vino por dos carriles: uno el que Cris admiraba el singular trabajo de Alberto, y otro una invitación de Cris a su casa de Galicia. Vi sus obras me fliparon y me dije “Quiero que me acompañe este chico”. Alberto precisa que su función en este espectáculo ha sido acompañar a Cris desde una mirada externa Se trataba de que Cris tuviese otra visión desde fuera, y también generar un espacio de contundencia, de coherencia, de orden…Cosas que tienen que ver con cómo generar el artefacto escénico que ella tenía en su cabeza. Llega un momento en que el texto está superhecho, superescrito, editado, y es más bien como poner en marcha el artefacto escénico que levante ese texto. Las ideas y visiones de Cris se fueron consensuando. Es un proceso de acercar las ideas mediante un diálogo. Ha supuesto también un rebote de sus propias ideas. A veces un rebote que no quería escuchar (risas de Cris). Cris añade que se trataba sobre todo de de entender que nosotros trabajamos por proceso, no trabajamos sobre una visión muy definida de lo que yo quiero. Cuando comencé a pensar en el espacio ya estaba inmersa en la producción de Roland. No lo estuve pensando. Dijimos por aquí, por allá y al final decidimos que me interesaba una intervención artística en el espacio más que un concepto escenográfico al uso. “Necesito estas cosas, pues hazme estas cosas”. Es un proceso de diálogo – interviene Alberto. Mi función es ese rebotar en el espejo, porque Cristina estaba haciéndolo sola y es necesario que venga alguien de fuera a confrontar el espectáculo es un trabajo intenso. Ambos nos hemos generado nuestros propios caminos desde lugares periféricos. No se ha generado nunca desde el Centro, ni desde Madrid, sino que el camino empieza desde las periferias, ella en Galicia y yo en Andalucía, y han sido caminos de cómo generar discurso sobre la investigación escénica, sobre la contemporaneidad, sobre las prácticas que cada uno quería desarrollar en lugares donde, aparentemente, no había un contexto que potenciase ese lugar. Sí que es verdad los recorridos desde donde trabajamos cada uno con el territorio nos ha unido bastante. Luego nueestros actos son diferentes, no se parecen tanto, pero sí hay un latir de la forma, de cómo generamos, de cómo nos relacionaos con las periferias y los centros, que hay un punto similar.
En este dispar en los caminos de arranque se llegó a un interés común También hay cosas que nos interesan a los dos, hay mucha musicalidad en nuestros textos. Alberto tiene, quizás, un lenguaje más poético desde otra relación con el texto, pero yo me siento muy identificada cuando veo sus piezas por el tratamiento que hace de los ritmos, de lo sonoro, de cómo mezcla los materiales, y se nota muy bien de cómo trabaja esos materiales, esas dramaturgias más convencionales y con un trabajo de proceso que yo también me siento identificada. Alberto y Cris destacan que hay mucha oralidad, ambos hablan muchísimo, pero también existe la conexión con el propio cuerpo. El cuerpo se va generando a través de esos materiales: lo sonoro y la palabra. TEATRO MUSICAL Cris aclara lo que es Roland mon amour Se está convirtiendo en una pieza de teatro musical, donde juego con el texto que escribí en las residencias dramáticas del CDN, hace dos años, y el material sonoro que ha ido generando, a partir de ese texto y de otras sensaciones que me producían, el hecho de llevar al público a una suerte de celebración. Entonces los materiales que está muy presentes en Roland mon amour, es, sobre todo el texto y la música, pero hemos introducido en este montaje, la textura. Por ejemplo, la instalación de Mauro Trastoy dictada por el espacio en el que se iba a representar. Entonces el material textual, el material sonoro y el material plástico, aparte del físico, el corporal y el movimiento, son los que generan este lugar que es Roland, que va desde lo performativo, con una teatralidad que genera el ritmo, la sonoridad del texto más que los sentidos que el texto propone. Para mí, el texto ya existe como un ente, que es el texto escrito y que cada cual lo puede leer y llevarse una idea como quien lee un libro narrativo. MAS ALLÁ DE LA SIMPLE NARRATIVIDAD, El intento de Cris con Roland mon amourva más allá, pues se desenvuelve en un lugar de más emocional y de sensaciones que le simple narratividad. Imaginé los capítulos de Roland como si fueran los capítulos una noche de fiesta. Entonces el tema de la luz que lo lleva Laura Iturralde está muy pensado en cuanto viene la duda de esto ¿puede ser un teatro o un garito? Quiero que el público se sienta como “aquí estamos celebrando algo” Este lugar está vestido de fiesta para hacer un alegato de mis dramas personal, porque es un texto de autoficción donde relato toda mi relación con la escena, como artista galega, y de un camino muy duro y muy pedregoso, de como estar empezando, y que sigo empezando cada año. Para mí la Celebración es estar en un sitio como el María Guerrero, presentando un trabajo muy personal que siempre está en fricción con las propias ideas de lo que es el teatro. Es celebrar que voy a estar aquí un mes de temporada y ver cómo hago para que esto no sea “mis bolos precarios”, en los que voy con un sinte o mis cuatro cosas y monto mi “show” y luego me voy a mi casa. Esto va a ser un mes, mi casa un mes. ¿Cómo consigo que eso también esté presente en la idea de espacio escénico? ¿Cómo me arropo de este espacio y cómo lo transformo en un lugar de teatro, performer…? No se sabe. MIS PROYECTOS SE HAN RELACIONADO En solfa Cris pone eso de “ser una artista gallega” y el espectáculo, de soslayo, refleja o denuncia tal condición. Ser una artista gallega es casi no ser. He sentido siempre que todos mis trabajos artísticos se han quedado en el limbo. Siempre busco lugares liminares, y este caso hay una furia muy grande en el texto, que es El texto de la artista galega, donde yo presento de una forma con bastante humor, creo, donde están los males endémicos de ser artista de Artes Vivas en Galicia y en muchas otras partes en España, pero yo hablo de mi contexto, un contexto muy precario, donde casi no hay tenido para propuestas contemporáneas, y done sobrevivir y dedicarte a esto lo sientes como una maldición, porque a nivel vital yo nunca he vivido de un trabajo artístico. He tenido proyectos y se han ido relacionando con mi estado económico, y cuanto más pequeños y precarios eran esos proyectos, a nivel emocional, intuitivamente, estaban muy cargados de otras cosas. Me he hecho una focalizadora de lo cotidiano. Y ahí encuentro los grandes temas de siempre: el amor, el deseo, la precariedad o el hecho de ser artista. En lo pequeño está la visceralidad, cómo nos sentimos en nuestro día a día, nuestra relación con los demás. UNA CONTRADICCIÓN EN GALICIA Cris no puede menos de lamentarse popularmente de haber nacido artista Me “cago” bastante de ser artista galega. No obstante, también hay mucha contradicción en el texto, ya que juego con el apego a una cierta forma de vida, de ser galega: comer y beber bien, tener tiempo y calidad de vida, cosas que no te da la ciudad; pero luego está la parte oscura, la vida cultural en Galicia deja mucho que desear, hay mucha desatención, hay un vacío, desde la crisis económica a mis 40 años, que ha sido un páramo muy grande a nivel creativo. Estamos doloridas las artistas. Tenemos una pena, se nos han pasado los años; se nos ha pasado la juventud intentando luchar por un camino creativo un poco diferente al convencional. No digo que tenga que ser espectacular, pero sí un camino, un poco, en los márgenes. Para paliar el lamento añade Todo eso desde el humor, desde la empatía.
FUNCIÓN PRECIO Título: Roland mon amour
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